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¿Dónde está el muro?

La formidable estructura que seccionaba Berlín fue demolida Algunos fragmentos fueron subastados o cedidos a instituciones

Fragmento del muro de Berlín en Simi Valley, California, expuesto en la Biblioteca y Museo Presidencial Ronald Reagan desde 1990
Fragmento del muro de Berlín en Simi Valley, California, expuesto en la Biblioteca y Museo Presidencial Ronald Reagan desde 1990L. NICHOLSON (REUTERS)

Alec Leamas, el espía que surgió del frío y personaje trágico de la famosa novela escrita por John Le Carré, se dejó inmolar en un tramo del famoso Muro de Berlín que había sido construido en la Bernauerstrasse. Cuando Karla, el eterno enemigo de George Smiley, desertó de su mundo de espías, eligió, según la descripción que ofrece el escritor en su novela La gente de Smiley, el paso fronterizo ubicado en el famoso puente Oberbaumbrücke para entregarse al genial jefe del Circus.

Eran otros tiempos y el Muro de Berlín era una perfecta fuente de inspiración para autores como Le Carré, un maestro del género del espionaje. Pero, a partir de la histórica noche del 9 de noviembre de 1989, el escritor británico se vio obligado a jubilar a Smiley, cuando el Muro se derrumbó a causa de dos palabras mágicas pronunciadas por Günter Schabowski, el entonces portavoz del Comité Central del partido comunista de la RDA, cuando respondió a la pregunta que le formuló Peter Brinckmann, un periodista alemán del Bild que estaba sentado en la primera fila en el centro internacional de prensa en Berlín Este: "Ab sofort" (¡De inmediato!)

25 años después de la histórica noche que puso fin a la división de Alemania y que desencadenó la implosión de la Unión Soviética, los turistas que llegan a la gran ciudad para contemplar la odiosa barrera de acero y hormigón experimentan una sorpresa que les desconcierta y que les obliga a formular una pregunta, que una dependiente del Museo del Muro en la calle Friedrichstrasse, ubicado a escasos metros del famoso Check Point Charlie, escucha todos los días. "¿Dónde está el Muro?", quiere saber la gente.

Un fragmento de la famosa East Side Gallery, 1,3 km de muro que fueron restaurados en Berlín
Un fragmento de la famosa East Side Gallery, 1,3 km de muro que fueron restaurados en BerlínBernd von Jutrczenka (AP)

Hasta la noche mágica del 9 de noviembre, la formidable fortificación de acero y hormigón rodeaba el sector occidental de Berlín a lo largo de 156 kilómetros, y el llamado muro de protección antifascista se había convertido en un escaparate perfecto para presenciar el fracaso de una ideología importada de Moscú. Después de la unificación de las dos Alemanias, llegaron las grúas, los camiones y las excavadoras para derribar la barrera, más de 200.000 toneladas de hormigón y acero. La ignominia debía desaparecer.

Más de 40.000 bloques de 1,20 metros de ancho y 3,6 metros fueron triturados y convertidos en material para reparar la autopista que une a Berlín con el mar Báltico. Una parte del Muro fue subastado con éxito por Limex, una antigua firma de la RDA y un centenar de segmentos fue donado a museos e instituciones a lo largo y ancho del planeta, como el Museo Imperial de Guerra de Londres, la biblioteca de Ronald Reagan en California y en Newsmuseum de Washington.

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Dos segmentos del Muro también adornan un baño para hombres en un casino de Las Vegas, un bloque original del Muro se puede contemplar en el Parque Europa de Madrid y cuando el papa Francisco o su antecesor Benedicto XVI pasean por los jardines del Vaticano, pueden contemplar un trozo de la famosa barrera que dividió Berlín y Europa, gracias a un regalo que recibió el Vaticano en 1994.

Los restos del Muro también hicieron rico a Volker Pawlowski, un empleado que trabajaba en una empresa de la construcción en Berlín, y que tuvo la genial idea de comprar 150 metros de Muro para convertirlos en trozos de diferentes tamaños que se siguen vendiendo como pan caliente en las tiendas de souvenir de la capital.

"Todos los trozos están acompañados por un certificado de autenticidad", dijo Pawlowski durante una entrevista reciente. "Tengo material para muchos años y espero que la demanda siga siendo alta". Pawlowski también distribuye trozos de muro a los hoteles de lujo y tiene a la venta bloques completos que cuestan 5.000 euros.

En vísperas del 25 aniversario de la caída del Muro no es raro encontrar turistas que visitan la Puerta de Brandeburgo, que preguntan con inquietud donde pueden ver y tocar la famosa barrera. Una respuesta obligada es la famosa East Side Gallery, ubicada en la Mühlenstrasse, el tramo más largo de Muro (1,3 kilómetros) que logró sobrevivir a los apasionantes días que siguieron a la noche del 9 de noviembre, convertido ahora en la galería de arte al aire libre más grande del mundo.

La galería consta de 103 murales pintados por artistas de todo el mundo que quisieron rendir un homenaje a la libertad y documentar la euforia y esperanza por un mundo mejor que se produjeron con el fin de la guerra fría. El mural más emblemático, muestra a Leonidas Breznev —el que fuera jefe de Estado de la Unión Soviética— y Erich Honecker, presidente de la RDA, unidos en un apasionado beso fraterno.

Pero todas las personas que desean apreciar en toda su dimensión lo que represento para la población de la ciudad la barrera de acero y hormigo —un instrumento único de represión—, tienen una cita obligada en la Bernauerstrasse, el tramo de Muro donde Alec Lamas, el agente enviado por Smiley a Berlín Este, perdió la vida y donde el soldado del Ejército del Pueblo de la RDA, Hans Conrad Schumann, se convirtió en el primer desertor.

El 15 de agosto de 1961, con 19 años, estaba como centinela en el Muro de Berlín, el cual se encontraba en su tercer día de construcción, en el cruce de Ruppinerstraße con Bernauerstraße. El Muro no era más que una pequeña valla alambrada. Aprovechando su oportunidad, Schumann saltó la alambrada y su huida fue capturada por el fotógrafo Peter Leibing. La foto se convirtió en una de las más famosas de la Guerra Fría.

En la Bernauerstrasse las autoridades de Berlín construyeron un monumento destinado a recordar la división que vivió el país entre 1961 y 1989 y también a las víctimas de la tiranía comunista. Los arquitectos dejaron un tramo de muro de 60 metros y levantaron numerosos paneles donde se puede leer la trágica historia que marcó a la ciudad cuando un ejército de obreros comenzó a construir el famoso Muro el 13 de agosto de 1961.

El puente Oberbaumbrücke, elegido por Karla para abandonar para siempre el paraíso socialista y confesar sus secretos al inolvidable George Smiley, fue abierto al tráfico en 1994 y en los últimos años se ha convertido en el epicentro de una fiesta interminable que protagonizan los turistas que llegan a la ciudad a disfrutar del encanto de la vida nocturna.

El único tramo de Muro que existe en el centro histórico de Berlín está pegado a la sede del actual Ministerio de Finanzas (Niederkirchnerstrasse) e, ironía de la historia, está ahora protegido por las leyes y la policía que vigila la zona para impedir que un turista armado de un pico intente llevarse un recuerdo inmortal. Pero las autoridades no saben cómo evitar que los visitantes que caminan por la Postdamer Plazt cubran de chicles los segmentos de Muro que hay en el lugar. "Es una costumbre indigna y una gran falta de respeto", señaló Peter Staffel, un diputado democratacristiano en el parlamento regional que desea limpiar los bloques.

La respuesta de las autoridades: "No se pueden limpiar porque se destruirán los dibujos".

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