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Investigado por corrupción la mano derecha del expresidente chino

Ling Jihua, exsecretario personal del anterior mandatario, cayó en desgracia después de que su hijo estrellara un Ferrari en Pekín

Ling Jihua, en marzo de 2012
Ling Jihua, en marzo de 2012Andy Wong (AP)

Ling Jihua tenía todas las cartas a favor para convertirse en uno de los miembros del reducido núcleo que toma las decisiones en China. Tras ser la mano derecha del presidente Hu Jintao durante un lustro, éste lo apoyó para formar parte del poderoso Politburó, el segundo círculo de poder en China tras el Comité Permanente. Con la llegada de Xi Jinping a la presidencia en noviembre de 2012, y el consiguiente reequilibrio de fuerzas dentro del organismo, la presencia de Ling aseguraba el legado del presidente saliente.

Hoy, más de dos años después, el antiguo director de la oficina general del Comité Central, un órgano que asesora directamente al presidente chino, está bajo el punto de mira de la campaña anticorrupción de Xi. La agencia oficial Xinhua informó este lunes de que la Comisión de Inspección y Disciplina ha iniciado una investigación contra él por “graves violaciones de disciplina”, un eufemismo que se utiliza habitualmente para referirse a casos de corrupción. El comunicado no da más detalles sobre los delitos presuntamente cometidos.

El destino de Ling cambió radicalmente por culpa de las desventuras de su único hijo. En marzo de 2012, Ling Gu murió en un grave accidente de tráfico al estampar el Ferrari que conducía a gran velocidad por las calles de la capital china. El rotativo South China Morning Post destapó el caso meses después y aseguró que en el deportivo viajaban además dos mujeres que en el momento del accidente estaban desnudas. Una de ellas murió meses después en el hospital en extrañas circunstancias, justo en el momento en que parecía estar recuperándose de las heridas.

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Desde el incidente, Ling ha vivido su particular vía crucis. El escándalo de su vástago sacó a relucir la vida llena de excesos de los hijos de los grandes cargos del Partido Comunista, conocidos popularmente como “príncipes”. A pesar de que Pekín trató de ocultarlo, el caso provocó la ira de la opinión pública en el país y puso de manifiesto la rampante corrupción existente entre algunos de los más altos cargos. En septiembre de 2012, solamente dos meses antes de la celebración del XVIII Congreso del Partido Comunista chino que encumbró a Xi Jinping como nuevo presidente, la agencia oficial Xinhua publicó un escueto comunicado que anunciaba la destitución de Ling. Fue relegado a una de las vicepresidencias de la Conferencia Consultiva, un organismo no vinculante que asesora al legislativo.

La investigación del Partido Comunista —secreta y de una duración indeterminada— es el primer paso del proceso al que se enfrenta Ling a partir de ahora. Si se confirman las acusaciones, se le expulsará de la formación y su caso será transferido a la justicia.

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Más allá del escándalo del Ferrari, Ling ya estaba en las quinielas para ser uno de los damnificados por la extensa campaña anticorrupción que ha emprendido Xi Jinping desde que llegó al poder. Con la promesa de acabar con el fenómeno, Xi Jinping ha emprendido una de las campañas más ambiciosas, amplias y duras de la historia del país, y que ya se ha llevado por delante a más de 80.000 funcionarios. El líder chino prometió ir a la caza de “tigres y moscas”, en referencia a los cargos de mayor y menor nivel, y ha conseguido investigar y llevar a los tribunales a figuras como el exministro de Seguridad Pública, Zhou Yongkang; el ex vicepresidente de la Comisión Militar Central, Xu Caihou, o a Bo Xilai, estrella política emergente ya condenada a cadena perpetua.

Este nuevo investigado tuvo una estrecha relación con el exministro de Ferrocarriles Liu Zhijun, sentenciado a pena de muerte suspendida —lo que equivale a cadena perpetua— por apropiación de fondos públicos durante la creación de la red de líneas de alta velocidad en China. Las autoridades habían estrechado el cerco sobre él con investigaciones paralelas a su esposa y dos de sus hermanos. Ling quemó su último cartucho hace pocos días al publicar un artículo en la revista Qiushi en el que apoyaba al presidente Xi y defendía su lealtad al Partido, pero al parecer no ha sido suficiente.

Otras víctimas de la purga de Xi

Varios altos cargos del Partido Comunista de China (PCCh) han sido investigados en la campaña anticorrupción lanzada por el presidente Xi Jinping.

  • Zhou Yongkang — 71 años. Exministro de Seguridad Pública. Acusado de corrupción, filtración de secretos de Estado y abuso de poder. Está pendiente de imputación oficial y de juicio.
  • Bo Xilai — 65 años. Exsecretario general del Partido Comunista en Chongqing. Declarado culpable de soborno, malversación de fondos y abuso de poder. Fue condenado a cadena perpetua en un juicio retransmitido por Internet.
  • Xu Caihou — 71 años. Ex vicepresidente de la Comisión Militar Central y exgeneral del Ejército de Liberación Popular. Acusado de aceptar sobornos. Está pendiente de imputación oficial y de juicio.
  • Liu Zhijun — 61 años. Exministro de Ferrocarriles. Declarado culpable de corrupción y abuso de poder. Condenado a pena de muerte suspendida, que en la práctica equivale a cadena perpetua.

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