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El principal grupo yihadista egipcio jura lealtad al Estado Islámico

Ansar Bait al Maqdis siembra el terror en la península del Sinaí

Fuerzas de seguridad egipcias vuelan una casa en una operación en Rafah contra Ansar Bayt al Maqdis, el 29 de octubre.
Fuerzas de seguridad egipcias vuelan una casa en una operación en Rafah contra Ansar Bayt al Maqdis, el 29 de octubre.IBRAHEEM ABU MUSTAFA (REUTERS)

El grupo yihadista Ansar Bait al Maqdis (Partisanos de Jerusalén, en árabe), responsable de alguno de los ataques más mortíferos contra las fuerzas de seguridad egipcias de los últimos meses, anunció la madrugada del lunes haber jurado lealtad a Abubaker al Bagdadi, el líder del autonodeminado Estado Islámico (EI), la milicia islamista que controla una parte de Siria e Irak. Si bien este no es el primer grupo extremista islámico que se alista a la yihad liderada por el EI, el respaldo de Ansar Bait al Maqdis representa un salto cualitativo en la estrategia de Al Bagdadi de expandir su organización más allá de las fronteras del Levante mediterráneo.

El anuncio se ha hecho público a través de una grabación de nueve minutos colgada en la cuenta oficial de Twitter de Ansar Bait al Maqdis en la que se puede oír la voz de uno de sus portavoces. “De acuerdo con las enseñanzas del profeta, anunciamos nuestra lealtad hacia el califato, y anunciamos a todos los musulmanes que hagan lo mismo”. En su mensaje, la milicia, que lanzó una campaña insurgente contra el Estado egipcio después de la deposición del raís islamista Mohamed Morsi en verano del 2013, apela a los egipcios a rebelarse contra su “gobierno injusto”.

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En los últimos dos meses, habían aparecido informaciones en varios medios locales que aseguraban que el EI proporcionaba adiestramiento y asistencia a los miembros de Ansar Bait al Maqdis. Sin embargo, no se habría producido una declaración oficial de la alianza por miedo a que fuera vista en Egipto como una subordinación a un grupo extranjero. Según Mohamed Faiz Farhat, un experto en movimientos islámicos, la milicia se formó en 2011, tras la revolución egipcia, con Israel en su punto de mira. Sin embargo, después del golpe de Estado contra Morsi, redirigió sus ataques contra las fuerzas de seguridad egipcias.

Según el Ministerio del Interior, entre soldados y agentes de policía, más de 500 personas han fallecido a causa de los atentados terroristas en los últimos 15 meses. No existe una estimación oficial de sus efectivos, pero se calcula que pueden ascender a varios centenares.

Entre los ataques más sonados protagonizados por Ansar Bait al Maqdis, figura el que destruyó parcialmente la comisaría de Mansura, provocando la muerte de al menos 16 personas, y el intento frustrado de asesinato del ministro del Interior en El Cairo. No obstante, el escenario habitual de sus operaciones es la península del Sinaí, un territorio remoto y tradicionalmente marginado por parte del Estado egipcio. Precisamente, su atentado más sangriento y sofisticado, en el que perdieron la vida más de 30 soldados, tuvo lugar a finales del mes pasado en el norte del Sinaí.

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Ante este duro golpe, el Gobierno ha reaccionado dando un paso más en la militarización de la península, cuya franja más septentrional se encuentra bajo el toque de queda. Además, el Ejército está creando una zona tampón de unos 500 metros de ancho a lo largo de los 14 kilómetros de frontera entre Egipto y la franja palestina de Gaza, pues consideran que de ahí llegaron las armas y los militantes empleadas en el ataque. Para conseguirlo, está desalojando de sus casas por la fuerza a más de 1.100 familias, provocando un enorme malestar entre los habitantes de la zona, en su mayoría beduinos. Aunque el Gobierno les ha prometido una compensación económica, esta aún no se ha hecho efectiva. En un intento de capitalizar el descontento de los beduinos, en su mensaje del lunes, Ansar Bait al-Maqdis promete “venganza” por las evacuaciones forzosos.

Desde la irrupción de Ansar Bait al-Maqdis, el Ejecutivo egipcio ha intentado vincularlo a los Hermanos Musulmanes, el partido de Morsi. “De momento, no han presentado a la opinión pública ninguna prueba sólida sobre esa conexión”, opina el analista H. E. Heller, afiliado al think tank Brookings Institution. En su última grabación, la milicia islamista se dirigió a los miembros de la Hermandad hastiados por la brutal represión que padecen: “No conseguiréis nada con la democracia de los infieles. Es mejor morir con honor que vivir bajo la humillación”.

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