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Colombia busca reiniciar el diálogo de paz con las FARC

El presidente Santos cree que la solución a la crisis por el secuestro de un general muestra la madurez del proceso. Los negociadores han vuelto a La Habana

El presidente Juan Manuel Santos el lunes pasado
El presidente Juan Manuel Santos el lunes pasadoLeonardo Muñoz (EFE)

La crisis que ha atravesado el proceso de paz entre el Gobierno colombiano con la guerrilla de las FARC aún no ha terminado del todo. El secuestro del general Rubén Darío Alzate, que renunció el lunes a seguir en el Ejército, fue el detonante para que el presidente Juan Manuel Santos suspendiera los diálogos. Tras la liberación, reanudar las negociaciones podría no ser tan sencillo.

Así lo ha dejado ver la guerrilla, que acusa a Santos de romper la confianza al suspender los diálogos por la retención del militar, ya que una de las reglas es negociar en medio del conflicto. “Quien impuso la suspensión de las conversaciones no puede regresar con la pretensión de imponer también la fecha de su reinicio, como si nada hubiera ocurrido”, dice un comunicado de la subversión publicado en la noche del lunes.

En La Habana, sede de los diálogos, las dos delegaciones se reúnen desde el pasado lunes para hacer una evaluación de los avances que ha tenido el proceso a lo largo de dos años. Se trata, según explicó ayer el presidente, de “ver cómo podemos continuar”. Para Santos, el secuestro de Alzate y su posterior liberación no han dejado herida la mesa de negociaciones como sí lo suponen muchos en Colombia. “Esto que sucedió y la forma como se solucionó, es una muestra de madurez del proceso y espero que las conversaciones que los negociadores van a tener con los delegados de la guerrilla nos permitan hacer una evaluación”, dijo en una entrevista con RCN La Radio. Sin embargo, la guerrilla insiste en que “se deberán recomponer las reglas que conduzcan la marcha del proceso”.

En lo que sí coinciden el Gobierno y la guerrilla es en que llegó el momento de pasar de la “discusión a la acción”. El jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, dijo antes de su viaje a Cuba que debido al efecto que provocó el secuestro de Alzate, hay que concretar “gestos que le demuestren a los colombianos en el terreno, que nos aproximamos al fin del conflicto”. Se refiere a bajarle intensidad a la guerra. En la entrevista con RCN, Santos dijo que ese es un tema que se viene discutiendo con las FARC. “Se puede y yo creo que se debe”, afirmó, sin aportar mayores detalles. Las FARC han pedido con insistencia un cese bilateral al fuego, pero Santos lo descarta porque no quiere que la guerrilla aproveche la tregua para fortalecerse militarmente, como ocurrió en el pasado.

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De la Calle también planteó que superar la crisis que trajo el secuestro de Alzate no solo consiste en retomar las negociaciones, sino en buscar la forma en que terminen lo más pronto posible, una idea que ha retomado Santos. “Más que continuar el proceso, lo que estamos discutiendo es cómo completarlo. Los procesos tienen sus tiempos y hay que meterle el acelerador. Entre más pronto terminemos más vidas vamos a salvar”, explicó.

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Por ahora, mientras en La Habana los delegados del Gobierno y las FARC se ponen de acuerdo en cómo se reactivarán los diálogos, en Colombia aún se digiere la renuncia del general Alzate, quien a pocas horas de ser liberado reconoció que incumplió con los protocolos que debe seguir un oficial de su rango, lo que hizo más fácil su secuestro en las selvas al noroeste del país.

En la noche del lunes, vestido con su uniforme de gala del Ejército y rodeado de su esposa y sus dos hijos, Alzate dimitió tras 33 años de vida castrense. Fue un discurso solitario, sin la cúpula militar que lo había acompañado en la sanidad militar tras la liberación. El general dijo que renunciaba por honor y que había sido esposado y encadenado durante su cautiverio. Además, que fue obligado a participar en un “show mediático” organizado por las FARC, en el que apareció en fotos y vídeos rodeado por guerrilleros.

Una de esas fotografías desató la polémica en Colombia, ya que Alzate aparece abrazado con el negociador de las FARC, Pastor Alape, quien viajó desde Cuba —con la autorización de Santos— para supervisar la liberación. Para algunos, estas imágenes podrían ser un síntoma de reconciliación, pero otros sectores consideran un deshonor que el militar haya salido en la misma foto con el enemigo.

Santos, que aceptó la renuncia de Alzate poco después de que el militar lo anunciara, destacó su “carrera brillante” y dijo que respetaba que hubiera acudido al “honor militar” para pedir que lo retiraran de la milicia. “Él puso en dificultades a su institución y al país, y se dio cuenta de eso”, dijo a RCN.

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