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Rusia colaborará con las autoridades elegidas en el este de Ucrania

Los rebeldes celebran unas elecciones que Kiev considera “una farsa de terroristas”

Pilar Bonet
Rebeldes prorrusos votan en un colegio electoral de Donetsk.
Rebeldes prorrusos votan en un colegio electoral de Donetsk.D. Lovetsky (AP)

Los insurgentes prorrusos de las denominadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (RPD y RPL) celebraron ayer unas elecciones para legitimarse que son reconocidas únicamente por Rusia y que contradicen los acuerdos firmados en septiembre por Ucrania, Rusia y los independentistas en Minsk bajo la égida de la OSCE. El apoyo de Moscú a la cita con las urnas en el territorio rebelde de Ucrania anuncia una nueva escalada de tensión entre Rusia y Occidente.

El jefe de la Duma Estatal de Rusia, Serguéi Narishkin, dijo ayer por la noche que Moscú está dispuesta a “colaborar con las nuevas autoridades” de la RPD y RPL. El vicejefe de Gobierno, Dmitri Ragozin, responsable de la industria militar, manifestó a su vez que las importaciones industriales procedentes de la RPD y RPL no serán sustituidas por mercancías de fabricación rusa, como ocurre con las importaciones del resto de Ucrania.

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Mientras tanto, en Kiev el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, calificó los comicios de “farsa pistola en mano, tanques y ametralladoras en parte de Donbás (las provincias de Donetsk y Lugansk)” de la que son responsables “dos organizaciones terroristas”. Se trata, según el jefe del Estado, de un “acontecimiento horrible que no tiene nada que ver con la expresión real de la voluntad popular”. Ucrania, afirmó, reaccionará de “forma adecuada” al incumplimiento de los protocolos de Minsk.

A las urnas había sido convocada la población residente en los territorios controlados por los insurgentes, enzarzados en una guerra con Kiev que se ha cobrado ya más de 4.000 víctimas. La RPD y la RPL han contado con ayuda humana y técnica procedente de Rusia, cuyo ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ya había dicho que Moscú reconocerá los comicios. En ellos se elegían simultáneamente los máximos dirigentes y los parlamentos independentistas. En Donetsk, tres eran las candidaturas al puesto de jefe de la RPD, y el favorito entre ellos era actual jefe de Gobierno Alexandr Zajárchenko, quien según las encuestas a pie de urna, habría superado el 81% de los votos. Zajárchenko, un minero de formación, declaró que quería “construir un Estado”.

Para el Parlamento se presentaban dos de las tres formaciones, que los separatistas han “legalizado” tras vetar a otras muchas que intentaban registrarse, entre ellas las que apoyan a otros independentistas rivales de los que controlan al poder y el partido comunista. Legalizados han sido el Movimiento Social República de Donetsk, del vicejefe del Gobierno Andréi Purguín, y Donbás Libre. En Lugansk, Igor Plotnitski, el actual jefe de la RPL, esperaba que las urnas lo confirmaran en su puesto.

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La Duma Estatal de Rusia, la cámara baja del Parlamento, que no envió observadores a las elecciones parlamentarias ucranias del pasado domingo, sí lo hizo a Donetsk y Lugansk. Además, Moscú organizó el viaje de los observadores internacionales, que fueron invitados por las mismas instituciones y coordinados por las mismas personas que lo hicieron en el referéndum ilegal de Crimea el pasado marzo. Entre los 70 observadores internacionales estaban los abogados españoles Felipe Delgado y Renato Landeira, invitados por el Instituto de Estudios de Integración Internacional de Moscú. Delgado y Landeira declararon por teléfono a esta corresponsal que habían llegado a Donetsk el sábado, tras volar a Moscú y de allí, a Rostov, desde donde viajaron en autobús a Ucrania. Ambos consideraron que las elecciones transcurrían “normalmente” y con una gran afluencia de votantes, aunque con “mucho despliegue de fuerzas de seguridad”. Landeira dijo haber acudido por “curiosidad jurídica” y ser socio de Pedro Mouriño, el empresario gallego que fue observador a Crimea. Mediasiete, la empresa de la que ambos forman parte, según su página de web, ha colaborado en diversos proyectos con el Instituto de Estudios de Integración Internacional de Moscú. El servicio de seguridad ucranio ya ha anunciado que va a declarar persona non grata a todos los observadores que participaron en el proceso.

Rusia envió un nuevo convoy de “ayuda humanitaria” el domingo y artistas rusos animaban la noche electoral en el centro de Donetsk. Junto a los colegios se vendían sacos de cebollas, zanahorias y patatas por el insignificante precio de una grivnia (menos de diez céntimos de euro). Se formaron largas colas de gente dispuesta a esperar varias horas para depositar su voto. La afluencia de gente a los colegios puede atribuirse en parte a los votantes suplementarios, procedentes de barrios muy destruidos por los bombardeos donde no se abrieron los colegios.

Durante el fin de semana hubo varios incidentes violentos. En la noche del sábado al domingo los tanques ucranios intentaron entrar en la ciudad de Górlovka, pero fueron rechazados y la población fue después bombardeada, según los insurgentes. La situación se agravó en el distrito de Shajtiorsk y Kirovsk y en los alrededores de la ciudad de Mariúpol. El corresponsal del diario Komsomólskaya Pravda relataba que los colegios no se abrieron en Shajtiorsk ni en Zhdanovka, porque “desde la pasada noche allí hay guerra”. Esto indicaría que las tropas ucranias prosiguen sus intentos de abrir una brecha entre la RPD y RPL. Por la mañana un vehículo explotó en un puesto de control y mató a dos militares ucranios. En Lugansk, los insurgentes intentaban desplazarse hacia el norte junto a la localidad de Shastie, donde está la central eléctrica de la que depende la ciudad de Lugansk. Un poco más al norte está ubicado el principal nudo de distribución de gas de la región, actualmente bajo control de las tropas leales a Kiev.

Rusia ha tratado de crear confusión en torno a los acuerdos de Minsk asegurando que existían unos protocolos secretos. En su punto 9, el protocolo firmado el 5 de septiembre en la capital bielorrusa deja bien claro que las elecciones en Donetsk deben ser de carácter local y proceder de acuerdo con la ley ucrania. Sin embargo, el tipo de elecciones que los separatistas han organizado no encaja en esta definición, pues tienen como objetivo crear órganos de poder locales que legitimen la secesión.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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