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“La presión callejera no es suficiente; hacen falta huelgas laborales”

Entrevista a Alex Chow, uno de los líderes estudiantiles del movimiento prodemocracia de Hong Kong

Alex Chow, entre otros líderes prodemocracia, en la reunión con las autoridades de Hong Kong.
Alex Chow, entre otros líderes prodemocracia, en la reunión con las autoridades de Hong Kong. PHILIPPE LOPEZ (AFP)

Alex Chow, de 23 años, es el secretario general de la Federación de Estudiantes Universitarios de Hong Kong, la organización que en nombre del movimiento prodemocracia dialogó, en un debate sin predecentes en el territorio autónomo chino, con el Gobierno local sobre reformas electorales. La conversación se saldó sin acercar posiciones, y los estudiantes aseguran que mantendrán las sentadas hasta que el Ejecutivo presente una propuesta que garantice elecciones libres y democráticas en 2017. En conversación con EL PAÍS analiza el fenómeno de las manifestaciones en las calles hongkonesas desde hace 25 días y sopesa los próximos pasos.

Pregunta. ¿Cómo evalúa el resultado del diálogo con el Gobierno?

Respuesta. Nunca tuvimos grandes expectativas, así que no estamos muy defraudados, aunque los funcionarios nos ofrecieron aún menos de lo que esperábamos. Lanzaron un par de palabras clave sobre la mesa: “informe” y “plataforma”, pero son términos sin significado porque no hay fecha, detalles ni metas definidas. Esta Administración no tiene el coraje de decirle a Pekín que la gente de Hong Kong no acepta su propuesta de reforma electoral. Ante esta realidad, nuestra tarea es, mediante el movimiento de desobediencia civil, presionar sobre el Gobierno autónomo y obligarle a transmitir este mensaje de la ciudadanía a Pekín. Queremos hacerles entender a estos funcionarios que tienen esta obligación y también este derecho.

P. Desde el principio se ha criticado a este movimiento por su aparente falta de liderazgo. Con el inicio del diálogo ¿es el momento para reclamar ese liderazgo?

Seguir pidiendo la renuncia del jefe del Ejecutivo no tiene valor estratégico"

R. El problema ahora es la confianza mutua, la cohesión. Creo que es un buen momento para ganarse nuevamente la confianza de la gente, pero hay desafíos, hay que trazar un plan de acción claro que convenza a todos y con el cual podamos avanzar juntos. Algunos quieren avanzar y otros creen que es hora de retroceder. Incluso dentro de los que quieren seguir avanzando hay divisiones: la Federación, por ejemplo, cree en seguir por el camino de la desobediencia civil y no solamente en la ocupación callejera.

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P. ¿Cómo llevar adelante las negociaciones con el Gobierno si éste no parece querer ofrecer ninguna concesión significativa?

R. La clave ya no está en el diálogo o la negociación, sino en ejercer suficiente presión política y social para forzar al Gobierno a más concesiones. También hace falta lograr que el Gobierno central comprenda que Hong Kong necesita su atención. La presión ejercida por la ocupación callejera es significativa, pero la cruda realidad es que no es suficiente. Si tan solo con la ocupación pudiésemos lograr nuestras metas, ya nos habríamos ido a casa. Hace falta más, una huelga laboral y estudiantil combinadas, una mayor cohesión de los sectores de la sociedad. Sin semejante fuerza social no hay más de qué hablar. Nuestro desafío es atraer más apoyo de diferentes sectores de la sociedad.

P. ¿Qué planean hacer para que el Gobierno ponga más sobre la mesa?

R. Habrá que ofrecerle al Gobierno salidas mientras dure la presión de las sentadas. No creo que esta sea la tarea de la Federación: corresponde a los académicos (colíderes del movimiento) idear planes en esta etapa. Es una división de tareas. Aunque la gente niegue que exista un liderazgo, los organizadores seguimos trabajando en conjunto. Hay que entender que la fuerza de este movimiento ya ha llegado a su límite, y esto es lo poco que conseguimos.

Tenemos que hacer entender a la gente que no habrá un resultado inmediato"

P. Si, como dice, el movimiento está al límite, ¿cuáles son las opciones?

R. Es difícil convencer al manifestante de volver a casa si el Gobierno no hace ninguna concesión. Además, mucha gente viene con la idea de que, si no conseguimos elecciones libres esta vez, habremos fracasado para siempre. Tenemos que hacerles entender que no se lograrán resultados inmediatos. En el mejor de los casos el Gobierno nos ofrecerá un plan más concreto, un calendario con metas claras. Con esto la gente podrá marcharse y, si no se cumplen las promesas, organizarse y salir de nuevo a las calles. Pero el Gobierno también puede no satisfacer ninguna de nuestras demandas. En ese caso deberemos plantearnos cómo amplificar la presión, y la respuesta quizás esté nuevamente en la organización cívica y la protesta.

P. Una de las demandas al principio de las sentadas era la dimisión del jefe del Ejecutivo, Leung Chun-Ying. ¿Por qué ya no se habla de eso?

R. Su dimisión no es decisión suya. El que decide es Pekín, que ya le mostró su apoyo. Se le nota ahora más confiado y firme que al principio. Seguir pidiendo su renuncia no tiene valor estratégico. Además, todos son conscientes de que no resolvería nada.

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