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Barack obama en Europa

Washington refuerza la Alianza en el Este

EE UU promete ampliar su compromiso militar con el flanco oriental de la OTAN

Obama aterriza en Polonia para calmar la tensión con Rusia.Foto: reuters_live
Marc Bassets

El presidente Barack Obama cree que lo peor de la crisis en Ucrania ha pasado y que las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea a Rusia han funcionado. Pero persiste la desconfianza ante posibles nuevas acciones del presidente ruso, Vladímir Putin, en la región. Para aliviar la inquietud de los vecinos de Rusia tras la anexión rusa de la región ucrania de Crimea y la inestabilidad en Ucrania, Obama ofreció ayer a los países de Europa central y oriental —que entre el final de la II Guerra Mundial y 1989 vivieron bajo el dominio de Moscú— una iniciativa que reforzará la presencia militar norteamericana en el flanco oriental de la OTAN.

“Reconstruir la confianza requerirá un tiempo”, dijo Obama en una rueda de prensa en Varsovia junto al presidente polaco, Bronislaw Komorowski. “Mientras tanto, estaremos preparados para cualquier contingencia que pueda ocurrir si el señor Putin sigue con sus estrategias para desestabilizar a sus vecinos”, añadió. En sus reuniones con los líderes polacos y con los jefes de Estado y de Gobierno de los antiguos satélites soviéticos —países que vuelven a sentirse amenazados— el mensaje del presidente de EE UU fue idéntico: el poderío militar de la primera potencia mundial está a su servicio. El mismo mensaje se dirige a Putin.

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“Diría que ahora la atmósfera se ha relajado un poco”, dice, en una entrevista telefónica, Aleksander Smolar, presidente de la Fundación Stefan Batory en Varsovia. “Pero quedan los problemas estructurales: el problema del comportamiento de Rusia”, avisa. “Vista la historia de Polonia —los largos periodos de guerra y ocupación rusa, el reparto de Polonia durante 123 años entre Rusia y Prusia y Austria-Hungría, y el pacto Molótov-Ribbentrop en 1939— es comprensible y natural que haya una sensibilidad mayor que en los países de Europa occidental en lo que se refiere al peligro ruso”.

Varsovia es la primera etapa de un viaje de Obama que también le llevará a Bruselas y Francia, y que marca el regreso de Europa como preocupación fundamental de Estados Unidos, tras años de desinterés en los que este país ha intentado un giro hacia Asia. La reorientación no se ha aparcado, insiste la Casa Blanca, pero tras las acciones de Putin en Ucrania el Viejo Continente es de nuevo una prioridad.

La visita coincide con el 25º aniversario de las primeras elecciones parcialmente democráticas en Polonia, que dieron la victoria al movimiento Solidaridad y aceleraron el fin del dominio de la URSS en Europa central y oriental. El presidente de Estados Unidos, acusado de descuidar los derechos humanos en favor de la realpolitik, pronunciará el miércoles un discurso con ocasión de este aniversario.

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Obama llega a Polonia para abordar la relación con Rusia.Foto: reuters_live

Tras la caída del bloque soviético la amenaza rusa parecía disipada. “Ahora”, lamenta Smolar, “cuando vemos que, por primera vez desde la guerra Rusia vulnera los fundamentos del orden europeo, que son las fronteras, podemos preguntarnos: con este Kremlin, con un Putin que tiene esta ideología de nacionalismo exacerbado que llevábamos años sin conocer, ¿qué puede llegar a ocurrir?”

El plan, que debe aprobar el Congreso de EE UU, prevé un gasto adicional de mil millones de dólares (730 millones de euros). La iniciativa militar de Obama contempla un aumento de los ejercicios, el entrenamiento, el equipamiento y la presencia de norteamericanos en los países de Europa central y oriental. También refuerza la presencia de la Armada de Estados Unidos en los mares Negro y Báltico. E incluye la promesa de una mayor cooperación y un compromiso para ayudar a mejorar la defensa de Ucrania, Georgia y Moldavia, países que no pertenecen a la OTAN y que Moscú considera en su esfera de influencia. El tratado de la OTAN obliga a Estados Unidos en la defensa de sus miembros —entre ellos, Polonia y los países bálticos— ante un eventual ataque ruso, pero el paraguas aliado no incluye a Ucrania, que no es miembro de la organización.

En la rueda de prensa, Komoroswski describió la iniciativa como un gesto típico de contención, la doctrina que EE UU puso en práctica tras la II Guerra Mundial para frenar a Moscú. “Es una repuesta importante que se analizará y evaluará como un elemento que desanimará a Rusia a la hora de seguir con la política de presión y agresión contra los vecinos situados al este de sus fronteros”, dijo.

La iniciativa militar de Obama contempla un aumento de la presencia de norteamericanos en los países de Europa central y oriental

Las sanciones, según Obama, han permitido aislar a Putin y celebrar las elecciones del 25 de mayo. Putin ha empezado a retirar las tropas estacionadas cerca de la frontera con Ucrania. Ahora, argumentó el presidente, debe reconocer el resultado de las elecciones ucranias y “ejercer su influencia” sobre los milicianos prorrusos del sur y el este de Ucrania para que cesen la violencia.

La iniciativa excluye la construcción de bases o un despliegue masivo de tropas. Tampoco prevé la ayuda militar directa que el Gobierno ucranio ha pedido. Obama se reune el miércoles con el presidente electo de este país, el magnate Petro Poroshenko.

Lo anunciado en Varsovia supone reforzar medidas que EE UU ya ha adoptado en los últimos meses como respuesta a la inestabilidad en Ucrania, como el envío de 600 paracaidistas. Pretende ser un gesto fuerte tras unos años de distanciamiento entre la Administración Obama y los países de la “nueva Europa”, según la terminología de la Administración Bush en los años de la guerra de Irak.

La crisis de Ucrania, que estalló en febrero, lo ha cambiado todo. La idea de que EE UU podía desentenderse de Europa —donde todavía tiene a 67.000 militares— para centrarse en Oriente Próximo y Asia, ha quedado archivada. El presidente Obama regresa.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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