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La muerte del yihadista norteamericano dispara las alarmas en EE UU

El gobierno reconoce que le sigue la pista a varios yihadistas estadounidenses

Silvia Ayuso
Douglas McAuthur McCain.
Douglas McAuthur McCain.REUTERS

El pasaporte estadounidense hallado entre las pertenencias de un combatiente del Estado Islámico muerto tras un enfrentamiento en Siria el fin de semana ha hecho saltar todas las alarmas. Douglas McAuthur McCain, de 33 años, se convertía en el primer yihadista estadounidense confirmado que muere por el EI. Pero no es el único norteamericano que en los últimos meses ha viajado hasta Siria o Irak a incorporarse a las filas de un grupo tan radical que hasta Al Qaeda se ha desmarcado de él.

Se teme que haya decenas, si no hasta un centenar de estadounidenses combatiendo con el EI o por otros grupos extremistas, según fuentes estadounidenses.

De hecho, el Departamento de Estado dijo este miércoles que está tratando de confirmar los reportes que afirman que un segundo yihadista estadounidense murió junto a McCain en los mismos combates, registrados durante el fin de semana.

“Tenemos a ciudadanos que se están radicalizando y que viajan hasta allí (Siria). Hay una verdadera preocupación por que estas personas puedan aprovechar lo que han aprendido allí y que vuelvan a casa para perpetrar ataques terroristas”, reconocía mientras tanto el portavoz del Pentágono, John Kirby, en la cadena CNN.

Desde que se confirmó la muerte de McCain, el martes, se ha sabido que estaba desde hace algún tiempo en el radar de las autoridades, que lo habían incluido en una lista de seguimiento de posibles terroristas.

“Seguimos utilizando todas las herramientas que poseemos para desarticular y disuadir a las personas que viajan desde el extranjero para unirse a la yihad violenta y para vigilar a los que regresan”, aseguró la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Caitlin Hayden, al confirmar la muerte de McCain. También reveló que el gobierno “conocía” que estaba en Siria.

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El último caso confirmado antes del de McCain era el de Moner Mohammad Abusalha, un joven de 22 años oriundo de Florida y que murió en mayo en un atentado suicida al norte de Siria. En julio se conoció un vídeo en el que este joven, afiliado al Frente Nusra, hacía trizas su pasaporte estadounidense y amenazaba a EE UU y otros países occidentales. “Infieles, vamos a por vosotros”, proclamaba.

Y es que el problema no es sólo estadounidense.

En julio, el fiscal general, Eric Holder, ya advertía durante una visita a Noruega de que de los casi 23.000 extremistas violentos que se cree que actualmente operan en Siria, más de 7.000 son combatientes extranjeros, entre ellos “decenas de estadounidenses, una cifra que está creciendo”.

“Nos preocupa mucho la amenaza de combatientes extranjeros que tienen pasaportes occidentales y eso es algo que estamos siguiendo muy de cerca porque pensamos que podrían suponer una amenaza para nosotros”, corroboraba esta semana la portavoz del Departamento de Estado, Jennifer Psaki.

Según Holder, tanto EE UU como Europa tienen un interés “mutuo y apremiante” en desarrollar “estrategias compartidas para afrontar el flujo de extremistas de origen estadounidense y europeo en Siria”. Durante la Asamblea General de la ONU en septiembre, el presidente Barack Obama quiere celebrar una reunión del Consejo de Seguridad a nivel de jefes de Estado para discutir la “acuciante amenaza” que suponen los yihadistas extranjeros y la búsqueda de “herramientas” y recursos para frenarlo. “Atender esta amenaza es una cuestión internacional”, subrayó este miércoles de nuevo Psaki.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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