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Juncker limita el radio de acción de Bruselas

La Comisión retirará 80 normas y anuncia menos interferencias en "asuntos de los Estados" Inicia un repliegue inédito en las últimas décadas

Claudi Pérez
Juncker presenta su programa en la Eurocámara, en octubre.
Juncker presenta su programa en la Eurocámara, en octubre. C. Hartmann (reuters)

El mantra ya no es más Europa. La Comisión Europea de Jean-Claude Juncker liquidará 80 normas de una tacada en un movimiento inédito en la historia de la Unión. El objetivo es limitar, por primera vez, el radio de acción de Bruselas, según se desprende de un borrador del documento del Ejecutivo comunitario que se aprobará la semana próxima. Después de décadas de continuos avances en los que Europa ha hecho las paces, construido bienestar, derribado las fronteras y levantado un compacto armazón legal y jurídico, Juncker da el primer paso hacia lo que puede suponer un nuevo reparto de competencias entre los Estados y las instituciones europeas. Tras ir acumulando acervo comunitario durante más de medio siglo sin plantearse seriamente su revisión y adaptación a los nuevos retos, Bruselas se atreve ahora a abrir esa caja de Pandora. Persigue así que haya “menos interferencias de la UE en asuntos en los que los Estados están mejor equipados para dar las respuestas adecuadas”, subraya el informe.

Entre las directivas descartadas destacan las de medio ambiente y las agrícolas

La Comisión ha hecho inventario y ha encontrado 415 normas moribundas en los intrincados procedimientos de las instituciones europeas. Y ha elegido, en una primera tanda, 80 medidas que decaerán inmediatamente. Muchas de ellas no generarán polémica. Pero también hay decisiones políticas entre los descartes que pueden traer cola: el vicepresidente Frans Timmermans, al frente de ese proyecto, liquida, por ejemplo, varias directivas medioambientales recién diseñadas por la anterior Comisión, como la de calidad del aire y residuos. Elimina numerosas medidas de la política agrícola. Y replantea la directiva para ampliar el permiso de maternidad a 20 semanas que Bruselas considera superada por la realidad porque muchos países tienen de plazos superiores y sugiere “otras medidas para que las mujeres accedan y se queden en su puesto de trabajo”.

Aunque no figura en el documento, la directiva para ampliar al 40% el número de mujeres en consejos de administración es otra de las candidatas a integrar ese grupo de descartes. Los socios europeos fueron incapaces el jueves de llegar a un acuerdo para agilizarla.

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Pero el movimiento de la Comisión va más allá de ese listado: supone la entrada del proyecto en una nueva dimensión en la que ya no es impensable deshacer parte del camino recorrido. Tanto los conservadores como los socialdemócratas europeos llevaban esa posibilidad en sus programas electorales; Felipe González, presidente del Comité de Sabios sobre el futuro de la UE, publicó hace un lustro un informe en la misma línea. La eurofatiga y los problemas económicos han hecho el resto: la crisis acaba así con una nueva línea roja en la UE. No es el único tabú que se ha esfumado: Juncker ha anunciado ya que no habrá nuevas ampliaciones del club tras la incorporación de Croacia. Y ahora deja claro que su objetivo no es tener más leyes europeas, sino menos: el informe Timmermans anuncia 23 nuevas iniciativas políticas (entre las que destaca el nuevo plan de inversión), pero a cambio tumba las citadas 80 normas. “La Comisión quiere ser grande en las cosas importantes, y pequeña en las que no lo son. Eso supone dejar caer o replantear normativas que llevan meses o años empantanadas por la falta de acuerdo, o porque han quedado obsoletas. Hay que hacer limpieza”, apunta una alta fuente europea. El equipo de Juncker, que ha conseguido salir airoso de la aprobación del plan de inversiones o del escándalo Luxleaks, prevé esta vez más tensión en la Eurocámara y con los grupos de presión.

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La crisis económica pone fin a otra línea roja fijada por los Veintiocho

El documento funciona como una especie de declaración de intenciones. “Los europeos esperan que la UE marque diferencias en los desafíos económicos y sociales, y menos interferencias en otros asuntos”. Bruselas deja así un guiño al Reino Unido, Holanda o Suecia, donde sonarán a música celestial frases del documento como “quitar de la mesa propuestas pendientes que ya no casan con los objetivos de la UE o que no van a ninguna parte”, y eliminar “barreras excesivas, papeleo y burocracia”. Timmermans explicó a EL PAÍS que se eliminarán “las propuestas que no tengan posibilidades de ser aprobadas en el Consejo”. “Mi responsabilidad es demostrar que en algunos casos vamos a reemplazarlas por algo mejor”.

El denominado acervo comunitario supera las 150.000 páginas de normativas de todo tipo; el de Juncker es el primer paso para simplificarlo. El riesgo, apuntan en el Parlamento, es que “caigan directivas importantes, como las relativas a la Europa social”. Un ejemplo: un año después de haberlo creado, la Comisión renuncia a un plan europeo para ofrecer fruta, verdura y leche en los colegios. “Clausewitz: la retirada en la más difícil de todas las operaciones”, cita un diplomático ante los recelos que puede levantar el Informe Timmermans.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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