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La comisión de la verdad tunecina nace entre amenazas

El favorito a las presidenciales quiere limitar el foro que investiga excesos en la dictadura

Javier Casqueiro
Un partidario de Essebsi muestra su retrato.
Un partidario de Essebsi muestra su retrato. fadel senna (afp)

El Foro de la Verdad y la Dignidad en Túnez, la comisión creada para investigar y reparar los brutales excesos de los 54 años de regímenes dictatoriales de Habib Burguiba y Zine el Abidine Ben Alí, ha comenzado este miércoles oficialmente sus trabajos pero nace amenazada de muerte. El favorito a ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 28 de diciembre del país, Beyi Caid Essebsi, de 88 años y colaborador de ambos dirigentes, quiere cambiar cuanto antes su composición y cometido. Tres de sus 15 miembros han dimitido en los últimos días por diferencias con su presidenta, una activista a la que tildan de revanchista y ligan con los islamistas.

Los objetivos

• El Foro de la Verdad y la Dignidad pretende censar, escuchar e indemnizar a las víctimas de las dictaduras de Burguiba y Ben Alí.

• El foro recibirá informes, quejas y demandas durante un año, entre el 15 de diciembre de 2014 y el 14 de diciembre de 2015.

• No tiene ni sede ni presupuesto.

Sihem Bensedrine fue una reputada y perseguida defensora de los derechos humanos en la era de Ben Alí en Túnez. Por esta razón fue nominada para el envenenado cargo de presidenta del foro por el Gobierno transitorio que ha gobernado los últimos tres años en Túnez, desde la caída de Ben Alí. En 2014 se ha aprobado una nueva Constitución, la ley electoral y se han celebrado elecciones generales y presidenciales.

Pero el mandato de cinco años de Bensedrine parece tener los días contados. El anterior Gobierno, sostenido en la sombra por los islamistas, aprobó el 14 de diciembre de 2013 la Ley de Justicia Transicional y, como consecuencia, la comisión de la verdad con el objetivo de censar, escuchar e indemnizar a las víctimas de abusos del país del último medio siglo, desde el 1 de julio de 1955 hasta la promulgación de la ley. Los torturados y asesinados en los regímenes de Burguiba y Ben Alí se cuentan por miles. Y en las revueltas que llevaron en 2011 al inicio de la primavera árabe murieron otras 300 personas.

El foro de la verdad se creó sin sede ni presupuesto. La presidenta cataloga el organismo como “un ovni” para el resto de la Administración, que debía trabajar en paralelo. Pero pese a todas las presiones, Bensedrine ha presentado este miércoles el foro. Quiere empezar a recibir informes, quejas y demandas por todo el país a partir del 15 de diciembre, hasta el 14 de diciembre de 2015. “El foro no es un órgano judicial” sino que “nuestro trabajo consiste en apaciguar los corazones y las mentes y preparar a Túnez para construir su democracia”, ha dicho este miércoles Bensedrine.

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Las dificultades a las que se enfrenta son burocráticas pero también ideológicas y políticas del máximo nivel. Al líder de Nidá Tunis, Beyi Caid Essebsi, ministro con Burguiba y portavoz en el Parlamento con Ben Alí, ganador claro en las generales de octubre y vencedor en la primera vuelta de las presidenciales de noviembre, no le gustan la comisión, sus objetivos ni su presidenta. “Es una máquina pensada para ajustar cuentas”, señaló.

Durante el último mes, tres miembros del foro, además, han presentado su dimisión. Nora Borsali se sinceró así en su Facebook: “Es necesario revisar la composición del foro y a su presidenta. El apoyo que tiene de los islamistas no ayuda a mejorar la situación”.

Pero la presidenta está determinada a revisar el pasado, a pesar de la polémica generada por su intención de escudriñar los archivos sobre la actuación de cargos de la era Ben Alí, incluido Essebsi.

Sihem Bensedrine se revela: “El antiguo régimen está haciendo todo lo posible para desestabilizarnos. Hay amenazas sobre el futuro del foro, que puede ser disuelto o recompuesto”. Pero no será fácil. Para relevar a la presidenta o cambiar el objeto del foro habría que modificar su ley fundacional en el Parlamento con dos tercios de los votos. Y Nidá Tunis solo no los alcanza.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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