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Las tropas iraquíes intentan romper el cerco a la mayor refinería del país

Los soldados controlan ya la vecina ciudad de Baiji, el mayor centro urbano que recuperan desde el avance del EI el pasado junio

Ángeles Espinosa
Fuerzas de seguridad iraquíes en Adhaim, en la provincia de Diyala.
Fuerzas de seguridad iraquíes en Adhaim, en la provincia de Diyala. REUTERS

Las fuerzas gubernamentales iraquíes han recuperado este viernes el control de Baiji después de tres semanas de enfrentamientos con los yihadistas del Estado Islámico (EI) y avanzan para romper su cerco a la mayor refinería del país, situada una docena de kilómetros más al norte. La televisión estatal ha mostrado a varios soldados colocando la bandera de Irak sobre las ruinas del ayuntamiento, convertido en centro de operaciones de ese grupo desde que tomara la ciudad el pasado 12 de junio. El gesto subraya tanto el valor simbólico de la conquista, el principal centro urbano liberado desde que el EI lanzara su ofensiva hace cinco meses, como los retos que presenta ahora la reconstrucción de las zonas destruidas por los combates.

“Baiji ha sido completamente liberada”, ha anunciado el responsable militar de la zona, el general Abdelwahab al Saadi, en la televisión estatal.

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En realidad, las tropas iraquíes controlaban gran parte de esa ciudad de 200.000 habitantes desde el pasado domingo. Sin embargo, su avance se vio ralentizado por las trampas explosivas que dejaron los yihadistas en su retirada. La abundancia de esos artefactos dificulta también ahora el avance hacia la refinería que, aunque los rebeldes no lograron tomar en estos meses, quedó aislada de Bagdad y tuvo que interrumpir su producción. Las fuerzas de protección de esa planta han estado recibiendo víveres y munición por vía aérea.

“Las fuerzas iraquíes se dirigen hacia la refinería”, ha confirmado Ahmed al Krayim, el responsable del Consejo Provincial de Saladino, al que pertenece Baiji, a la agencia France Presse.

Mientras, la aviación iraquí bombardeaba las posiciones del EI en los alrededores de esa instalación, que antes de la ofensiva de los extremistas islámicos producía 300.000 barriles diarios de productos refinados del petróleo, 170.000 de ellos de gasolina, una cuarta parte de las necesidades del país. Su captura hubiera supuesto un importante impulso económico para el autoproclamado califato que financia sus actividades en parte con la venta de combustible de estraperlo en Turquía.

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De acuerdo con el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en sus siglas inglesas), la reconquista de Baiji constituye “una oportunidad significativa para que las fuerzas iraquíes abran una brecha en territorio del EI, y establece las bases para un futuro movimiento hacia Mosul”, la tercera ciudad del país que los yihadistas tomaron en junio.

Baiji se encuentra a medio camino entre Bagdad y Mosul, justo en el cruce entre la nacional número uno y la carretera que une los feudos suníes de Haditha, al este, y la provincia de Al Anbar, al oeste. Esa posición geográfica, tanto o más que la refinería y la vecina central eléctrica (ésta sí, en manos del EI), la convirtieron en un perfecto centro de operaciones para los rebeldes y su pérdida les priva de un corredor central de comunicación entre las diversas áreas bajo su férula en Irak.

Las tropas iraquíes, una amalgama de fuerzas antiterroristas, soldados regulares y milicianos chiíes, parecen haber recuperado la iniciativa tras la vergonzosa huida que protagonizaron ante la ofensiva del EI el pasado verano. En ello ha influido sin duda, el apoyo aéreo de EEUU y sus aliados, los asesores iraníes y la purga en los mandos del Ejército que está llevando a cabo el nuevo primer ministro, Haider al Abadi.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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