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Un policía de Sao Paulo mata a un vendedor ambulante durante una redada

El agente controlaba el comercio irregular. El episodio vuelve a cuestionar la brutalidad policial en Brasil

María Martín

El jueves pasado, un policía militar de Sao Paulo, que integraba una redada contra vendedores de productos falsificados y DVD pirata mató de un disparo en la cabeza a Carlos Augusto Braga, un vendedor ambulante de 30 años y padre de cuatro hijos. La víctima trató de arrancar de las manos del policía un spray de pimienta mientras los agentes reducían a otro vendedor. El oficial, ya con el dedo el gatillo, simplemente, le descerrajó un tiro. Braga, herido de muerte, dio una decena de pasos y se desplomó en el suelo ante su mujer, su hermana y una multitud de curiosos.

La escena puede describirse con detalle porque varias personas la filmaron con un teléfono móvil. Es así como los ciudadanos han aprendido a defenderse de la brutalidad e impunidad policial, un problema, hasta hace poco oculto, que se repite en Sao Paulo y en el resto Brasil. Si no hubiese sido por las imágenes grabadas, se habría impuesto la primera versión oficial, que las autoridades mantuvieron durante horas: hubo un enfrentamiento entre los vendedores y los agentes, el tiro fue accidental y el policía, acorralado, también resultó herido de bala. En realidad, apenas sufrió unos arañazos. Con el vídeo incendiando todas las redes sociales, la policía cambió de versión y envió a prisión al agente, acusado de la muerte hace unos meses de un mendigo.

Los vendedores ambulantes del barrio, tras la muerte de su colega, denunciaron ante las cámaras los abusos que sufren desde hace años por parte de la policía militar y bloquearon las calles con barricadas en llamas. En plena hora punta, los agentes reaccionaron con amenazas y bombas de gas lacrimógeno en una zona conocida por su comercio.

El alcalde de la ciudad, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores de Dilma Rousseff, calificó la muerte del vendedor ambulante como un “episodio aislado”. Pero la violencia gratuita de la policía es habitual. Los especialistas y el sector más progresista de la población critican el comportamiento de una policía que aún conserva prácticas de la dictadura (1964-1985) y que no está entrenada para lidiar con situaciones cotidianas de tensión en la calle, como ha demostrado durante las protestas que agitan el país desde junio de 2013. Entre 2005 y 2009, la policía de Sao Paulo mató más de una persona por día, 2.045 víctimas, según un informe de la propia corporación.

Ningún vendedor ambulante trabajó al día siguiente en la zona del incidente en señal de luto. Durante el velatorio, en una humilde sala muy lejos de los barrios de imponentes rascacielos de la ciudad, la viuda, Claudine da Silva de 31 años, lamentaba no haber tenido tiempo para cambiar de vida: “La policía me había golpeado varias veces, incluso embarazada. La noche anterior a la muerte de mi amor nos prometimos que en diciembre dejaríamos las calle para poder parar de correr”.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.

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