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EE UU envió a Cuba a jóvenes latinos para promover un cambio en la isla

A través de su agencia de ayuda al desarrollo, Washington mandó como turistas y voluntarios a agentes latinos destinados a encontrar cubanos que pudiesen impulsar transformaciones

Alan Gross (derecha), de USAID, con miembros de la comunidad judía cubana, en 2012, antes de su condena
Alan Gross (derecha), de USAID, con miembros de la comunidad judía cubana, en 2012, antes de su condenaReuters

En apariencia, eran jóvenes viajeros de Venezuela, Perú y Costa Rica que visitaban La Habana o Santa Clara para hacer turismo o prestar servicio voluntario. Lo que reveló una investigación periodística publicada el domingo por la agencia Associated Press (AP) es que una docena de estos chicos latinoamericanos que llegaron a Cuba durante los últimos dos años, fueron enviados allí como parte de un plan encubierto gestionado por la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), por sus siglas en inglés) para “identificar a actores sociales que pudieran impulsar un cambio social en la isla”.

La empresa de Washington involucrada en el programa, Creative Associates Internacional, jugó también “un papel fundamental” en el desarrollo de Zuzuneo: una red social de mensajería de texto conocida como el Twitter cubano y secretamente concebida por Washington para hacer circular contenidos políticos que inspiraran una primavera cubana, dada a conocer en abril a través de otro reportaje de AP. Ambos planes fueron ejecutados en la misma época en que fue detenido en la isla el estadounidense Alan Gross, quien también trabajaba como contratista de la USAID en la implementación de programa para mejorar las comunicaciones y el acceso a Internet de la comunidad judía cubana. Gross está preso desde 2009, condenado a 15 años de cárcel por espionaje y subversión.

En este caso, se trataba de agentes inexpertos, que no contaban con recursos ni protección para evadir la contrainteligencia cubana y salir bien librados de una tarea arriesgada, según explica AP en esta investigación basada en entrevistas y documentos obtenidos en seis países del hemisferio. Algunos de estos jóvenes recibieron entrenamiento de solo media hora antes de partir a la misión. Un memorando dirigido a ellos y al que tuvo acceso la agencia incluye mensajes como estos: “A pesar de que nunca hay certeza total, confíe en que las autoridades no intentan hacerle daño físico, sino asustarlo (a)”, “Recuerde que el Gobierno cubano prefiere evitar malos reportajes de prensa en el exterior, por lo que un extranjero golpeado no les conviene”. Tampoco tenían el respaldo de una red de apoyo que respondiera en caso de ser detenidos.

La agencia de ayuda exterior de Estados Unidos afirma que no ha habido ningún plan “secreto ni clandestino”

En una ocasión, estos jóvenes participaron en eventos-fachada, como talleres para la prevención de enfermedades como el VIH, que, según un reporte citado por AP, eran “la excusa perfecta” para entrar en contacto con comunidades de cubanos y persuadirlos de que se convirtieran en activistas políticos. Para llevar a cabo esta tarea, estos chicos recibían pagos de apenas cinco dólares la hora.

USAID respondió ayer que el plan “no es secreto, ni encubierto, ni clandestino” y que forma parte de los programas financiados por el Congreso de EE UU para fortalecer la sociedad civil cubana, disponibles en la web foreignassistance.gov. El portavoz de la agencia, Matt Herrick, dijo que la historia publicada por AP hace “afirmaciones sensacionalistas contra trabajadores de ayuda humanitaria para apoyar los programas de la sociedad civil y la lucha para dar voz a estas aspiraciones democráticas”. “Esto es incorrecto”, señala Herrick. En el reportaje, la agencia de noticias asegura que USAID se había negado a revelar el coste de este plan y que se había limitado a informar de que “trabaja con grupos de jóvenes independientes en Cuba en proyectos de servicio comunitario, de salud pública, de artes y en otros temas que involucran al público, de conformidad con nuestros programas de fomento de la democracia en todo el mundo”.

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El senador republicano de Florida Mario Díaz-Balart criticó el reportaje y apoyó la versión ofrecida por la Administración de Barack Obama a través de un comunicado en el que señaló que “las actividades prodemocracia”, como estas, “deben llevarse a cabo con discreción, porque los actos más inocuos son considerados crímenes en los Estados totalitarios”. “Es indignante que AP abandonara toda pretensión de objetividad y publicara un artículo de impacto, abiertamente sesgado, en contra de un programa que goza de un amplio apoyo bipartidista. ¿Acaso se opone de manera similar a los esfuerzos en favor de la democracia en otras sociedades oprimidas como Irán, Bielorrusia y Corea del Norte?”, dijo el congresista de ascendencia cubana.

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