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Kiev logra su primera victoria contra los prorrusos al recuperar Slaviansk

Los milicianos rebeldes se quejan de la falta de ayuda militar por parte de Moscú

Pilar Bonet

El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, ha cosechado un éxito importante, tal vez decisivo, en su operación militar contra los independentistas prorusos del este del país, que fueron expulsados este sábado de Slaviansk y Kramatorsk, desde el pasado abril bajo control del núcleo duro de los insurgentes. La bandera azul y amarilla de Ucrania ondeó en el edificio de la Administración municipal de Slaviansk por orden de Poroshenko, según informa la página web del presidente.

El gesto es simbólico. El presidente había insistido en continuar la “operación antiterrorista” en contra de la opinión de sus interlocutores internacionales (Francia, Alemania y Rusia), que le recomendaban mantener la tregua, suspendida el pasado lunes.

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Algunos de los insurgentes que rompieron el cerco de Slaviansk se retiraron a Kramatorsk, a unos 15 kilómetros al sur, que luego fue tomada por las tropas de Kiev. Otros huyeron hacia la ciudad de Donetsk (a unos 110 kilómetros más al sur), lo que incrementó los temores entre la población civil, que siguió huyendo de la ciudad en previsión de que pudieran registrarse combates en ella.

Por la tarde, el ayudante del gobernador de Donetsk, Konstantín Batozki, confirmó al canal de televisión independiente Dozhd que las milicias independentistas se encontraban ya en la ciudad y que se habían registrado encarnizados combates por el aeropuerto. Por la tarde, los combates habrían cesado, pero los milicianos o bien huían en dirección desconocida o bien buscaban cobijo en las instituciones ocupadas por los insurgentes, según la agencia Unian. Según la agencia Ría Nóvosti, los insurgentes llegaron a Donetsk —que está parcialmente bajo control de los rebeldes— en una columna motorizada en la que había varios carros blindados y camiones, así como armas tierra-aire.

Las autoridades rusas, que suelen intervenir con celeridad para defender verbalmente los intereses de los rusoparlantes en Ucrania, guardaban ayer silencio sobre los acontecimientos. En la página del Kremlin podía leerse una necrológica (por la muerte del metropolita Vladímir, de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, dependiente del patriarcado de Moscú) y una felicitación a un campamento infantil.

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La población civil sigue huyendo de Donetsk ante el repliegue de los insurgentes, por temor a combates en la ciudad

El Kremlin también difundió una orden según la cual se interrumpe la entrega a Kiev de las armas que los militares ucranios dejaron en la península de Crimea cuando ésta fue anexionada, en marzo. La medida se mantendrá hasta que “se interrumpan totalmente” las “acciones militares en el este de Ucrania” y “se regule la situación de forma pacífica”, señalaba la orden.

El ministro de Defensa de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD), Igor Strelkov (su apellido real es Guirkin), se habría retirado de Slaviansk a Kramatorsk, señaló por teléfono una fuente de los independentistas. En un vídeo difundido el viernes, el militar ruso, con el rostro cansado y los ojos enrojecidos, pidió ayuda a Moscú. “Es muy duro reconocer que no nos ha llegado ayuda real en tres meses desde que vinimos a ayudar a la población local a defender sus derechos. No digo que Rusia no nos ayude, hay un gran flujo de ayuda humanitaria”, pero “lo que necesitamos de forma extrema no nos llega”, dijo. Se refería a la gente “que ha tomado las armas para defender a Rusia [en territorio de Ucrania] porque nunca se separaron de ella”.

“Si Rusia no logra inmediatamente un alto el fuego y la firma de una tregua o no interviene con sus Fuerzas Armadas por nosotros, por el pueblo ruso que aquí vive, seremos aniquilados en una semana o dos, como máximo”, dijo el militar, que insistió en la disparidad de fuerzas entre las tropas al servicio de Ucrania y sus propios recursos.

Los dirigentes de la operación militar de Kiev informaron de que no todos los insurgentes habían abandonado Slaviansk y que se mantenían conversaciones con ellos para su rendición, según la agencia Interfax Ucrania. Por su parte, la página web Novosti Donbassa informaba de que hasta 50 vehículos habían abandonado la ciudad a campo través. La página de la “operación contraterrorista” sostenía que, a resultas de la operación, habían sido destruidos cinco blindados y un tanque, con siete bajas en las fuerzas ucranias. Poroshenko dijo que los habitantes de Slaviansk entregan las armas que dejaron los amotinados.

Para los no residentes el acceso a Slaviansk estaba restringido. Los relatos sobre lo sucedido varían según se trate de fuentes insurgentes o leales a Kiev. Sin embargo, ambas partes coinciden en que la ciudad ha sufrido una enorme destrucción y que no hay ni agua ni luz, los alimentos son escasos y las condiciones de vida de la población civil, muy penosas.

Tras hablar con sus vecinos en Slaviansk, Tania, una residente en la ciudad conquistada que está refugiada actualmente en Kiev, manifestó que la ciudad había recuperado la calma y las tropas ucranias repartían comida y bebida. También dijo que la zona había sido cerrada “para quitar las minas que los separatistas dejaron”.

Por su parte, en Donetsk, Maxim, un médico que ayudó a los separatistas, dijo que Slaviansk había sido bombardeada por las fuerzas del Gobierno y que éstas se habían ensañado especialmente en una zona de mercado en la que no había ningún insurgente. El médico dijo haber atendido personalmente “a una decena de combatientes que fueron envenenados con gases” y señaló que en los depósitos de cadáveres de Slaviansk a principios de junio había “centenares de cuerpos de hombres y mujeres, muchos de ellos deformados”. “No todas las unidades de milicianos han abandonado el lugar”, dijo.

Los accesos a Slaviansk se han visto muy complicados en las últimas semanas debido al cerco sufrido por la ciudad. Las autoridades ucranias no lograron organizar corredores para que la población civil pudiera ponerse a salvo y prometieron ponerlos en funcionamiento mañana. Anatoli Zabolotni, director del Fondo de Desarrollo de Ucrania, confirmó el viernes en un programa de televisión en Kiev que “decenas de miles de personas se encontraban en una zona de tiroteos” y que en Nikolaievka sus habitantes se habían pasado “dos días en los sótanos, sin poder ser evacuados y sin agua”.

Por otra parte, el jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, Valentín Naliváichenko, propuso que se concediera la amnistía a los ciudadanos que ayudaron a los insurgentes, en concreto a la gente “engañada por la propaganda”, ya que no sería “justo tratarlos como a los terroristas, saboteadores o delincuentes y exmiembros de las fuerzas del orden público que han participado en las acciones de los guerrilleros”, según dijo el funcionario a la agencia Interfax.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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