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Los ‘tories’ proponen más recortes para seguir en el poder en Reino Unido

El primer ministro británico aspira a seguir gobernando con una congelación de prestaciones

Pablo Guimón
El ministro de Finanzas británico, en la conferencia del Partido Conservador el 29 de septiembre
El ministro de Finanzas británico, en la conferencia del Partido Conservador el 29 de septiembreM. C. (Getty)

Más recortes. La receta del Partido Conservador para seguir en el poder después de las elecciones del próximo mes de mayo podrá ser tachada de muchas cosas, pero no de cobarde ni de populista. El ministro de Finanzas británico, George Osborne, subió el lunes al atril de la conferencia anual que celebra en Birmingham su partido y, en un discurso que sienta las bases de la estrategia de los tories de cara a la reelección, pidió más esfuerzo a los británicos para reducir el déficit presupuestario y consolidar la recuperación económica.

Osborne, de 43 años, anunció una congelación durante dos años de las prestaciones sociales a las personas en edad de trabajar, en caso de ganar las elecciones. Con ello se ahorrarían 3.200 millones de libras anuales (4.100 millones de euros) que se destinarían a reducir el déficit. “Esta es la medida que debemos tomar para proteger la estabilidad económica y asegurar un futuro mejor”, dijo. “La manera más justa de reducir la factura del estado de bienestar es asegurarse de que las prestaciones no suben más que los sueldos de los contribuyentes que las pagan. Tendremos un sistema de prestaciones sociales que sea justo para quienes las necesiten, pero también para quienes las pagan”.

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El Gobierno formado tras las elecciones de 2010 ha visto como, con su impopular política de ajustes que obligó a los conservadores a gobernar en coalición con los liberaldemócratas, la economía británica ha vuelto a crecer. Los votantes valoran mejor su capacidad para gestionar la economía que la de la oposición, pero aún así los conservadores siguen por detrás en las encuestas. Los salarios apenas crecen y la deuda pública está previsto que alcance la cifra récord del 79% del PIB en 2016.

Con unas cuentas públicas instaladas en los números rojos, el responsable de las finanzas del Gobierno tuvo pocas alegrías que ofrecer. Apeló, en cambio, al crédito merecido por haber devuelto a la economía británica al crecimiento y arremetió contra el “despiste” de la oposición. “Olvidarse de hablar sobre el déficit no es solo un desafortunado error”, dijo, en referencia al discurso de la semana pasada de Ed Miliband en la Conferencia de los laboristas. “Le inhabilita total y completamente para el puesto de primer ministro al que aspira”, dijo.

Osborne aseguró que el déficit es ya casi la mitad del que heredó del anterior Ejecutivo laborista. “Pero alcanzar el superávit es la única manera de asegurarnos la reducción de una deuda pública peligrosamente alta”, advirtió. “Y eliminar el déficit requiere 25.000 millones de libras más de ahorro o de nuevos impuestos. Y no voy a decir que eso es fácil, pero tampoco es imposible”.

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Además de la congelación de las prestaciones (de la que se excluyen las destinadas a personas con discapacidad y pensionistas, que seguirán subiendo con la inflación), Osborne enunció otras medidas, como la reducción de los gastos de la administración durante dos años más, al mismo ritmo al que se viene haciendo durante esta legislatura. Y, en el lado de los ingresos, avanzó una lucha contra los gigantes de Internet que tributan fuera del país. “Algunas compañías tecnológicas”, dijo, “se van a distancias extraordinarias para pagar poco o no pagar nada aquí. Mi mensaje a ellas es claro: vamos a poner fin a esas prácticas”.

Y en un guiño a los mayores más pudientes y sus descendientes, Osborne prometió eliminar el impuesto de sucesiones (del 55%) que se aplica a los fondos de pensiones que los fallecidos dejan a sus herederos.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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