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La caída de los amos de Portugal

El ex primer ministro, en prisión, y el banquero Salgado, en libertad condicional por los mismos delitos, controlaron el país entre 2005 y 2011

Escaño en el Parlamento portugués durante la votación del presupuesto.
Escaño en el Parlamento portugués durante la votación del presupuesto.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP)

La cárcel de Évora para presos vip se abrió este martes para recibir a José Sócrates, primer ministro de Portugal entre 2005 y 2011. La cárcel también recibió la semana pasada al jefe de la policía del país, y hace unos meses a Armando Vara, ministro con Sócrates. La prisión preventiva de Sócrates llega cuatro meses después de la libertad condicional de Ricardo Salgado, decretada por el mismo juez y acusados de los mismos delitos: fraude fiscal y blanqueo de dinero. Uno era el político que dirigió el país con mayoría absoluta de 2005 a 2009, el otro era el primer banquero, el administrador de la primera familia portuguesa, los Espírito Santo, el hombre al que llamaban DDT, Dono Disto Tudo,“dueño de todo”. Todo, por si no queda claro, era, es, Portugal.

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En cuatro meses, han caído los símbolos de aquellos años felices. “El país era alegre, maravilloso, con trabajo para todos...”, recuerda el economista João Duque. Cinco años de lujo que comenzaron con la mayoría absoluta del socialista. “Sócrates era el gran promotor y Salgado el gran banquero. Se juntaron intereses que beneficiaban a ambas partes”, explica Duque, presidente del Instituto Superior de Economía.

Salgado era el administrador del Banco Espírito Santo (BES) —primer banco del país— y también de los holdings empresariales de la familia, un imperio que se extendía por Europa, África y Latinoamérica. En Portugal no había piedra ni paquete accionarial que se moviera sin su plácet.

“El país vivió una época aterradora”, explica José Antonio Saraiva, director del semanario Sol, que Sócrates intentó cerrar. “Reunió cinco poderes en sus manos, algo inédito en una democracia europea: el Parlamento, el Gobierno, los medios de comunicación —endeudados con la banca—, la Justicia —el fiscal general de entonces almorzó con él dos días antes de su arresto—, y la banca, poniendo a amigos como Vara en bancos nacionalizados. Le quedaba la banca privada, el BES, y estrechó su relación con Salgado”.

El primer Gobierno de Sócrates impulsó grandes obras públicas, y para ello se necesitaba financiación, “El BES y otros ponían el dinero porque les daba un buen rendimiento, y con garantías del Estado”, explica Duque.

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El economista recuerda operaciones no demasiado lógicas, como la compra de la quebrada aerolínea Portugalia por parte de TAP —aerolínea de propiedad 100% estatal— a un precio exagerado. “El primer accionista [de Portugalia] era Espírito Santo”, recuerda Duque. Según él, se produjo “el entendimiento perfecto entre el banquero que financia y el político que quiere hacer obras”.

Sócrates dimitió en marzo de 2011 y entregó las llaves del país a los funcionarios de la troika (FMI, BCE y CE) que dirigieron el rescate económico del país. Él se quedó con la fama de esos alegres años; los que vinieron detrás, con su factura. Como abominaba de la austeridad, Sócrates se retiró a París sin oficio ni beneficio.

El director de Sol recuerda sus almuerzos con Sócrates: “Era un mentiroso compulsivo. Creías que te abría su corazón, que se sinceraba contigo, y todo era mentira; no distinguías cuándo mentía y cuándo no. Nunca conocí nada igual”. Sócrates ha ido sorteando casos de blanqueo y tráfico de influencias desde hace 17 años. Hasta su título de Ingeniería, obtenido casi a los 40 años, levantó suspicacias muy fundadas.

La colaboración Sócrates-Salgado fue fundamental en la continua emisión de deuda pública que acabó arrastrando al Estado y al banco. “El Estado emitía y el BES colocaba. Parecía perfecto”, dice Duque. Hoy el país, después de tres años de fuertes recortes, sigue con el mismo gasto público que en 2010. Es el 52% del presupuesto, algo inaguantable, según el exministro de Finanzas Medina Carreira.

En julio, cuando el juez dejó en libertad condicional a Salgado, Sócrates se solidarizó con su suerte: “Las razones para su detención son pueriles”, dijo en su programa de televisión en RTP.

En cuatro meses, el juez Alexandre ha acabado con la fama de los símbolos de aquellos tiempos alegres. Un dúo sagrado: el Espírito Santo y Sócrates.

Un escándalo nuevo cada día

A la vez que el juez decretaba la prisión de Sócrates, el lunes decenas de policías se desplegaban por el país en la Operación Remédio Santo, un fraude de 200 millones de euros mediante el uso de recetas de medicinas.

Hace 15 días se desarrolló la Operación Laberinto, por otro fraude, esta vez alrededor de la concesión de visados a extracomunitarios. El jefe de policía también está en la cárcel con varios funcionarios del más alto nivel.

En julio, la Operación Monte Branco arañó a Ricardo Salgado, y en septiembre se cerró el caso Face Oculta —después de tres años de juicio— también por blanqueo de dinero y fraude fiscal. Fue un caso único en su especie en Portugal, pues los 34 acusados fueron condenados, entre ellos, Armando Vara, el ministro colega de Sócrates.

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