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Colombia, a la espera de la liberación de los secuestrados de las FARC

Pablo Catatumbo, uno de los líderes guerrillero en La Habana, dice que es un gesto de paz para propiciar las conversaciones

Tropas del Ejército colombiano que buscan a los secuestrados.
Tropas del Ejército colombiano que buscan a los secuestrados. Luis Eduardo Noriega (EFE)

Ya están en marcha operaciones que traerán de vuelta a la libertad al general Rubén Darío Alzate y cuatro secuestrados más en poder de las FARC, lo que daría por terminada la crisis que atraviesan los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y esa guerrilla, suspendidos desde la medianoche del pasado domingo. El anuncio lo ha hecho el presidente Juan Manuel Santos. “Apenas los vea yo libres, voy a dar las instrucciones para que los negociadores regresen a La Habana y continúen”, dijo ayer frente a una comunidad indígena en Popayán.

El presidente, durante la mañana del sábado, informó en Twitter que conoce el paradero de los secuestrados y que está en marcha su liberación: "Ya se recibieron las coordenadas. Estoy dando instrucciones para facilitar la liberación para próxima semana". 

Cuba y Noruega, países garantes de los diálogos, anunciaron el miércoles que el Gobierno y la guerrilla habían pactado las liberaciones, algo que fue ratificado por el Comité Internacional de la Cruz Roja. Con prudencia, la directora de este organismo en Colombia, Patricia Rey, aseguró en una entrevista a Blu Radio que la logística de las operaciones se coordina entre las partes para poder lograr la entrega. “Nuestro equipo se puso a trabajar inmediatamente en las operaciones, ya tenemos luz verde”, dijo el jueves. Para que esto ocurra, se deben suspender por completo los operativos militares.

Pablo Catatumbo, jefe guerrillero y uno de sus negociadores, dijo ayer desde La Habana a RCN Radio que la liberación de los cinco secuestrados es un gesto de paz. “Hemos dicho que es un gesto de buena voluntad, una contribución que busca generar un ambiente que aclimate la situación para generar las conversaciones más tranquilamente”, sostuvo. Insistió en la idea de que, para la guerrilla, Alzate no es un secuestrado sino un prisionero de guerra. Añadió que es necesario un cese bilateral del fuego y afirmó: “El hecho de que hayamos podido trasladar comandantes de la categoría de los que hay aquí [en La Habana] y que cuando hay incidentes los podamos resolver de manera pronta, demuestra que hay una gran cadena de mando”.

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Las liberaciones se concretarían en dos lugares distintos. Una sería en el departamento del Chocó, una zona atravesada por ríos que se conectan entre sí por infinidad de canales rodeados de una espesa selva por donde se mueven los guerrilleros del bloque Iván Ríos. El medio de transporte más usado por los lugareños es la panga, una lancha artesanal como la que utilizaron para desplazarse por el río Atrato el general Alzate y sus dos acompañantes, el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego. Esta última no tiene entrenamiento militar: asesora al general en un proyecto para llevar energía a los habitantes del caserío La Mercedes, el último lugar donde fueron vistos. Hasta allí llegaron sin protección y rompiendo todos los protocolos de seguridad.

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Esa es una de las grandes incógnitas de este secuestro y que solo tendrá respuesta cuando el general Alzate, una vez libre, explique por qué iba vestido de civil, desarmado y sin escolta. Su esposa, Claudia Farfán, ha sido una de las más sorprendidas. Según ella, el alto militar, comandante de la Fuerza de Tarea Titán, se desplazaba por el Chocó en helicóptero, lanchas o camionetas blindadas. Esta Fuerza es un grupo élite conformado por 2.500 hombres de la Fuerza Aérea, el Ejército y la Infantería de Marina que combate al bloque Iván Ríos, en especial los frentes 34 y 57.

La otra liberación, la de los soldados Paulo César Rivera y Jonathan Andrés Díaz, de 24 y 22 años, secuestrados por las FARC el 9 de noviembre en medio de un combate, se realizaría en Arauca, departamento fronterizo con Venezuela. Allí se encontraba ayer el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, quien evitó dar detalles sobre los operativos.

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