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La abstención planea sobre las presidenciales

Santos y Zuluaga tratan de espolear a los apáticos, un 60% en primera vuelta

El presidente Santos este sábado en un acto electoral.
El presidente Santos este sábado en un acto electoral.D. M. (EFE)

Si hubo un ganador durante la primera vuelta presidencial en Colombia, fue la apatía de los votantes que decidieron quedarse en casa. Algo que puede volver a ocurrir en la segunda vuelta del 15 de junio, cuando se decida quién será el próximo presidente entre Juan Manuel Santos y el uribista Oscar Iván Zuluaga.

En Colombia, donde el voto no es obligatorio, se ha vuelto normal que la gente no participe en las elecciones, pero aun así, sorprenden los altos niveles de abstención de la primera vuelta, que alcanzaron el 60%, los más altos desde 1998. En otras palabras, de los 33 millones de colombianos habilitados para votar, solo 12 participaron.

Históricamente ha habido abstención en las elecciones presidenciales, los colombianos prefieren votar más para elegir alcaldes. Colombia ocupa el lugar número 15 de los países con mayor abstencionismo en el mundo y el primero en la región, de ahí que en los últimos 16 años la participación no ha sobrepasado el 49%. “Lo que pasó en la primera vuelta es algo normal, dentro de lo anormal”, afirma Felipe Jiménez, coordinador del Observatorio de la Democracia de la Misión de Observación Electoral, una organización civil que analiza este fenómeno.

Los analistas señalan que la responsabilidad de la falta de participación electoral la tiene el desencanto por la política. Para Jiménez, “muchos políticos le han quedado mal a los electores por lo que la frase ‘¿por qué voy a votar? Si no cumplen lo que prometen’ se ha convertido en un lugar común. Se suma que Colombia no ha entendido la importancia del voto y esa falta de cultura electoral ha hecho que el 30% de los votantes sea el que elija a nuestros gobernantes”.

A estos malestares habituales se une lo ocurrido en las semanas anteriores a la primera vuelta, que terminó envuelta en escándalos por dineros del narco y espionaje al proceso de paz. “Es una campaña de reelección donde esta figura no es habitual, además [el presidente Juan Manuel] Santos no quiso debatir durante mucho tiempo, solo a tres días de la primera vuelta, y terminó enfocándose en los escándalos, lo que disgustó bastante a los electores”, dice Yann Basset, director del Observatorio de Procesos Electorales de la Universidad del Rosario.

En el sistema político colombiano, para que un candidato resulte elegido, necesita el 51% de los votos válidos, mientras que en segunda vuelta basta con tener la mayoría de los sufragios, sin importar la abstención ni el voto en blanco. Hasta ahora, Santos y Zuluaga han buscado sumar apoyos de diferentes sectores incluso opuestos a ellos, pero les ha costado convencer a los apáticos.

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En las segundas vueltas la tendencia es que haya mayor votación. En estos días se ha visto un viraje en el debate político, con más propuestas y menos guerra sucia, con lo que Santos y Zuluaga intentan movilizar a los apáticos e inconformes. Analistas como Jiménez y Basset coinciden en que los definidores del nuevo presidente serán los abstencionistas, aunque es difícil hacer un pronóstico con los disímiles resultados de los últimos sondeos: dos le dan la victoria a Santos, uno da un empate técnico y en otro más gana el candidato uribista.

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