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Cinco razones por las que Lima es la capital del planeta

La Cumbre Climática debe sentar las bases para el próximo acuerdo que evite un mundo más caliente con consecuencias nefastas, en especial para América Latina

El hielo ártico es cada vez más fino.
El hielo ártico es cada vez más fino. SERGIO ROSSI

Ya es de conocimiento en cada rincón del planeta que el actual ritmo de calentamiento global tendrá un impacto sin precedentes en la economía mundial y traerá consecuencias nefastas a sus habitantes. También que el tiempo para que los gobiernos acuerden soluciones definitivas y duraderas se está agotando. 

Pero este tiempo limitado puede detenerse en Lima, al menos por una semana. Expertos internacionales, organismos multilaterales y representantes de 195 países se han citado en la capital del Perú para trazar las líneas maestras hacia el diseño de un nuevo acuerdo mundial para reducir las emisiones de carbono, que deberá materializarse el año que viene en la cumbre de medio ambiente de París. 

Este pacto está llamado a convertirse en el punto de partida de un nuevo modelo de desarrollo que deberá desprenderse paulatinamente de los combustibles fósiles para situar a las energías renovables en el centro del tablero. ¿Está el mundo preparado para este escenario? 

Estas son las 5 metas clave que se debaten esta semana en Lima, en cuya resolución están depositadas las esperanzas de un mundo más consciente y respetuoso con el medio ambiente: 

1) Fijar un precio internacional del carbono

Según los expertos, poner un precio al carbono es uno de pasos necesarios para evitar que la temperatura del planeta aumente 4°C en las próximas décadas. La razón es la siguiente: con un precio predecible del carbono se pueden promover inversiones seguras que no supongan más emisiones. 

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La buena noticia es que en la Cumbre del Clima de la ONU de septiembre pasado, 74 países y más de 1.000 empresas e inversores expresaron su apoyo para fijar un precio del carbono. Aunque las negociaciones sobre un acuerdo climático global continúan, hoy en día 39 países y 23 entidades regionales y locales han fijado un precio al carbono, o tienen planes concretos de hacerlo. Estos países son responsables del 22% de las emisiones mundiales. 

La conversación en la COP 20 de Lima gira no tanto en torno a cuándo se puede fijar sino cómo se puede hacer de forma inmediata. 

2) Movilizar al sector público y privado para conseguir más recursos para la lucha contra el cambio climático 

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el mundo necesita alrededor de 1 billón de dólares anuales para combatir los efectos del cambio climático y mitigar sus consecuencias. 

Como es imposible que el sector público movilice tal cantidad de dinero, el debate actual se centra en cómo atraer fondos privados. La alternativa dominante es la siguiente: se deben gestionar eficientemente las inversiones públicas para que ellas mismas capten capital privado. Es decir, el dinero público debe convertirse en una especie de señuelo que provoque la inversión de las empresas. Para ello, coinciden los expertos, los inversionistas necesitan tener confianza en las políticas públicas para hacer negocios a largo plazo. 

Es en este proceso que la participación de organismos multilaterales puede ayudar a que los inversores privados adquieran el grado de confianza necesaria para realizar sus desembolsos. 

3) Reducir las emisiones de carbono entre el 40% y el 70% para 2050 y a cero para 2100 

Según un informe del Banco Mundial, las emisiones totales de gases de efecto invernadero deben empezar a caer en los próximos años y llegar a cero en la segunda mitad del siglo con el fin de evitar los peores efectos del cambio climático. 

Un informe del PNUMA examina si las promesas hechas por los países están en camino de cumplir lo acordado internacionalmente de mantener el calentamiento global por debajo de 2°C. La respuesta es que por el momento no se están cumpliendo esas promesas. 

El reciente pacto entre EE UU y China (los dos países más contaminantes) sobre el recorte de las emisiones ofrece cierta esperanza, aunque sigue siendo urgente un compromiso más firme y generalizado. El acuerdo prevé que EE UU recorte sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 26% y un 28°%, mientras que China empezará a reducirlas a partir de 2030.  

4) Utilizar a las ciudades como plataforma de un mundo sostenible 

Las ciudades son los motores del crecimiento económico -representan el 80% del PIB mundial- pero también consumen dos terceras partes de la energía del planeta y representan el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Dadas estas cifras, parece evidente que las ciudades son clave para abordar el problema del cambio climático. El ideal de ciudad que se plantea -todavía muy alejado de la realidad- es el siguiente: núcleos urbanos con bajas emisiones de carbono y poca contaminación, con uso extendido de energías limpias, y que sean inclusivos, económicamente competitivos y que sitúen a los ciudadanos y su bienestar en el centro de la acción. De vuelta a la realidad, actualmente solo el 2% de las ciudades de todo el mundo tienen planes de acción climática. 

Paralelamente, solo en Latinoamérica, 29 millones de personas viven en ciudades costeras vulnerables al aumento del nivel del mar y a ciclones tropicales (ambos fenómenos están llamados a incrementarse en un mundo más caliente). Esto hace imprescindible mayor cantidad de fondos para crear infraestructuras más seguras y adaptadas, sistemas más eficaces de monitoreo del clima y mejores servicios para las poblaciones más afectadas. 

De todas formas, el impulso mundial está creciendo: en la Cumbre del Clima de la ONU, varios organismos internacionales concretaron una alianza de financiamiento climático para estimular las inversiones en infraestructura urbana respetuosa con el medio ambiente. 

5) Acordar mecanismos para desarrollar energías limpias eficientes 

Los temas energéticos sobre la mesa en Lima son los siguientes: cuáles son las medidas políticas más eficientes para contener las emisiones y expandir la eficiencia energética, y cómo propiciar un cambio generalizado hacia las energías renovables. 

La iniciativa global Energía Sostenible para Todos se plantea tres objetivos para el 2030: acceso universal a electricidad y combustibles limpios para cocinar; duplicar el porcentaje de energía proveniente de fuentes renovables (del 18% al 36%); y duplicar la tasa de mejora de la eficiencia energética. Ochenta y cinco países han optado por esta iniciativa, y muchos actores públicos, privados y no gubernamentales están apoyando su implementación. 

Robert Valls es productor online del Banco Mundial

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