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Las protestas violentas en el Kurdistán de Turquía hacen peligrar el proceso de paz

Dos manifestantes kurdos mueren en enfrentamientos contra el Ejército en Turquía

Decenas de kurdos se enfrentan a la policía turca tras el funeral de dos manifestantes en Lice./ Sertac Kayar (EFE)
Decenas de kurdos se enfrentan a la policía turca tras el funeral de dos manifestantes en Lice./ Sertac Kayar (EFE)

Al menos dos personas han muerto en el distrito de Lice, en la región mayoritariamente kurda en el sudeste de Turquía, en enfrentamientos con el Ejército durante una protesta contra la construcción de nuevos puestos militares en la zona. Las dos víctimas, dos manifestantes de 24 y 50 años, murieron durante la jornada y la noche de este sábado tras haber sufrido heridas de bala, según han confirmado las autoridades y fuentes médicas a medios locales. Este último suceso y las protestas de las últimas semanas en varias partes de las regiones del este y sudeste, de mayoría kurda, hacen peligrar el proceso de paz entre el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan y la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo).

La confrontación de Lice se produjo cuando los soldados intentaron tomar una barricada erigida en una carretera por los manifestantes, que llevan dos semanas cavando zanjas y estableciendo puestos de control en la zona. Los militares dispararon contra los manifestantes, que les tiraban piedras y fuegos artificiales, según han contado testigos a la prensa local. El Ejército ha asegurado en un comunicado que los participantes en la protesta les dispararon primero con fuego real y también les lanzaron cócteles molotov.

Al menos otras tres personas, incluidos dos soldados, resultaron heridas en los enfrentamientos. Una diputada del pro-kurdo Partido Democrático Popular (HDP, por sus siglas en turco) ha asegurado a la prensa local que otros dos civiles han muerto, aunque esta información no ha sido confirmada oficialmente.

Durante las últimas dos semanas, se han sucedido las protestas

Durante las últimas dos semanas, se han sucedido las protestas en varias partes de las regiones del este y del sudeste de Turquía, de mayoría kurda, contra la construcción de nuevos puestos de la Gendarmería, un cuerpo del Ejército turco. Otros nueve soldados habían resultado heridos en diversos enfrentamientos en la zona desde el 31 de mayo, según informaciones publicadas estos días en la prensa local.

Las víctimas de este sábado y los sucesos de los últimos días han vuelto a elevar la tensión entre la minoría kurda y el Gobierno del primer ministro Erdogan, y podrían hacer peligrar el precario proceso de paz entre el Estado y la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo).

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Representantes del Gobierno iniciaron a finales de 2012 una serie de conversaciones con Abdalá Ocalan, el líder del PKK, que cumple cadena perpetua en una prisión en una isla. Precisamente esta semana, tanto diputados kurdos que habían visitado a Ocalan como algunos miembros del Ejecutivo habían hablado de avanzar en la parte política de las negociaciones, que llevan meses estancadas.

El objetivo es poner fin a 40 años de enfrentamiento armado entre el Estado y el PKK, que reclama autonomía para la región kurda y el reconocimiento de derechos políticos y sociales para esta minoría. Desde el inicio de las acciones en 1984 han muerto unas 45.000 personas, la mayoría militantes kurdos y también población civil.

La guerrilla kurda declaró unilateralmente un alto el fuego en marzo de 2013 y en mayo comenzó a abandonar suelo turco hacia sus bases en las montañas Kandil, en el norte de Irak. Sin embargo, el PKK detuvo esta retirada poco después, en septiembre, tras acusar al Gobierno de no cumplir su parte.

En las manifestaciones de estos días han participado miembros del Movimiento Juvenil Patriótico y Revolucionario, considerado el ala joven y urbana del PKK. Además, la Unión de las Comunidades Kurdas, la rama política de la guerrilla kurda, ha condenado las muertes de este sábado y ha llamado a la resistencia de la población kurda “y de todos los jóvenes revolucionarios de Turquía” contra el “fascismo del AKP [el partido en el Gobierno]”, según un comunicado citado por medios kurdos.

En las últimas semanas, otro foco de tensión entre las diferentes partes han sido las sentadas de docenas de familias en Diyarbakir, la principal ciudad kurda en Turquía, que reclaman al PKK que libere a sus hijos, algunos de ellos menores de edad y supuestamente secuestrados para ser convertidos forzosamente en guerrilleros.

Esto llevó a finales de mayo al primer ministro Erdogan a exigir en el Parlamento a miembros del pro-kurdo HDP que intervinieran para conseguir la liberación de los jóvenes. Por su parte, el PKK siempre ha insistido en que todos sus miembros son voluntarios y que, en cualquier caso, no acepta a menores de edad entre sus filas.

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