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Un sector guerrillero de las FARC reivindica el secuestro del general

El grupo de negociadores en la Habana confirma que una de sus ramas retiene a Alzate

La reivindicación por parte de las FARC del secuestro este domingo del general Rubén Darío Alzate, el militar de mayor rango retenido en cinco décadas de conflicto en Colombia, se convirtió en una ceremonia de la confusión.

En tres horas, hubo hasta tres pronunciamientos. Primero, los negociadores de las FARC en La Habana, sede del diálogo de paz entre la guerrilla y el Gobierno, negaron tener información sobre la desaparición del general en la zona selvática del Chocó, cuando iba en una lancha con una abogada y un cabo. Después, un comunicado en la web de la guerrilla afirmaba que los tres estaban en poder del Bloque Iván Ríos y al final, la delegación de La Habana acabó leyendo ese comunicado. ¿Qué pasó en esas horas?

La razón podría estar en que las FARC se estructuran en bloques, cada uno compuesto de varios frentes. Desde la desaparición de Alzate, uno de los temas de discusión era si su secuestro respondía a una decisión de la dirección de la banda o una acción de una de sus diversas ramas regionales, cuya coordinación se desconoce.

“Pese a vestir ropas civiles, los tres fueron capturados por nuestras unidades en razón de que se trata de personal militar enemigo que se mueve en ejercicio de sus funciones en área de operaciones de guerra”, decía el texto. En el comunicado, el militar nunca recibe el calificativo de “secuestrado”, sino el de “prisionero”, y los guerrilleros aseguran que respetarán su vida. “Hasta donde nos sea permitido por la ira estatal”, matizan. Aun así, el bloque confirmó que están subordinados a lo que decidan sus superiores, lo que demostraría que no van por libre en ningún momento.

Poco antes, en la mañana, los negociadores de las FARC se dirigieron a la prensa para manifestar su sorpresa por la decisión del presidente Juan Manuel Santos de suspender los diálogos de paz hasta que se libere al militar. “El proceso de paz, cuyos avances han activado la esperanza de la reconciliación, no puede arriesgarse con determinaciones impulsivas”, dijo Félix Antonio Muñoz, alías Pastor Alape, uno de los negociadores, sin citar a Alzate.

El guerrillero criticó que el Gobierno se niegue a decretar una tregua, algo en lo que insisten las FARC desde el comienzo del proceso de paz hace dos años, pero que Santos rechaza. El lunes, en una alocución desde el palacio presidencial, reiteró su postura: “Créanme, conversar en medio del conflicto es la forma más efectiva para ponerle punto final a esta absurda guerra”, dijo. Sin embargo, no descartó que en el curso del proceso se den pasos para desescalar el conflicto.

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Sobre el secuestro de Alzate, las FARC han dicho que esperan que “este impasse sea resuelto lo más pronto posible” y que seguirán en La Habana dispuestos a continuar con las conversaciones. “Lo que hay que suspender es la guerra, no el proceso de paz”, dijo Pablo Catatumbo, uno de los jefes guerrilleros que actúa como negociador y que en un tono más conciliador dijo que el secuestro del general debe llevar al Gobierno a considerar el cese bilateral de hostilidades, lo que evitaría “estos sobresaltos que produce la guerra”.

Las reacciones de la oposición, que encabeza el senador Álvaro Uribe, no se hicieron esperar. El director del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, rival de Santos en las presidenciales de junio, dijo que la petición de la guerrilla de un alto el fuego bilateral “sería la rendición del Estado colombiano y de sus fuerzas militares”. Por su parte, el fiscal general, Eduardo Montealegre, calificó como una “retención indebida” el secuestro del general y sus dos acompañantes, y ha ordenado abrir una investigación. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se ha ofrecido a mediar en el secuestro.

Catatumbo, jefe del Bloque Occidental de las FARC y miembro de la cúpula, dejó en manos de Santos lo que ocurra con la libertad del general. “Queda en sus manos proponer cómo se debe conversar sobre esta situación”.

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