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La UE deshiela las relaciones con Suiza al firmar el acuerdo de I+D

Bruselas suspendió las negociaciones en febrero, tras el referéndum para la imposición de cupos a la inmigración comunitaria

Ignacio Fariza

Las relaciones entre la Unión Europea (UE) y Suiza inician una senda de normalización tras el fuerte encontronazo a cuenta de los cupos migratorios. Bruselas y Berna han firmado este viernes un acuerdo provisional de cooperación en I+D y han pactado su ratificación definitiva en 2017 si las autoridades suizas revocan su decisión de imponer cuotas de entrada a los europeos. El Ejecutivo comunitario suspendió en febrero cualquier negociación de los programas de cooperación científica como represalia al resultado favorable a un referéndum sobre la imposición restricciones a sus ciudadanos. A pesar de la importancia del paso dado este viernes, que incluye el compromiso suizo de aportar 400 millones de euros en los dos próximos años al programa paneuropeo Horizonte 2020, la UE mantendrá —al menos por ahora— el veto a la participación del país helvético en el programa Erasmus.

Las negociaciones para la firma del acuerdo científico con Suiza comenzaron a finales de 2013 y contenían una cláusula que permitía a Bruselas desechar el pacto si Berna imponía cortapisas a la llegada de comunitarios. Estas conversaciones se interrumpieron definitivamente a principios de febrero, cuando los suizos dieron su visto bueno en referéndum a los cupos sobre comunitarios y su Gobierno plasmó la voluntad popular en un rechazo frontal al convenio de libre movimiento de personas con Croacia, el último Estado en adherirse al club comunitario. En la práctica, con esta medida Suiza trazaba una línea divisoria entre los ciudadanos croatas y el resto de europeos y llevó a la Comisión Europea a responder con dos acciones concretas: la paralización de las negociaciones sobre los acuerdos de I+D —Horizonte 2020, Euratom (de energía nuclear) y proyecto internacional ITER (de fusión)— y la expulsión de Suiza del programa Erasmus. Bruselas también dejó claro que la suspensión de la libre circulación llevaría aparejada la anulación de los acuerdos que eliminaban las barreras comerciales, un duro golpe para la economía helvética.

La firma del acuerdo provisional de participación los programas de investigación supone la oficialización del deshielo progresivo de las relaciones de cooperación entre Bruselas y Berna y viene precedida por la promesa del Ejecutivo suizo de dar solución a la problemática surgida con las condiciones de entrada que pretendían imponer sobre los ciudadanos croatas. “Es un aliciente para Suiza. Si firma el protocolo con Croacia y renuncia a la imposición de medidas contra la entrada de ciudadanos europeos antes de febrero 2017, el acuerdo será definitivo”, apunta una portavoz comunitaria en referencia a la fecha en la que se ratificará lo acordado. Si, por el contrario, en ese momento Suiza aún no ha ratificado el convenio con el país adriático y no renuncia a su tentativa de limitar la entrada de comunitarios, el acuerdo firmado este viernes será papel mojado.

A pesar de los beneficios económicos derivados de la eliminación de trabas entre la Confederación Helvética y la UE, vigente desde 2002, la pulsión antimigratoria no remite en el país. Sin ir más lejos, Suiza celebró el pasado domingo un nuevo referéndum —impulsado, como el primero, por un partido de extrema derecha— que ambicionaba un recorte mucho más radical de los flujos migratorios y pretendía limitar las llegadas a un 0,2% del censo nacional. A diferencia de lo sucedido en febrero, los suizos dijeron “no” a una propuesta que habría aislado aún más a Suiza de sus vecinos europeos.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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