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India y China comienzan el deshielo en su relación bilateral

El ministro de Exteriores chino se reúne con dirigentes indios para hablar de cooperación y comercio

Macarena Vidal Liy
El ministro chino de Exteriores junto al primer ministro indio.
El ministro chino de Exteriores junto al primer ministro indio.AP

India y China, dos países vecinos enfrentados por una profunda desconfianza mutua, parecen haber comenzado el deshielo de sus relaciones tras la llegada al poder del primer ministro indio, Narendra Modi, del partido nacionalista hindú. La ministra de Exteriores indio, Sushma Swaraj, y su colega chino, Wang Yi, se reunieron ayer domingo en Nueva Delhi en una cita que el Ejecutivo de Modi ha descrito como "un comienzo productivo" para la nueva relación. Ambos países tienen interés para que las conversaciones sean fructíferas: India quiere reducir un déficit comercial de 40.000 millones de dólares (29.300 millones de euros) dentro de su programa para reactivar la economía nacional y China, inmersa en altercados territoriales marinos al sur y al este, busca estabilizar los lazos a su oeste. Aunque entre ambos se interpone la disputa sobre el trazado de la frontera común de 3.400 kilómetros entre Pekín y Nueva Delhi.

La visita de dos días de Wang a Nueva Delhi, que incluirá hoy lunes una reunión con Modi, representa el primer contacto de alto nivel entre los dos países desde la investidura del primer ministro indio. China quiere “consolidar" la "amistad actual" que hay entre ambos estados "y explorar una mayor cooperación”, según explicaba Wang en una entrevista que publicaba el domingo el diario indio The Hindu.

El portavoz de Exteriores indio, Syed Akbaruddin, aseguró en una rueda de prensa posterior a la cita entre ambos mandatarios que el diálogo había sido “productivo y constructivo”. “Desde nuestro punto de vista, este es un comienzo productivo entre el nuevo Gobierno de India y China”, agregó. A lo largo de este año habrá media docena de visitas ministeriales o de mayor rango.

Sigue la disputa sobre el trazado de la frontera común de 3.400 kilómetros

Los dos ministros hablaron, sobre todo, de comercio. El intercambio bilateral alcanza ya los 70.000 millones de dólares (51.300 millones de euros) y los dos Gobiernos aspiran a elevarlo a los 100.000 millones para 2015. Pero India arrastra un déficit comercial de 40.000 millones de dólares, frente a los 1.000 millones de hace apenas 12 años. Modi, que obtuvo una amplia victoria electoral debida en buena parte a sus promesas de relanzar la economía, quiere recortar ese déficit y ganar un mayor acceso a los mercados chinos.

Wang ha asegurado, en su entrevista a The Hindu, que el potencial de cooperación es “como un gran volcán que se prepara para una enorme erupción” y da la bienvenida a una entrada a los mercados chinos de las empresas indias más competitivas. Otra posibilidad es la inversión china en parques industriales indios.

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Para ello, tendrá que vencer la enorme suspicacia reinante entre los dos países. El propio Modi advertía durante su campaña electoral sobre la “mentalidad expansionista” de China. Y su consejero de Seguridad Nacional, Ajit Doval –con quien el ministro chino también tiene previsto reunirse hoy– ha escrito en los últimos años que China ha apoyado con armas y dinero a grupos insurgentes en la frontera india.

Precisamente es la cuestión fronteriza la que más alimenta esa desconfianza. Ambos países ya libraron una guerra en 1962 por ella, en la que China se impuso con rotundidad. 

La disputa se trató ayer en la conversación entre ambos ministros, y es posible que se aborde de nuevo en la reunión con Modi. Wang trató de restarle importancia, al declarar que “hay asuntos que no se pueden evitar, pero se pueden encontrar respuestas innovadoras”.

China tiene un gran interés en tender puentes con el nuevo gobierno indio. De hecho, el primer ministro chino, Li Keqiang, fue el primero en felicitar a Modi tras su triunfo. En juego están no sólo intereses comerciales, sino también geoestratégicos. Dado el tono cada vez más intenso de sus disputas territoriales en el mar del Sur de China y con Japón, Pekín necesita, cuando menos, una relación estable con el resto de sus vecinos. Un estrechamiento de los lazos entre India y Japón, por ejemplo, le dejaría en una incómoda pinza. E India –que mantiene un acuerdo petrolero con Vietnam– es también clave en uno de los proyectos estrella de la política exterior china, la 'Ruta Marítima de la Seda' que planteó Xi Jinping en su gira por el sureste asiático el otoño pasado.

Esa ruta busca aumentar la conexión –y la influencia– de China hacia mercados en el Índico, mediante el desarrollo de puertos e infraestructuras en países como Birmania, Bangladesh, Sri Lanka y naciones africanas. El apoyo de India, o al menos la neutralidad de ese país, y la estabilidad en el subcontinente son básicos para esa estrategia.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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