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“El combate no termina aquí”

La exmujer del gobernador Arturo Montiel logra ver a los hijos después de tres años de lucha judicial

Jan Martínez Ahrens
Maude Versini visita este sábado a sus tres hijos, que viven en México. Le acompaña otra más pequeña, fruto de su pareja en Francia.
Maude Versini visita este sábado a sus tres hijos, que viven en México. Le acompaña otra más pequeña, fruto de su pareja en Francia.AFP

Hay vidas que son una cuenta atrás. Cada paso que dan se dirigen al mismo punto de partida. La de Maude Versini es una de ellas. Sin cesar, regresa a ese 1 de enero de 2012 cuando su exmarido, el todopoderoso Arturo Montiel Rojas, padrino político del presidente Enrique Peña Nieto y gobernador del Estado de México de 1999 a 2005, le comunicó sucintamente por teléfono que sus hijos no retornarían a París tras las vacaciones. Desde entonces, contando cada día como si fuera una condena, esta madre francesa ha removido cielo y tierra para lograr lo que ayer, por primera vez en tres años, se hizo realidad: volver a abrazar a sus tres hijos, los mellizos Sofía y Adrian, de 10 años, y Alexi, de 9.

No soy una delincuente; tengo derecho a convivir con mis pequeños, a llevármelos fuera de vacaciones Maude Versini

El fin de la cuenta atrás tuvo lugar en Toluca, en una dependencia judicial eufemísticamente denominada centro de convivencia y preparada para acoger familias rotas. En este escenario de mil naufragios, a eso de las diez de la mañana, llegó Versini para fundirse con sus hijos. “Fue un momento maravilloso, no paramos de decirnos que nos queríamos, no les dejé de abrazar”, explicó a este periódico en un tono alegre, pero con un deje de amargura. “Yo no quiero seguir viniendo a México para ver a mis hijos y menos en un centro así, que parece una prisión, del que no se puede salir. No soy una delincuente; tengo derecho a convivir con mis pequeños, a llevármelos fuera de vacaciones. Después de tres años sin verlos hubiera preferido estar con ellos en un restaurante, en una pista de hielo, en un parque…”.

Su visita, de tres horas, puso una nota agridulce a un conflicto que, a veces rozando el culebrón y otras el drama, se ha seguido en México con lupa. Versini conoció al gobernador en 2000, cuando trabajaba para la revista Paris Match en un reportaje sobre turismo en el país norteamericano. Ella tenía 26 años; él, casado, 56. El abismo de la edad no frenó el flechazo. El poderoso Montiel incluso logró modificar las leyes estatales para acortar el proceso de divorcio y casarse con su joven amada. Fueron años de amor y rosas, en los que Versini se vio aupada al podio de primera dama del Estado más poblado de México. Pero las grietas fueron haciéndose cada vez mayores, hasta que la relación desembocó en una agria separación y, en una segunda fase, en una convulsa batalla por la custodia de los hijos. Aprovechando un viaje de Navidad, Montiel blandió una acusación de malos tratos contra la madre y logró a la velocidad del rayo que un juzgado de Toluca, el estado bajo su control, le concediese la custodia de sus hijos.

Montiel blandió una acusación de malos tratos contra la madre y logró que un juzgado le concediese la custodia

La madre reaccionó con la fuerza de una fiera herida. Durante tres años ha liderado una potente campaña para lograr la devolución de sus hijos, ha llevado su caso a los foros internacionales y ha activado todos los resortes judiciales hasta que el mes pasado consiguió que un tribunal francés emitiera, vía Interpol, una orden de detención internacional contra el exgobernador por sustracción de menores. Aunque este mandato no es efectivo en México, su demoledora carga allanó el camino para el reencuentro de Versini con sus hijos. Ahora, tras la visita del sábado, los verá otras dos veces, domingo y lunes.

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El abrazo, la vuelta al punto de partida, ha calmado en apariencia las aguas. La madre asegura que jamás quiso ver a su exmarido detenido y que solo busca un acuerdo de custodia compartida. Pero tampoco olvida. Recuerda que Montiel nunca compareció ante los juzgados franceses y que ella no va a abandonar su objetivo. Con voz suave pero, si hace falta, con la voluntad de iniciar una nueva cuenta atrás, Maude Versini remacha: “El combate no termina aquí”.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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