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Trece años después del 11-S, EE UU inicia otra ofensiva contra el yihadismo

El aniversario de los atentados llega al día siguiente de que Obama anunciara su plan contra el EI

Obama, este jueves en el Pentágono.
Obama, este jueves en el Pentágono.Charles Dharapak (AP)

Trece años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos se prepara para iniciar otra ofensiva contra el terrorismo islámico. El rival ahora no es Al Qaeda y su santuario en Afganistán sino la que hasta febrero de este año era oficialmente una filial suya, el denominado grupo Estado Islámico (EI), que controla partes de Irak y Siria. La analogía con 2001 -pese a que el contexto y el enfoque de las estrategias son distintos- se cernió este jueves sobre los actos de homenaje a los cerca de 3.000 fallecidos en los ataques suicidas con aviones comerciales contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington, y en la caída de una cuarta aeronave en una zona rural de Pensilvania.

La coincidencia ha llevado a que el presidente de EE UU, Barack Obama, anunciara, en la víspera del aniversario del 11-S, su plan de acción contra el EI en Irak y Siria. El mandatario participó esta mañana en una ceremonia privada en el Pentágono -donde murieron 184 personas- pero no hizo ninguna referencia directa a su discurso de la noche del miércoles ni a la amenaza del EI.

Optó por poner el foco en la fortaleza estadounidense tras la barbarie vivida la mañana de aquel 11 de septiembre y el fracaso de los ideólogos de los atentados, lo que puede interpretarse también en clave actual. “Trece años después de que unas mentes pequeñas y odiosas conspiraran para rompernos, América se mantiene alta y orgullosa. Y guiada por los valores que nos sostienen, solo creceremos fuertes”, dijo Obama en una alocución en el Pentágono. "Seguimos adelante porque, como americanos, nunca cedemos al miedo".

Obama se esfuerza por desmarcar el enfoque de su estrategia contra el Estado Islámico de la de Bush contra Al Qaeda

“En las próximas generaciones, los americanos seguirán construyendo torres que se acercan al cielo, seguirán sirviendo en embajadas que apoyan la libertad en el mundo, seguirán llevando el uniforme y dando significado a aquellos que escribieron esas palabras hace dos siglos: La tierra de los libres. El hogar de los valientes. En las próximas generaciones, independientemente de la dificultad y el desafío, América será siempre América”, ahondó.

Quien sí hizo una referencia, aunque implícita, a la coyuntura del momento fue el secretario de Defensa, Chuck Hagel. Justo antes de que hablara Obama, afirmó que “vivimos en un tiempo de muchos desafíos complicados” y que éstos “siempre” han sido respondidos como una “nación unida en su objetivo”.

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Pese al paralelismo, la lucha contra el terrorismo del demócrata Obama es muy distinta de la de su predecesor, el republicano George W. Bush, que impulsó las guerras de Afganistán en 2001 e Irak en 2003. En su discurso del miércoles, Obama -que se opuso como senador a la guerra de Irak y que como mandatario impulsó la salida de todas las tropas en 2011- se apresuró a trazar diferencias. Quiso subrayar que el esfuerzo que ahora se va a realizar con bombardeos en Irak y Siria “será diferente” respecto a las guerras de Bush. No habrá tropas de combate sobre el terreno y se asemejará más a las intervenciones aéreas en Somalia y Yemen.

Un 53% de estadounidenses teme un atentado terrorista

La creciente amenaza del EI ha aumentado el temor de los estadounidenses a que pueda tener lugar un atentado terrorista en los alrededores del 11 de septiembre de este año. Según un sondeo de la cadena CNN, un 53% de los consultados considera que es "probable" que ocurra un atentado, por encima del 39% de 2011, cuando se celebraba el décimo aniversario de los ataques.

La percepción de la opinión pública coincide con el incremento -tras la decapitación en las últimas tres semanas de dos periodistas estadounidenses a manos del EI- de la proporción de estadounidenses (un 71%) a favor de bombardear las posiciones de ese grupo yihadista en Irak y Siria.

Las diferencias de filosofía son palpables entre el discurso que impartió Bush en el Congreso pocos días después del 11-S y el de Obama el miércoles en la Casa Blanca. Hace 13 años, el republicano empleó un tono mucho más encendido y amenazador con el régimen talibán y Al Qaeda, esbozó una robusta campaña militar y abrazó una cruzada ideológica para derrotar al terror. “Esta es la lucha de la civilización. La lucha de todos los que creen en el progreso y el pluralismo, la tolerancia y la libertad”, subrayó Bush.

Obama, en cambio, se mostró mucho más contenido, como reflejo de su mayor reticencia al militarismo y apuesta por el multilateralismo. Alejándose del idealismo de Bush y abrazando posiciones más pragmáticas, ensalzó que EE UU “no puede acabar con todo rastro de maldad en el mundo”, donde pequeños grupos de asesinos tienen “la capacidad de hacer mucho daño”.

Pese a estas divergencias en forma y fondo, los discursos de Bush y Obama coinciden en algunos principios básicos: ambos alertan de la sinrazón del terrorismo islámico y dejan claro que el yihadismo no tiene cabida y que como presidentes no se quedarán de brazos cruzados ante la amenaza que supone. “La única manera de derrotar al terrorismo como amenaza a nuestro modo de vida es pararlo, eliminarlo y destruirlo allí donde crece”, señaló Bush. “Vamos a perseguir a los terroristas que amenazan a nuestro país, dondequiera que estén”, afirmó trece años después su sucesor, que también habló de “degradar y eliminar” a los yihadistas.

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