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Putin cosecha en las urnas regionales los frutos de su deriva nacionalista

Rusia Unida obtiene 20 de los 30 gobernadores en juego y dominará el parlamento de Crimea

Un soldado ruso, emite su voto en Sebastópol, Crimea, este domingo
Un soldado ruso, emite su voto en Sebastópol, Crimea, este domingoA. Polegenko (AP)

Subido a la ola de la popularidad del presidente Vladímir Putin —disparada tras su intervención en Ucrania— su partido, Rusia Unida, ha logrado unos apabullantes resultados en los diversos comicios regionales celebrados el domingo en el país. Los resultados de las elecciones a gobernador en 30 provincias y de asambleas legislativas en 14 entidades federadas en Rusia —donde también se celebraron comicios locales en 84 de las 85 regiones— representan un espaldarazo al Gobierno cuando éste pasa por momentos difíciles debido a las sanciones de Occidente por su apoyo a los separatistas en Ucrania.

Los rusos mostraron el domingo su apoyo a Rusia Unida, encabezado por el primer ministro, Dmitri Medvédev, y anteriormente liderado por Putin. El partido obtuvo 20 de los 30 puestos de gobernador en juego; otros nueve ganadores que no pertenecen a Rusia Unida cuentan también con el respaldo del Kremlin; y el último puesto fue para el Partido Comunista, que ha apoyado a Putin en su política respecto a Crimea y a Ucrania, y cuyo representante —como en los otros 29 casos— ya ocupaba el cargo y fue simplemente reelegido.

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Todos los jefes regionales vencieron por un holgado margen, con porcentajes muy elevados (en la mitad de los casos, sobre el 80%), salvo en la República de Altái, donde el reelecto gobernador logró sólo el 50,63% de votos.

Por primera vez, Crimea y Sebastopol eligieron sus asambleas legislativas como parte de Rusia. En Crimea, el partido gubernamental obtuvo más del 70% de los votos y dominará un parlamento local en el que, según los datos preliminares, estará representado sólo otra organización: el nacionalista Partido Liberal-Democrático (PLD). Estas elecciones no han sido reconocidas por la Unión Europea, que reclama que la península pertenece a Ucrania.

En Moscú, de los 45 escaños en juego, Rusia Unida consiguió 28, y otros 10 los ganaron los candidatos independientes apoyados por esta formación. Los comunistas obtuvieron cinco diputados; el PLD, uno; y otro el movimiento Ródina (Patria). La derecha prooccidental —que se autodefine como “democrática”— ha desaparecido prácticamente del mapa político ruso.

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El primer ministro, Dmitri Medvédev, al comentar estas elecciones, expresó: “En tiempos en que una serie de nuestros socios —si es que se les puede calificar de tales— está poniendo a prueba a Rusia a través de sanciones y de toda clase de amenazas, es importante no sucumbir a la tentación de optar por las llamadas soluciones fáciles, sino continuar desarrollando los procesos democráticos en nuestro país”.

Como toque humano, Medvédev agregó que los resultados son el mejor regalo que le podrían haber hecho para su 49 cumpleaños, el domingo, día de los comicios.

El triunfo del partido gubernamental, al que no han frenado la inflación ni la caída del rublo experimentadas a raíz de las sanciones económicas y los bajos precios del petróleo, “es una proyección del alto grado de confianza que los ciudadanos muestran en Putin y del apoyo a su política”, opina el politólogo Dmitri Badovski, cercano al Kremlin. Su colega Serguéi Markov considera que este éxito de Rusia Unida puede conducir a unas elecciones parlamentarias anticipadas con el fin de fortalecer aún más al Gobierno.

Otros analistas critican las elecciones con el argumento de que los representantes de la “oposición verdadera” no pudieron competir, debido a cambios en la ley electoral y que las autoridades no los registraron como candidatos aduciendo pretextos técnicos. Sin embargo, los observadores que representaban a la oposición consideraron que los comicios en Moscú habían transcurrido sin fraude ni irregularidades.

Entre los descontentos figuran partidos que apoyan la política del Kremlin, como el PLD o Rusia Justa, que obtuvieron resultados mucho más bajos de los esperados.

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