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Obama expondrá esta semana su plan para combatir al Estado Islámico

El próximo miércoles, el presidente de EEUU explicará al Congreso y a los ciudadanos su decisión de “iniciar una ofensiva” contra los yihadistas

Yolanda Monge
El presidente Obama, acompañado del vicepresidente Joe Biden.
El presidente Obama, acompañado del vicepresidente Joe Biden. Jacquelyn Martin (AP)

Un día antes de que se cumplan 13 años desde que Al Qaeda atacó EEUU, Barack Obama se dirigirá a la nación para dar a conocer cuáles son sus planes para combatir al renombrado Estado Islámico en Oriente Próximo. El próximo miércoles, el presidente de EEUU, tras un verano lleno de críticas por su supuesta parálisis –motivadas en parte por algunas desafortunadas declaraciones suyas-, explicará al Congreso y a los ciudadanos su decisión de “iniciar una ofensiva” contra los yihadistas pero recalcará que no habrá tropas estadounidenses sobre el terreno, ya que “esto no es el equivalente a la guerra de Irak”.

Obama hizo estas últimas declaraciones durante una entrevista emitida este domingo y grabada el pasado sábado en la Casa Blanca para el programa de televisión Meet The Press –que estrenaba presentador-. Según el mandatario, en estos momentos el Estado Islámico no representa una amenaza directa contra EEUU pero podría llegar a serlo. “Quiero que todo el mundo entienda que no hemos visto ninguna información reciente del espionaje sobre ataques a nuestro territorio” por parte del Estado Islámico, agregó Obama. “Pero la amenaza existe y tenemos la capacidad para manejarla y así es como vamos a hacerlo”, relató Obama a Chuck Todd, nuevo conductor del veterano espacio de información.

Antes de ofrecer su discurso el próximo miércoles, Obama se habrá reunido el día anterior con los líderes del Congreso con el objetivo de buscar apoyo para su estrategia contra el grupo islamista que ya controla partes de Siria e Irak y que ha acabado con la vida de dos reporteros estadounidenses. En su plan de juego “la próxima fase es pasar a la ofensiva”, dijo el presidente sin entrar en más detalles. “Esto no es como la guerra de Irak, esto es similar a la clase de campañas antiterroristas que hemos estado realizando de forma consistente en los últimos cinco, seis y siete años”.

Las palabras del mandatario llegaban casi paralelas al nuevo bombardeo por parte de Estados Unidos de posiciones del EI en los alrededores de la presa de Hadiza, en la provincia iraquí de Al Anbar, según informaba el Pentágono, que trata de evitar que la instalación caiga en manos de los yihadistas ya que suministra agua a millones de iraquíes y es el segundo mayor generador de electricidad de Irak. En palabras del secretario de Defensa, Chuck Hagel, “si la presa cae en manos del EI o es destruida, el daño que se producirá será muy importante”.

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Los yihadistas ya se hicieron con el control de la presa de Mosul, en el norte de Irak, manteniéndola en su poder durante diez días hasta ser expulsados por una fuerza mixta iraquí y kurda el pasado 18 de agosto. La provincia de Al Anbar está parcialmente dominada desde el pasado mes de enero por el EI, que meses después -en junio- se lanzó a conquistar nuevas zonas de Irak y proclamó un califato islámico.

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La operación anunciada en agosto por el presidente Barack Obama pretendía, según fue formulada, evitar la matanza de ciudadanos de la minoría yazidí en las montañas de Sinjar, así como proteger a los ciudadanos estadounidenses en el Kurdistán iraquí y la capital del país, Bagdad. Los ataques de la aviación estadounidense suponen por tanto una extensión de la operación, aunque el Pentágono mantiene que su objetivo es la defensa de sus nacionales en suelo iraquí.

La entrevista de Obama en NBC cumplía dos propósitos: servía de bienvenida para el nuevo presentador del veterano espacio de análisis político y social y permitía a la Casa Blanca salir del letargo del que ha sido acusada a la hora de enfrentar a los yihadistas que buscan la creación de un califato salafista. En la mejor de las versiones, Obama ha sido rehén este verano de sus propias palabras –mejor o peor interpretadas por la prensa- y actuaciones. Si marcharse a jugar al golf –con la consiguiente foto- nada más hablar con la familia del primer periodista decapitado por el renombrado Estado islámico no fue la mejor decisión de corrección política, tampoco ayudaron sus declaraciones de que su Administración no contaba “con una estrategia” en Siria para frenar el avance yihadista o que estos radicales eran unos meros alevines aprendices de terroristas.

El presidente parece ahora decidido a pasar a la acción y ser él quien marque la agenda, cuando ya hay voces demócratas en el Congreso que hablaban de iniciar una legislación que autorice a la Casa Blanca a intervenir en Siria. El primer paso se habría dado esta semana durante la cumbre de la OTAN en Gales y la creación por parte de Obama de una coalición internacional que apoyará con ataques aéreos el trabajo que sobre el terreno hagan las tropas iraquíes y kurdas. El segundo este domingo con esta suerte de avance informativo que ha protagonizado el presidente. El penúltimo paso –porque habrá más- se dará este miércoles cuando el presidente, a las puertas del

decimotercero aniversario de los ataques terroristas del 11-S, informe a sus ciudadanos de que Estados Unidos sigue en guerra contra el terrorismo, sea cual sea su denominación, cara o táctica.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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