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50 milicianos españoles combaten en Siria contra las fuerzas de El Asad

El semillero de yihadistas se encuentra en Ceuta, Melilla, Barcelona y Madrid

Uno de los supuestos islamistas detenidos en mayo pasado en el aeropuerto de Melilla. / Blasco de Avellaneda (Reuters)
Uno de los supuestos islamistas detenidos en mayo pasado en el aeropuerto de Melilla. / Blasco de Avellaneda (Reuters)

Cuarenta y ocho presuntos islamistas han sido detenidos en España en los últimos tres años: 36 por la Comisaría General de Información y 12 por el Servicio de Información de la Guardia Civil. Todos los arrestados son hombres, con edades comprendidas entre 17 y 40 años, muchos de ellos trabajadores en paro o con empleos precarios. Por ejemplo, el recientemente detenido Benaissa Laghmouchi Baghdadi, presuntamente el primer combatiente español retornado de Malí, subsistía gracias a un carrito con el que vendía hamburguesas y bocadillos a en las calles de Melilla.

Un indicador del riesgo del yihadismo en España es el hecho de que al menos 50 yihadistas salieron de España a Siria para luchar contra el régimen de Bachar el Asad desde que estalló la guerra civil en 2011. El dato lo facilitó el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, en la Conferencia que hace una semana congregó en Granada a delegaciones de 33 países, a representantes de Interpol, Europol y a diversas agencias de la ONU.

El número dos del Ministerio del Interior recalcó que este fenómeno del yihadismo no es nuevo en España. Ya hubo islamistas españoles guerreando en los años 90 del siglo pasado en Bosnia y en Afganistán. La policía detectó entonces a unos 20 combatientes en Bosnia, y a 30 en Afganistán.

Muchos de los combatientes son de Castillejos, ciudad marroquí cercana a España

Los servicios antiterroristas tienen conocimiento de que hubo reclutados en España que lucharon años atrás en Chechenia (tres hombres), en la isla indonesia de Sulawesi (dos), y más recientemente en Malí (dos).

España sufrió el brutal atentado del 11-M de 2004. Diez años después, el Ministerio del Interior admite abiertamente su preocupación por la proliferación de terroristas transnacionales.

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En la operación Málaga, desarrollada en enero pasado, policías y guardias civiles detuvieron en el aeropuerto malagueño a Abdeluahid Sadik Mohamed, acusado de participar en la guerra santa en Siria y de ser integrante de la organización terrorista Estado Islámico de Irak y Levante (ISIS, por sus siglas en inglés), vinculada Al Qaeda.

El detenido formaba parte de la red hispanomarroquí de envío de yihadistas a Siria que fue desarticulada parcialmente en Ceuta, donde fueron arrestados 10 supuestos salafistas. La trama estaba apoyada por un grupo de personas, asentadas entre Ceuta y Castillejos (Marruecos), dedicadas a captar, adoctrinar y financiar los viajes de estos luchadores hasta las zonas de conflicto.

En la operación Azteca del 14 de marzo pasado fueron detenidos Mustafá Maya Amaya y otros tres correligionarios en Málaga y Melilla, implicados en una red de captación y envío de yihadistas desde España a grupos filiales de Al Qaeda en Siria y Malí.

El pasado mayo cayeron en una importante redada en Melilla seis españoles acusados de reclutar yihadistas para la guerra de Malí, Libia y Siria.

En Melilla, Ceuta, Barcelona y Madrid están los semilleros islamistas más inquietantes, según los servicios antiterroristas españoles. Estos también están preocupados por el peligro que supone la existencia de focos yihadistas en Castillejos, Tetuán, Tánger y Nador, ciudades marroquíes próximas a España. Según la policía española, unos 800 marroquíes están enrolados en la katiba (brigada) Harakat Sham al Islam que guerrea en Lataquia (Siria).

Gran parte de esos yihadistas son de Castillejos, a tiro de piedra de Ceuta. “Sabemos de muchos de estos combatientes desean regresar y que están intentando negociar su vuelta con las autoridades marroquíes. Dada su proximidad a Ceuta, tenemos todas las alarmas activadas”, admite un mando policial.

Terroristas con cúter y cuchillo

La principal preocupación del Ministerio del Interior son los yihadistas que puedan retornar a España tras luchar en el extranjero. Teme, sobre todo, a los lobos solitarios, también llamados “terroristas autónomos”. Estos individuos, curtidos en la batalla y con experiencia en armas y explosivos, son un riesgo evidente.

Pero el peligro se acrecienta si obedecen las instrucciones difundidas por Al Qaeda y sus franquicias a través de los foros reservados de Internet: que continúen la guerra santa en Europa con los instrumentos que tengan a su alcance, tales como un simple cúter, un cuchillo o un coche. Un cúter puede ser un arma mortífera, como lo puede ser también un simple automóvil con el que atropellar a decenas de personas en una plaza.

Métodos asesinos ya empleados, por ejemplo, el pasado febrero en la estación ferroviaria de Kunming (China), donde 10 islamistas mataron a cuchilladas a 29 personas. O el atentado perpetrado en octubre de 2013 en la plaza de Tiananmen, en Pekín, donde islamistas de etnia uigur arrollaron a una multitud con un todoterreno.

Algunos yihadistas solitarios dedican hasta 12 horas al día para chatear en los foros reservados. A través de la Red se radicalizan y reciben información sobre el uso de venenos y guerra bacteriológica.

Preocupada por este fenómeno terrorista, la Dirección General de la Policía española, junto con Interpol, ha promovido una Conferencia internacional para luchar contra el yihadismo. La primera reunión se celebró el año pasado en Lyon (Francia) con la asistencia de 12 países; hubo otra en Málaga, también en 2013, con 22 países. La última conferencia fue hace una semana en Granada, con la participación de 33 países. La cuarta cumbre será en diciembre en Canarias.

Ese grupo de trabajo ha creado una base de datos compartida sobre yihadistas. Cuando fue creada tenía solo 12 fichados; hoy tiene ya a más de 500.

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