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El artificiero de la política italiana

El aval de Renzi es haber desactivado el bloqueo de las instituciones de Berlusconi y Grillo

El exprimer ministro Silvio Berlusconi.
El exprimer ministro Silvio Berlusconi.ALESSANDRO BIANCHI (Reuters)

Los últimos sondeos dicen que la aceptación popular de Matteo Renzi sigue creciendo en Italia, mientras Silvio Berlusconi y Beppe Grillo se hunden cada vez más en su propio descrédito. Esta es la verdadera fuerza del primer ministro italiano, y no tanto su bello discurso en Estrasburgo sobre la recuperación del alma de Europa y la rebelión del joven Telémaco contra los pretendientes de Penélope. Si, como temía Enrico Letta poco antes de ser ajusticiado por el propio Renzi, el actual Parlamento Europeo no es el más antieuropeo de la historia de Europa, se debe en gran parte al gran triunfo del joven líder del Partido Democrático (PD) sobre el viejo tahúr de la política italiana y el cómico reconvertido en redentor. El artificiero Renzi los fue desactivando poco a poco utilizando a veces sus propias armas.

Mientras sus rivales se hunden el primer ministro mejora en los sondeos

Tanto Berlusconi como Grillo habían basado buena parte de sus discursos electorales en señalar a Europa y a La Casta —un viejo término italiano recién importado en España— como madrastra de todos los males. Renzi, en cambio, insistió en la necesidad de atacar de raíz, pero desde dentro, los viejos vicios de la política italiana para después cambiar Europa. Los electores del centroizquierda premiaron esa llamada a la ilusión con un 40,8% de los votos, casi 15 puntos más que en las generales de octubre de 2013 en las que el candidato fue Pier Luigi Bersani. Un récord histórico que —según los sondeos de Demopolis— solo un mes después habría ya pasado del 40,8% al 43%. El Movimiento 5 Estrellas (M5S), que en las elecciones generales obtuvo un 25,5% y en las europeas –en las que Grillo se daba por vencedor— bajó hasta el 21,16%, ahora estaría en el 20%. Por su parte, Forza Italia (FI) baja hasta el infierno jamás visitado del 15%, casi dos puntos menos que el ya raquítico resultado cosechado en las europeas para un político que, aunque viejo y condenado, lideró la política italiana durante las dos últimas décadas.

Forza Italia se desploma hasta el infierno nunca visitado del 15%

No es, por tanto, una mala carta de presentación ante Europa la de haber quitado de la circulación a los euroescépticos Berlusconi y Grillo. Eso sí, como se encarga de recordar el propio Renzi a los cuadros del PD —genéticamente levantiscos e indisciplinados—, se trata de un apoyo prestado. Tal vez la última oportunidad que puede tener la política tradicional para, desde el poder, cambiarse a sí misma y regenerar Italia. La luna de miel de los electores con Renzi es tal que el apoyo citado se mantiene e incluso aumenta a pesar de que el líder del PD aún no ha llevado a cabo ninguna de las promesas que, según anunció, iba a materializar a razón de una al mes. Ni el Senado ha sido reformado todavía ni la ley electoral cambiada ni la pesadísima máquina de la administración aligerada ni… Renzi es todavía una promesa, pero sus competidores apenas son ya una sombra.

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No hay más que fijarse en las últimas actuaciones de Beppe Grillo o Silvio Berlusconi. El líder del Movimiento 5 Estrellas se presentó el martes en Estrasburgo y, tras fotografiarse con Nigel Farage —una alianza de intereses que levanta ampollas en sus propias huestes—, dijo cosas de este estilo: “He venido aquí para decir: ¡No financiéis más a Italia, porque es dinero que va a la Mafia y a la Camorra!”. Una extraña manera de defender los intereses de su propio país, un modo de comportarse errático que Renzi intenta rentabilizar lanzando continuas invitaciones a los parlamentarios del Movimiento 5 Estrellas para que desobedezcan la enmienda a la totalidad que propone Grillo —“todos los políticos, a casa”, es su lema— y contribuyan con su voto en el Senado y la Cámara de Diputados a llevar adelante las reformas urgentes que necesita Italia.

El jefe de Gobierno sube pese a no haber cumplido aún ninguna promesa

Por su parte, Silvio Berlusconi bastante tiene con intentar defenderse de sus vínculos mafiosos en el juicio que se sigue en Nápoles contra su amigo del alma Marcello Dell’Utri. A Berlusconi se le olvida de vez en cuando que su situación legal —condenado por fraude fiscal y cumpliendo su pena prestando servicios sociales en un geriátrico— puede degenerar en arresto domiciliario si hace declaraciones contra los jueces. El otro día se le olvidó —“la magistratura es irresponsable y tiene una impunidad plena”, dijo —y los jueces le mostraron tarjeta amarilla. A la próxima, le advirtieron, se le acabó el chollo de ir a jugar a las cartas con sus coetáneos un rato cada semana, y terminará con sus huesos en arresto domiciliario.

Hasta Berlusconi hijo se ha sumado al sentir popular y alaba al líder del PD

El político y magnate, aquel trueno, no tuvo más remedio que pedir perdón mientras uno de sus hijos, Piersilvio Berlusconi, se descolgaba con unas declaraciones que, si bien resumen buena parte del sentir popular, no parecen muy apropiadas para un hijo del líder de Forza Italia: “Renzi está haciendo un gran trabajo. El país necesita las reformas. ¿Cómo no voy a sostener a uno que ha conseguido el 40% de los votos?”.

Matteo Renzi ve a los políticos europeos viejos, cansados y aburridos, asustados por una crisis que no supieron prevenir ni mucho menos combatir. A la espera de que su invitación a rescatar el alma de Europa cuaje y de que sus propias reformas vayan tomando cuerpo, el anterior alcalde de Florencia espera que, al menos, le reconozcan su labor de artificiero.

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