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Condena a muerte en Alchevsk

Pilar Bonet
Momento del "juicio popular" de Novorrosia.
Momento del "juicio popular" de Novorrosia.

 

Alexéi Mozgovoi, uno de los líderes insurgentes de Lugansk, ha difundido a fines de octubre un vídeo que está causando un gran impacto y que se puede ver en este enlace (Youtube ha desactivado la opción de insertarlo):

http://www.youtube.com/watch?v=T2Ymaq4m1zY

Se trata del “primer juicio popular” de Novorossia. Tiene lugar en la ciudad de Alchevsk, en la provincia de Lugansk, en el escenario de un teatro, donde el “pueblo” ha sido convocado para que “asuma responsabilidades” y decida sobre la vida o la muerte de dos hombres al que los uniformados de la brigada motorizada Prizrak (Fantasma), al servicio de la autoproclamada Republica Popular de Lugansk, presentan como dos violadores, el primero de una chica de quince años, y el segundo, como un violador múltiple con antecedentes penales.

Incluso aunque no se entienda el ruso, idioma en el que transcurre el juicio, las imágenes pueden ilustrar algo sobre las realidades del siglo XXI en una atormentada región de Europa. Trataré de resumir a grandes rasgos la banda sonora a partir de las notas que tomé viendo el documento.En el tribunal formado por tres hombres en traje de camuflaje, el de la izquierda es Mozgovoi. El tribunal presenta primer acusado como Igor Anánev, nacido en 1976, ex policía y durante un cierto tiempo integrado entre los combatientes independentistas. Le han condenado a ser fusilado de acuerdo con las leyes de guerra tras acusarle de violar a Olga M., de 15 años, que acudió a su casa porque él le había prometido un teléfono móvil. Bebieron juntos y fumaron marihuana y luego el le regaló el teléfono. Mozgovoi pide que el pueblo se responsabilice y confirme o no la pena que le han impuesto el tribunal. “Todos deben comprender que construir un país no depende de dos personas”, dice el líder insurgente. “Todos tienen que asumir responsabilidades”, añade.

Al acusado se le permite hablar. Acepta la culpa, puntualiza que fumaba marihuana, pero que no la vendía, y dice estar dispuesto a lavar su delito con sangre, en el frente. Admite también que “engañó un poco” a su víctima y que le regaló el teléfono “con la esperanza de que la próxima vez (la relación sexual) sería voluntariamente”.

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El padre del acusado toma la palabra. “No lo justifico”, afirma el hombre, que pone en cuestión a la víctima por haber ido a “casa de un hombre extraño”.

Toma la palabra Mozgovoi. Viene a decir que si ve a una chica en un café la mandará arrestar, que las “mujeres deben ser guardianas del hogar” y que los cafés hoy “están llenos de población femenina”. “¿A quién pueden educar después?”, se pregunta y, con un peculiar sentido del humor, espeta : “Habría que violarlas a todas”. “A las patrullas se les dará la orden especial de arrestarlas”, “las mujeres deben estar en casa, haciendo pasteles”, y “ya es hora de que se acuerden de su espiritualidad”.

El “pueblo” hace preguntas, incluido un tal Dmitri Kudínov, de Siberia, que se identifica como transportista de ayuda humanitaria.

“Ustedes son el poder superior por el que luchamos. Ya es hora de que se ocupen de todos estos juicios, de cuestiones económicas y políticas”, “los jueces son ustedes”, continua Mozgovoi.

“!Y quería que la próxima vez fuera voluntariamente! No solo la violó sino que quería vivir con ella”, exclama una de las interpeladoras del reo.

El tribunal añade que al acusado le han encontrado “200 giga bites de videos porno” en su casa y propone condenarlo a muerte. Votan, 340 personas en la sala de las cuales 164 están a favor de condenarle la pena capital y 139, por otro castigo. Como no hay mayoría simple a favor del fusilamiento, al reo le conmutan la pena. Le enviarán a luchar a la vanguardia del frente. A estas alturas, el reo que ha ido encogiéndose progresivamente ya está hecho un ovillo en el suelo. El pueblo le ha conservado la vida.

No tiene tanta suerte el otro acusado, un tal Vitali Kravtzov, nacido en 1979. El tribunal dice que antecedentes penales y se le acusa de violar a varias jóvenes reiteradamente. El tribunal propone al pueblo confirmar la pena capital. En la sala una mujer que se presenta como la madre del acusado rompe a gritar y a llorar: “gente, gente, se lo ruego”, “gente, gente, perdonen”. Un insurgente pregunta al acusado si es cierto que tiene una cruz gamada tatuada en el cuerpo. El acusado asiente y eso sella su destino, y de nada sirve que su madre diga que fue “una tontería de juventud”. El "pueblo", que charla y rie, vota a mano alzada. Una mayoría absoluta (271 de 290) está por la pena capital. La sala aplaude de nuevo. “Espero que gracias a estos juicios, habrá más orden. Espero que todos comprendan su responsabilidad. Si queremos de verdad construir una república popular que sea justa, comencemos por nosotros mismos”, dice Mozgovoi.

“Comprendo el dolor de madre, pero ¿por qué ha venido?”, pregunta el presidente del tribunal a la mujer que no cesa de llorar y gritar. “Se acabó el juicio”,grita.

Cuando se disponen a irse, los miembros del tribunal reparan en una omisión: “No podemos permitir que el reo no diga su última palabra”. Habla el reo: “Por favor, dadme la oportunidad de lavarlo (el crimen) con sangre”. Le responden silbidos y más gritos de su madre. “Perdón, perdón”, continua. “La decisión está tomada”, contesta el jefe del tribunal.

No hay datos sobre lo que pasó con Kravtzov y si realmente lo fusilaron. En Ucrania, país miembro del Consejo de Europa, no existe la pena de muerte pero los acusados han sido condenados de acuerdo con la justicia interpretada y ejercida por los insurgentes de Novorossia.

La película filmada por los servicios informativos de Mozgovoi se acaba. En la pantalla aparecen los créditos y junto a ellos el número de una cuenta benéfica del Sberbank (el mayor banco ruso) para ayudar a Novorossia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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