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Rajoy cree que Guindos tiene ya apoyos para presidir el Eurogrupo

El fracaso de la cumbre obliga a aplazar la designación del ministro español

Miguel González
Juncker y Rajoy, este miércoles en Bruselas.
Juncker y Rajoy, este miércoles en Bruselas.Horst Wagner (EFE)

“Yo espero que sí”, contestó anoche Mariano Rajoy cuando se le preguntó si el ministro español de Economía, Luis de Guindos, tiene ya suficientes apoyos para ser el próximo presidente del Eurogrupo. En efecto, ningún país de la UE se opone a su candidatura. Pero tampoco nadie parece dispuesto a mover un dedo para que prospere. Y hay que mover más de un dedo para lograrlo. Para empezar, hay que moverle la silla a su actual titular, el ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, quien no se muestra dispuesto a abandonar antes de que concluya su mandato, en mayo de 2015. A menos que reciba una oferta mejor.

Rajoy acudió ayer a la cumbre europea decidido a jugar todas sus bazas para asegurarse el puesto que más ansía España. Como él mismo recordó, la presidencia del Eurogrupo no estaba sobre la mesa de la cena que mantuvieron los líderes europeos en Bruselas. Lo urgente era cubrir el cargo de Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, que lleva aparejada la vicepresidencia de la Comisión Europea; es decir, el número dos de Juncker. Y, a continuación, elegir al sustituto del belga Herman Van Rompuy como presidente del Consejo Europeo.

Al final, ni una cosa ni otra fue posible. El rechazo de los países del Este a la aspirante con más posibilidades de dirigir la diplomacia europea, la italiana Federica Mogherini, debido a su supuesta tibieza con Rusia, obligó a aplazarlo todo hasta el 30 de agosto. Incluida la Presidencia del Eurogrupo.

A España tampoco le gustaba la candidata de Renzi, a la que se achacaba escasa experiencia; aunque, añadían fuentes de Moncloa, “podemos convivir con ella”. Es decir, no se le pondría la proa.

En cambio, se remaba a favor de la favorita para la presidencia del Consejo, la danesa Helle Thorning-Schmidt. Paradójicamente, su mayor inconveniente —el hecho de que Dinamarca no esté en el euro— era una ventaja para España, ya que reforzaría la figura del presidente del Eurogrupo y justificaría que su titular tuviera dedicación exclusiva, lo que no es el caso de Dijsselbloem y sí podría serlo de Guindos.

Pero la mayoría de los líderes europeos no están por la labor de convertir la presidencia del Eurogrupo en un puesto de dedicación exclusiva, al menos a corto plazo, por lo que solo la renuncia del holandés dejaría el camino expedito al aspirante español. Y esa renuncia pasa por su reacomodo como comisario europeo; y no un comisario cualquiera, sino uno de los más importantes (probablemente el titular de la cartera de Economía), aunque para ello Juncker tuviera que tragarse más de un sapo, ya que Dijsselbloem le acusó de beber demasiado en la época en que Holanda, junto con Reino Unido y Hungría, intentaba boicotear su elección como presidente de la Comisión.

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Empeñada en encajar este puzle, la delegación española admitía ayer la posibilidad de que Guindos tenga que esperar a que concluya el mandato de Dijsselbloem, dentro de 10 meses. Así se lo dijo Van Rompuy a un primer ministro europeo en una conversación confidencial recogida en un cable diplomático: “Guindos tiene apoyo general para sustituir a Dijsselbloem cuando lo deje, en 2015 (...) El puesto parece que seguirá siendo a tiempo parcial y no exclusivo (...) El mayor obstáculo es [el primer ministro holandés Mark] Rutte”.

Rajoy insistió anoche en que el asunto no se había abordado, como tampoco la Comisaría que corresponderá a España en el futuro Ejecutivo de Juncker.

España sigue proponiendo al cabeza de lista del PP en las elecciones europeas, Miguel Arias Cañete, pero por vez primera el presidente no descartó ayer la presentación de otro candidato. Cañete puede tener problemas para obtener la preceptiva ratificación de la Eurocámara si se le recuerdan sus comentarios machistas en campaña sobre su rival, Elena Valenciano.

El Gobierno cree, no obstante, que la capacidad de los socialistas españoles para arrastrar a sus correligionarios europeos ha quedado muy mermada tras su decisión de votar en contra de la investidura de Juncker. Rajoy aprovechó ayer para cargar contra el nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez, sin citarlo: “Cuando hay pactos y acuerdos conviene cumplirlos, porque, si no, se corre el riesgo de que a uno no lo tomen en serio”.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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