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El exilio cubano más radical sigue imponiéndose en Florida

Fracasa el discurso de apertura en la relación con La Habana

El exgobernador Charlie Crist interviene en un acto electoral del demócrata Joe García, derrotado anoche en Florida.
El exgobernador Charlie Crist interviene en un acto electoral del demócrata Joe García, derrotado anoche en Florida. JOE RAEDLE (AFP)

El representante al Congreso de Estados Unidos por Florida, Joe García, reconoció su derrota en las elecciones legislativas de este martes aún antes que terminara el conteo de los votos que le dieron el triunfo a su oponente republicano. “Acabo de hablar con Carlos Curbelo y le felicité por su victoria. No parece que podamos lograrlo. Este no fue un buen año para los demócratas”, admitió García, quien solo ha permanecido un periodo en la cámara baja. Además de la pérdida de un escaño más para los demócratas en el Parlamento, este revés representa el fracaso entre la comunidad cubano-estadounidense de dos de las ideas en las que García basó su campaña: la de seguir impulsando en Washington una reforma migratoria y la de promover una mayor apertura en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

Joe García (Miami Beach, 1963) pertenece a la primera generación de cubanos nacidos en Florida de padres que huyeron de la revolución de los Castro. Pero, a diferencia de sus contemporáneos, él ha defendido desde distintas posiciones la necesidad de cambiar el cristal a través del cual el exilio mira su relación con la isla. Antes de iniciar su carrera política, García trabajó en la Fundación Nacional Cubano Americana, creada en 1981 por el político, lobista y empresario cubano Jorge Mas Canosa, que desde hace un lustro ha promovido una política exterior estadounidense más moderada frente a Cuba y que durante los últimos años ha sido una importante fuente de financiación para la disidencia dentro de la isla. Y desde que compitió por primera vez por un cargo público en 1993 se ha enfrentado al ala republicana más tradicional del anticastrismo de Miami, unas veces con más éxito que otras.

El escaño que le corresponde al distrito 26 de Florida lo ocupará ahora el republicano de origen cubano Carlos Curbelo

“Nadie pensó que un demócrata podría ganar en este circuito y yo lo hice (en 2012). Esta vez no se pudo, no me arrepiento de nada. Creo que hicimos todo bien en esta campaña”, dijo Joe García tras admitir los resultados este martes por la noche ante medio centenar de sus seguidores. Hace cuatro años, su candidatura se impuso contra la del republicano David Rivera, quien se vio envuelto en varios escándalos de corrupción que le costaron la reelección en el circuito 26, uno de los más reñidos del Estado, que se extiende desde el sur de la Pequeña Habana hasta las costas de Cayo Hueso. En esta oportunidad ocurrió justo lo contrario: en medio de la carrera, la justicia federal ordenó la investigación y el encarcelamiento del antiguo gerente de campaña y jefe de despacho de García, Jeffrey García, por haber financiado a un falso candidato del Tea Party en las elecciones de 2010 y por cometer fraude en la solicitud de boletas de voto ausente. Hasta ahora la investigación no ha alcanzado al propio Joe García, pero sin duda contribuyó a que perdiera el favor de los electores.

El escaño que le corresponde al distrito 26 de Florida lo ocupará ahora el republicano de origen cubano Carlos Curbelo, hasta ahora miembro de la junta escolar del condado de Miami-Dade. “Esta comunidad le ha dado la oportunidad a una nueva generación de ir a Washington y luchar por nuestros intereses, nuestras ideas y nuestro futuro”, dijo Curbelo tras conocer de su triunfo, en un acto político en el que le acompañaron el congresista Mario Díaz-Balart y su hermano, Lincoln Díaz-Balart, que hacen parte de una dinastía política que representa al anticastrismo más duro. Sobre sus prioridades durante su gestión, Curbelo adelantó: “Quiero ir a Washington y hacer lo que es correcto: necesitamos hacer una reforma fiscal, una reforma migratoria, una reforma educativa. Esas son algunas de las ideas políticas que tengo y sobre las que espero trabajar con demócratas y republicanos”.

La campaña por el puesto congresual del circuito 26 ha sido una de las más caras del estado: costó 14 millones de dólares, de acuerdo a los reportes de financiamiento recibidos hasta el pasado viernes por la división local de elecciones; más dinero del que sumaron las contiendas de 2010 y 2012 por el mismo cargo. Florida, a su vez,es el estado del país donde se ha reportado el mayor gasto en propaganda electoral: 345 millones de dólares, según cifras preliminares.

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Este resultado se produce en medio de un debate nacional sobre el futuro de las leyes del embargo impuestas en 1966 por Washington contra el Gobierno de La Habana, y de importantes cambios en la demografía del país y de Florida, donde los electores tienden a ser más jóvenes y más liberales. Entre la comunidad cubana de Estados Unidos, las encuestas más recientes también reflejan el apoyo de la mayoría hacia una mayor apertura en las relaciones con Cuba. Pero los demócratas no han logrado capitalizar estas señales de cambio en el sur de Florida.

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