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Cumbre ee uu-ÁFRICA

Obama corteja a África con dinero privado para frenar la influencia de China

Empresas de EE UU comprometen 14.000 millones de dólares en proyectos en el continente africano

Obama ofrece a África 14.000 millones de dólares.Foto: reuters_live
Silvia Ayuso

La empresa privada está echando una mano al gobierno de Estados Unidos en sus esfuerzos por contrarrestar la creciente influencia de China en África, un continente en expansión donde Washington teme estar perdiendo terreno, económico y político. La ayuda se concretó este martes en un cheque de 14.000 millones de dólares con el que se marcharán de Washington el casi medio centenar de líderes invitados esta semana a la primera cumbre estadounidense dedicada al continente.

El dinero, comprometido por un conglomerado de empresas estadounidenses, será destinado a diversos proyectos, desde la construcción a la energía limpia o la aviación, según el gobierno del presidente Barack Obama, quien se ha implicado personalmente en la mayor cumbre de gobernantes celebrada jamás en Washington.

Fuente: UN Com Trade (2012).

El gobierno acompañará esta cifra con otros 7.000 millones de dólares destinados a financiar la "promoción de las exportaciones estadounidenses a África y las inversiones" en ese continente.

Además, Obama ordenó entre otros la creación de un consejo asesor presidencial sobre relaciones empresariales con Áfricaque "aconseje al presidente sobre cómo reforzar la interacción comercial entre EE UU y África", según el decreto firmado este martes por el mandatario.

"Estados Unidos está haciendo un gran esfuerzo a largo plazo por el progreso en África", subrayó Obama al anunciar las medidas ante sus colegas africanos en Washington.

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El objetivo de este esfuerzo es doble: por un lado, aprovechar el potencial de crecimiento africano del que EE UU se puede beneficiar. “África es la segunda región que más rápido crece del mundo y alberga a seis de las diez economías que más rápido crecen”, recordó el secretario del Tesoro, Jacob Lew. Pero la meta es también -o sobre todo-, frenar la creciente influencia china en el continente.

La gran pregunta es si hay todavía tiempo para ello. La apuesta de China por África se ha multiplicado en la última década. Muestra de ello son los foros bilaterales que de forma regular ha venido celebrando en los últimos años, al igual que Europa, mientras que la de Washington es la primera gran cumbre africana de EE UU.

Pekín ya supera a Washington como el mayor socio comercial del continente africano, donde también compite duramente en el terreno del desarrollo y las ayudas, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Si China estornuda, África puede ahora resfriarse”, era el provocador título de un análisis del FMI a comienzos de año sobre la creciente influencia china en el continente africano, en el que se parafraseaba con toda intencionalidad el tradicional dicho sobre el peso global de la economía norteamericana “Si EE UU estornuda, el mundo se resfría”.

Pero a Washington no le preocupa sólo la pérdida de influencia económica en África. En un mundo de potencias emergentes que están poniendo en cuestión el peso político de EE UU en el mundo, desde Oriente Próximo a Ucrania o Afganistán, Washington ve con preocupación el posicionamiento chino en África.

Una táctica que Pekín ya ha practicado con éxito en el propio “patrio trasero” norteamericano, América Latina, donde China es el gran cliente de materias primas que entre otros han permitido el boom de muchos países latinoamericanos mientras el resto del mundo se hundía en la crisis global.

“La influencia estadounidense en el continente es ahora patéticamente pequeña comparada con la de los chinos y los europeos”, señalaba el columnista de The New York Times David Brooks. “La broma entre los participantes es que China invierte dinero, EE UU celebra recepciones”, dijo respecto de la cumbre de Washington.

La secretaria de Comercio estadounidense, Penny Pritzker, dejó entrever el martes la impaciencia de Washington por consolidar los lazos comerciales con África.

“La alianza comercial estadounidense-africana es esencial, y el momento de hacer negocios en África ya no está a cinco años de distancia. El momento es ahora”, proclamó en el marco de la cumbre.

De ahí el renovado esfuerzo de Obama en África con el sabroso cheque. Un dinero que EE UU asegura viene acompañado de un valor añadido con el que no pueden competir sus rivales en el continente: al contrario que la china, la inversión norteamericana llega con creación de puestos de trabajo para africanos y expansión de conocimientos que quedarán en la región cuando las empresas se hayan retirado.

"EE UU está decidido un socio en el éxito de África, un socio equitativo, un socio bueno y a largo plazo", subrayó el presidente. "No miramos hacia África solamente por sus recursos naturales, reconocemos a África por sus grandes recursos: su gente y su talento y potencial. No queremos solamente extraer minerales para nuestro crecimiento, queremos construir verdaderas alianzas para crear empleos y oportunidades para todos nuestros pueblos. Ese es el tipo de alianza que ofrece EE UU", insistió.

Seguridad africana en tiempos de Boko Haram, otra preocupación en EE UU

S.Ayuso

La preocupación de Estados Unidos ante la expansión del extremismo islámico en Africa, un continente desde donde en los últimos tiempos no cesan de llegar noticias de ataques de afiliados de Al Qaeda y de grupos más radicales aún como el nigeriano Boko Haram, es palpable en la cumbre bilateral que se celebra esta semana en Washington.

Sobre todo porque, según el gobierno de Barack Obama, esta inquietud es “compartida”. Los líderes africanos “están igual de preocupados por el aumento del terrorismo en el continente”, asegura la secretaria de Estado adjunta para Africa, Linda Thomas-Greenfield. “Ellos ven un nexo entre las actividades en las diferentes regiones y quieren mejorar su capacidad de respuesta, quieren poder compartir información y cooperar entre sí para atender estos temas”, resume las expectativas africanas que Washington espera poder cumplir a partir de la cumbre.

EE UU ha descartado el envío masivo de soldados a Africa, aunque sí mantiene fuerzas especiales en diferentes regiones. Además, Obama pidió en mayo al Congreso 5.000 millones de dólares para un nuevo Fondo para la Alianza Antiterrorista, con el objetivo de “atender de forma más efectiva amenazas emergentes (…) y desarrollar una red de alianzas desde el sur de Asia al Sahel”.

Las conversaciones sobre cómo ayudar de forma más conveniente a Africa en materia de seguridad tendrán lugar sobre todo este miércoles, en el último día de sesiones de la cumbre de Washington.

Pero Obama ya ha dejado claro su interés: “si queremos garantizar la seguridad a largo plazo, una de las cosas que podemos hacer es asegurarnos de que nos aliamos con algunos de los países que tienen fuerzas de seguridad bastante efectivas y que han participado en esfuerzos de mantenimiento de la paz y de resolución de conflictos en África”, dijo el viernes. “Y eso, en último término, puede salvarnos a nosotros y a nuestras tropas además de ahorrarnos un montón de dinero si tenemos aliados fuertes capaces de afrontar los conflictos en esas regiones”.

“Para tener parte en el éxito de África, debemos investigar en carreteras, puentes y en líneas eléctricas. Tenemos que proporcionar entrenamiento y apoyo a jóvenes emprendedores y debemos mejorar el acceso al capital para pequeñas empresas y fabricantes”, había resumido horas antes Jacob Lew. “Al reforzar nuestros lazos económicos con África, podemos alentar el crecimiento, aliviar la pobreza y promover la estabilidad”, aseveró.

La cuestión es si este plus estadounidense podrá contrarrestar el valor añadido que, destacaba el Times, supone para gobiernos no siempre transparentes ni totalmente democráticos el hecho de que Pekín no haga demasiadas preguntas incómodas a la hora de poner su dinero.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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