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Un informe alerta de que el espionaje amenaza la libertad de prensa en EE UU

Human Rights Watch y American Civil Liberties Union critican los programas de la Administración

Logotipo de la NSA, en su sede a las afueras de Washington DC.
Logotipo de la NSA, en su sede a las afueras de Washington DC.AP

Los programas de espionaje masivo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) y la ofensiva del Gobierno de Barack Obama para evitar cualquier filtración interna están socavando la libertad de prensa y el derecho a la asistencia letrada en Estados Unidos. Esta es la contundente conclusión de un informe, difundido este lunes, por las organizaciones Human Rights Watch y American Civil Liberties Union.

“Las fuentes están menos dispuestas a hablar con la prensa y se está ralentizando la cobertura informativa”, lamentó en el acto de presentación Alex Sinha, el autor del documento, basado en 90 entrevistas a periodistas, abogados y cargos gubernamentales en el último año. “Si EE UU fracasa en abordar estas preocupaciones con rapidez y eficacia, podría causar un serio y duradero daño a la democracia en el país”.

La presión oficial está forzando a periodistas y fuentes a rescatar formas de comunicación del pasado u optar por técnicas similares a las que usan los criminales, como hablar mediante cabinas telefónicas, usar teléfonos móviles desechables o mantener encuentros en persona sin ningún teléfono móvil. Todo ello para evitar que las comunicaciones puedan ser analizadas por la Administración y ante el creciente temor que ese rastro digital pueda ser usado en su contra.

El Gobierno de Obama, deploró Sinha, ha acusado en los tribunales a más fuentes informativas que todos los otros gobiernos estadounidenses juntos. Desde que llegó a la Casa Blanca en 2009, el presidente demócrata ha sido más agresivo que sus predecesores en silenciar filtraciones de asuntos de seguridad: su administración ha llevado a ocho personas a los tribunales, no ha tenido reparos en espiar directamente a periodistas -como hizo en 2012 con reporteros de la agencia Associated Press- y, desde que el exanalista Edward Snowden destapó hace un año la recolección masiva de datos por parte de la NSA, ha redoblado sus esfuerzos en detectar “amenazas internas” de empleados gubernamentales que podrían filtrar información confidencial.

Estados Unidos se presenta como un modelo de libertad y democracia, pero sus programas de espionaje están amenazando los valores que dice representar” Alex Sinha, autor del informe

“Estados Unidos se presenta como un modelo de libertad y democracia, pero sus programas de espionaje están amenazando los valores que dice representar”, subrayó el investigador. “El Gobierno tiene la obligación de defender la seguridad nacional, pero muchos de sus programas de vigilancia van más allá de lo que podría ser justificado como necesario y proporcionado”.

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En el terreno judicial, el informe alerta de que el escrutinio masivo ha puesto en duda la capacidad de los letrados de cumplir con su responsabilidad de garantizar la confidencialidad de la información de sus clientes. “Los abogados tienen mayores dificultades en conseguir que sus clientes confíen en ellos o en resguardar su estrategia legal”, apunta.

El documento reclama a la Casa Blanca y al Congreso que limite el alcance de los programas de vigilancia, reduzca su secretismo y conceda mayor protección a los filtradores. En enero Obama anunció una reforma de la NSA que elimina progresivamente el programa de almacenamiento masivo de datos telefónicos y prohíbe la vigilancia de las comunicaciones de los jefes de Estado y de Gobierno de países amigos y aliados. En mayo la Cámara de Representantes aprobó una ley en ese sentido y la norma se está debatiendo ahora en el Senado.

Preguntado sobre si Obama es el principal culpable de la pérdida de libertad de prensa en EE UU, Sinha afirmó que el mandatario “tiene el poder” de hacer mucho más para acotar la presión contra los informantes y sus fuentes. Y comparando su actuación con la de sus predecesores, le disculpó en parte al enfatizar que Obama tiene acceso a un profundo abanico de información confidencial de la que carecían los anteriores presidentes, pero denunció que ha incumplido la promesa de ser la administración más transparente de la historia.

El diagnóstico de Human Rights Watch y American Civil Liberties Union coincide con el que hizo en mayo la organización Freedom House en su informe anual sobre libertad de prensa en el mundo. EE UU se mantuvo en la parte alta de la clasificación pero empeoró tres puntos por el mantenimiento de la “limitada voluntad” de alto cargos del Gobierno de proporcionar información a la prensa, alegando en ocasiones motivos de seguridad; el hecho de que los periodistas que cubren asuntos de seguridad afrontaron los “esfuerzos continuos de la justicia federal de forzarlos a testificar o entregar materiales que revelan fuentes”; y finalmente que se cuestionara la protección a la libertad de información tras las revelaciones de Snowden.

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