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La ONU y los Veintiocho presionan a Libia con un embargo de crudo

Dos bandos en disputa inician ataques aéreos en vísperas de la reunión de los dos parlamentos impulsada por la ONU

Javier Casqueiro

Las presiones y amenazas de sanciones económicas y de embargo en la compra de petróleo se han acrecentado en las últimas horas por parte de la comunidad internacional sobre Libia para que se inicie al fin el diálogo cara a cara entre las dos facciones políticas enfrentadas en el país mediterráneo, clave en la producción mundial de hidrocarburos. La ONU y la Unión Europea han trasladado abiertamente esa advertencia, tras comprobar este pasado fin de semana que las batallas entre las distintas milicias armadas se han recrudecido pero ahora y por primera vez con ataques aéreos entre los dos bandos y en torno los principales puertos petrolíferos.

El nuevo intento de comenzar las primeras conversaciones políticas entre los representantes del Parlamento elegido el pasado 25 de junio, reconocido internacionalmente y asentado en la ciudad costera de Tobruk, con los dirigentes del antiguo congreso en Trípoli, respaldado inesperadamente este octubre por el Tribunal Supremo del país, debía tener lugar este miércoles en la ciudad de Ojalaa, al sureste. Esa cita, auspiciada por el representante especial de la ONU, el español Bernardino León, no se celebrará. El encuentro sí podría organizarse mañana jueves, pero aún no está claro dónde ni en qué condiciones. Portavoces del gobierno autoproclamado en Trípoli han propuesto tras sus reuniones de este martes que se efectuara la cumbre pero en Houn, al sur.

Esa reunión es básica. Internamente, para impulsar en Libia una hoja de ruta en la que las conversaciones políticas sustituyan a las armas, los muertos y las amenazas pero también para la comunidad internacional. Los ministros de Exteriores de la Unión Europea, reunidos el lunes en Bruselas, fueron informados de nuevo por León de que el proceso está enquistado y de que puede afectar y desestabilizar a los países vecinos, como advirtió este martes la enviada especial a la región del Sahel, Hiroute Gebre Selassie.

El ministro español, José Manuel García Margallo, fue bastante claro a la salida del cónclave. Amenazó con sanciones, embargo petrolífero y con prohibir a los países y compañías internacionales comprar petróleo libio. Varios países europeos están en esa tesis. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, repitió este martes esa advertencia. Margallo estuvo cinco horas hablando este lunes con León y sigue respaldando su intento de cuadrar un diálogo entre los dos bandos políticos en Libia, pero con mucho escepticismo.

Los responsables de la UNSMIL (la misión especial de la ONU) han comprobado que justo cuando estaba a punto de cerrarse la cita, de admitir los dos parlamentos que podrían verse las caras y hablar sin reconocerse mutuamente ninguna legitimidad y hasta de nominar a sus cuatro representantes, estos tres últimos días han saltado de nuevo todas las alarmas con una escalada de la violencia.

La Compañía Nacional de Petróleo (NOC) tuvo que cerrar dos grandes refinerías en el golfo de Sirte, tanto Es Sider (la primera del país) como Ras Lanuf (la tercera), tras los ataques registrados durante el fin de semana, que contabilizaron 17 muertos. Se enfrentaron las milicias de Misrata que tenían tomadas allí posiciones contra las tropas del general Jalifa Hifter, que respalda el gobierno de Tobruk. Las fuerzas de Hifter atacaron con un avión y dos helicópteros. El lunes, las milicias respondieron por primera vez con un contraataque aéreo. Esas centrales petrolíferas, que tienen capacidad para producir 550.000 barriles diarios, quedaron selladas y redujeron la producción del país de casi 800.000 barriles que llegaron a alcanzar en octubre a menos de 200.000 ahora, pero en un momento de clara debilidad en el precio mundial del petróleo.

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Los bombardeos también se constataron en la zona fronteriza con Túnez de Ras Jedir, con los partidarios de las milicias de Amanecer Libia y del general Jifter disputándose aún hoy ese enclave. Túnez cerrará de nuevo la frontera con Libia ante esta situación de cara a las elecciones presidenciales del domingo.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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