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Un juez anula la cuarentena impuesta a la enfermera en Maine

Desafía la decisión de varios gobernadores de aislar al personal sanitario que trató a pacientes de ébola en África Occidente

Kaci Hickox junto a su pareja Ted Wilbur
Kaci Hickox junto a su pareja Ted WilburWhitney Hayward (AP)

Kaci Hickox vuelve a poner en evidencia los protocolos que están siguiendo algunos gobernadores de Estados Unidos para contener la expansión del ébola. Un día después de saltarse el aislamiento que le han impuesto las autoridades, saliendo a dar un paseo en bicicleta con su pareja, un juez en Maine es el que desafía la medida rechazando su puesta en cuarentena. La enfermera denuncia desde hace una semana que se están violando sus derechos.

En opinión del juez Charles LaVerdiere, la enfermera puede entrar y salir de su cada cuando quiera e ir donde le parezca siempre que se controle la temperatura e informe a los responsables de salud sobre sus actividades. La conclusión es rotunda: al no mostrar síntomas, no está en condiciones de contagiar el virus. Además, considera que las autoridades no demostraron que la restricción de sus movimientos es necesaria para proteger al público.

La enfermera estadounidense fue puesta en aislamiento hace justo una semana en el hospital universitario de Newark, tras llegar a EE UU procedente de uno de los países afectados por la epidemia de ébola en el África Occidental. Fue la primera a la que se le aplicó el nuevo régimen de cuarenta al personal sanitario que estuvo en contacto directo con pacientes en esa zona.

Su creó además un enfrentamiento directo entre la Casa Blanca y los gobernadores de Nueva York y Nueva Jersey, promotores de esta medidas. LaVerdiere, por su parte, fue el mismo magistrado que este pasado jueves dictó que Hickox debía evitar grupos o moverse en transporte público, además de guardar tres pies de distancia con terceras personas para evitar el contagio.

El gobernador de Maine, Paul LePage, dijo ayer que Kaci Hickox estaba poniendo a prueba su paciencia con sus paseos. Aunque ahora el juez reconsidera en parte su posición inicial, mantiene que la voluntaria debe llamar al menos una vez al día a los servicios de salud que siguen su caso, para que estén al corriente de su evolución durante los 21 días de incubación.

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