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El gobernador de Texas lucha por brillar en la crisis fronteriza

Rick Perry aspira a ganar las primarias presidenciales de 2016 y la emergencia migratoria lo ha colocado bajo los reflectores

Rick Perry y el presidente Obama durante una visita para tratar la crisis
Rick Perry y el presidente Obama durante una visita para tratar la crisis K.L (REUTERS)

El gobernador de Texas Rick Perry quiere ganar la primaria presidencial de 2016 y la crisis fronteriza se ha convertido en un foco ideal para cobrar protagonismo político en la nación, una oportunidad que el republicano no ha dejado pasar.

Las aspiraciones presidenciales de Perry no son un secreto en Texas, donde varios medios locales describen sus eventos como actividades de “candidatura”. Y es que el gobernador ya va de salida, se destaca por haber dirigido el estado por 14 años y tiene por delante el desafío de borrar el trago amargo que dejó durante las últimas elecciones en 2012.

Fue ahí cuando olvidó una de las tres agencias de gobierno que eliminaría de Washington, en pleno debate presidencial. Un error que ayudó a hundir sus posibilidades en la nominación republicana. Pero ahora Perry está de regreso y la frontera lo está ayudando.

Desde que comenzó la crisis desatada por miles de niños centroamericanos cruzando la frontera solos -que para final de 2014 sumarán cerca de 90,000 según estimaciones gubernamentales-, Perry ha tomado una postura rígida, criticando seriamente a la Casa Blanca.

“Mientras he demandado acción por años en muchos de los pasos que discutimos durante nuestra reunión, cada día la frontera permanece insegura y se incrementa la urgencia de que usted actúe”, le escribió en una carta al presidente Barack Obama, un día después de que se encontraran en Texas y discutieran el tema junto a líderes locales.

En la misiva Perry volvió a insistir en que el mandatario debía ir a la frontera personalmente, un punto sensible que la Administración se ha rehusado a conceder.

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Pero luego en entrevistas locales, fue mucho más duro en sus comentarios. “Esto podría haberse frenado hace años si la Administración hubiera escuchado, si se hubiera enfocado en la frontera con Texas”, dijo durante el fin de semana, además de aclarar que no apoya la petición de $3,700 millones que el presidente hizo al Congreso para manejar la crisis.

Localmente el gobernador ya tiene al Departamento de Seguridad Pública (DPS) reforzando la frontera, para combatir lo que describió como una “ola de inmigración ilegal”. Para eso destinó 1,3 millones de dólares semanales.

En medios de comunicación nacionales, regionales y locales, Perry ha demandado soluciones por parte del gobierno y acrecentado sus críticas. “Asegure esta frontera señor presidente”, salió diciendo en una de sus últimas entrevistas. El tono y la frase que escogió el gobernador, tenían un aire similar al que usó Ronald Reagan, en su famoso discurso donde pidió que se derribara el muro de Berlín, un elemento que ciertamente le será útil en una futura campaña.

Incluso, recientemente Perry llevó al comentarista conservador Sean Hannity a una gira por la frontera, donde detalló los esfuerzos locales y la inhabilidad del gobierno.

Pero a nivel privado el gobernador está haciendo mucho más que entrevistas. Su agenda ha seguido la trayectoria obligada de los candidatos presidenciales con apariciones en eventos celebrados en Carolina del Sur, New Hampshire y Iowa. Este sábado estará en Iowa para liderar un evento de recaudación de fondos de nueve condados republicanos.

Otro paso inusual es su reunión con la exdirectora de política pública de Mitt Romney en temas de salud, Lanhee Chen, quien viajará a Austin este mes para participar de una discusión privada sobre política de salud.

Pero los esfuerzos de Perry no parecen convencer aún a los encuestadores. “Alguna gente se postula para la presidencia, pierde, pero emergen con una mejor imagen. Eso no ocurrió con Perry. Ahora usa lentes nuevos, que supuestamente lo hacen ver más inteligente y está tomando el liderazgo en el tema de la frontera, pero sospecho que no es suficiente para confiarle la condición de líder entre los candidatos republicanos”, comentó a EL PAÍS el encuestador John Zogby.

“Su imagen no ha mejorado mucho a pesar de los anteojos nuevos. Sus oportunidades en 2013 todavía son bajas, especialmente comparado con caras nuevas como los senadores Rand Paul, Marco Rubio, Ted Cruz y los gobernadores Chris Christie, Scott Walker y John Kasich”, explicó Geoffrey Skelley, director asociado de Sabato's Crystal Ball.

El mes pasado el Partido Republicano de Texas realizó una encuesta interna sobre los potenciales candidatos en 2016 y Perry ocupó el cuarto lugar. Fuera del estado su apoyo es aún más débil. En cuanto a financiamiento de campañas, el Comité Federal de Elecciones tiene registrada una organización para reunir fondos para el gobernador, pero aún no parece estar activa.

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