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El Kremlin encaja con pragmatismo el acercamiento de Kiev a Bruselas

Los separatistas ucranios se muestran favorables a una misión de observadores

Pilar Bonet
El presidnete ruso, Valdímir Putin.
El presidnete ruso, Valdímir Putin.Sasha Mordovets (Getty Images)

Rusia, que hizo todo lo posible por impedir que Ucrania firmara el tratado de Asociación con la Unión Europea, acogió con críticas y advertencias, pero también con pragmatismo, el simbólico gesto por el que el presidente Petro Poroshenko asumió la responsabilidad por una política de integración a Occidente que el Kremlin ve como incompatible con su propio proyecto de integración euroasiática.

“El golpe de Estado anticonstitucional en Kiev y los intentos de imponer al pueblo ucranio un dilema artificial entre Europa y Rusia empujaron a la sociedad al cisma y a la dolorosa confrontación interna”, dijo ayer el presidente Vladímir Putin durante la presentación de credenciales de 14 nuevos embajadores, entre ellos el de Alemania.

“Ucrania nos preocupa de forma especial y estamos por el cese total del derramamiento de sangre en todo el territorio del conflicto y especialmente a lo largo de nuestra frontera”, señaló el dirigente ruso.

Kiev prolonga la tregua con los prorrusos otras 72 horas

AGENCIAS, Kiev

El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, ha extendido otras 72 horas la tregua alcanzada con los separatistas prorrusos y que cumplía su plazo este viernes. A su vuelta de la cumbre de la Unión Europea en Bruselas y tras consultar con responsables de Defensa, Poroshenko ha decidido que el cese de las hostilidades llegará hasta las diez de la noche del próximo 30 de junio.

Representantes del Gobierno de Kiev, de las regiones autoproclamadas independientes de Donetsk, Lugansk y enviados de Rusia alcanzaron el primer acuerdo en una reunión sin precedentes celebrada el pasado lunes en Donetsk bajo los auspicios de la Organización de Cooperación y Seguridad en Europa (OSCE).

Aunque el pacto se ha visto sacudido por nuevas refriegas en el campo de batalla, ambas partes han expresado su objetivo de alcanzar una solución pacífica al conflicto en el este de Ucrania.

El Kremlin no se había pronunciado anoche sobre las escuetas y precisas reivindicaciones del Consejo Europeo, que ha dado hasta el lunes para llegar a un acuerdo sobre un “mecanismo de verificación controlado por la OSCE para el alto el fuego y el control eficaz de la frontera”. “Lo más importante”, dijo Putin en la ceremonia con los nuevos embajadores, es “asegurar un régimen de alto el fuego a largo plazo como condición necesaria para que se mantengan conversaciones sustanciales entre las autoridades de Kiev y los representantes de las regiones del sureste. Intentaremos sinceramente ayudar en ese proceso pacífico”.

En Donetsk, el grupo trilateral formado por representantes de las autoridades ucranias y de Rusia mantuvieron la segunda ronda de consultas con los separatistas prorrusos bajo la égida de la OSCE. En ese marco, el primer ministro de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Aleksandr Borodai, invitó a los observadores de la OSCE a visitar todos los puntos de confrontación armada en el sureste de Ucrania, según informó la agencia rusa Itar-Tass. Borodai dijo no estar de acuerdo con que los ucranios volvieran a los puestos fronterizos mencionados por los europeos, pero manifestó que invitaban a la misión de la OSCE a que ejerciera como observadora en esos puestos y en todos “los puntos de conflicto armado que puedan abarcar”. “Esperamos a los observadores de la OSCE y estamos dispuestos a ayudar a que su misión sea lo más segura posible”, dijo. Las partes acordaron prolongar hasta el próximo lunes la tregua que expiraba ayer.

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Coincidiendo con la firma de los tratados de asociación de Ucrania, Georgia y Moldavia, el Ministerio de Exteriores difundió una “edición renovada” de un libro blanco en el que se acusa a las autoridades ucranias de “violaciones sistemáticas” y “transgresiones” de los principios de derechos humanos en las zonas conflictivas del sureste de Ucrania. El libro blanco, de 93 páginas, recoge el periodo de abril a mayo. En su primera versión tenía 81 y recogía el periodo de noviembre a marzo.

Con sentido pragmático, el Ministerio de Exteriores ruso emitió un comentario en el que se afirma que Moscú espera que los socios europeos tengan un “enfoque responsable y constructivo” que ayude a eliminar “la preocupación real y no inventada” de Rusia por la firma del tratado de asociación. Rusia se prepara para un encuentro trilateral con Ucrania y la UE a mediados de julio. Según Itar-Tass, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, espera que el nuevo borrador de Constitución ucrania no sea “otro ultimátum” al sudeste del país.

Por su parte, Vladímir Chizhov, el representante de Rusia en la UE, manifestó que la asociación con la UE no compensa a Ucrania de las pérdidas que se derivarán de las reformas económicas. Los problemas que esperan a Ucrania, Moldavia y Georgia, los tres países firmantes, “solo pueden empeorar la situación”, dijo el funcionario.

La firma de los acuerdos de Ucrania, Georgia y Moldavia con la UE supone “un fuerte golpe en el terreno social y económico de estos países” y les “priva de su soberanía nacional”, según el vicejefe de la Duma Estatal, Serguéi Zhelesniak. En el caso de Ucrania el acuerdo “profundizará el abismo entre los partidarios y detractores de la eurointegración, incluida la industria del sureste”. “Rusia se verá obligada a defender su economía y revisar las condiciones de la colaboración económica y comercial con Ucrania, a consecuencia de lo cual la economía ucrania puede perder hasta 40.000 millones de dólares en un año”, dijo el parlamentario.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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