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Costa Rica, el fin del bipartidismo

El dulce recuerdo del mundial de fútbol de Brasil y los retoques en el modelo económico del nuevo Gobierno de centro izquierda

Jugadores de Costar Rica celebran un gol ante Grecia.
Jugadores de Costar Rica celebran un gol ante Grecia. K. FÖRSTERLING (EFE)

 Arrancaba apenas el 2014 y se veía el inminente el triunfo electoral del Partido Acción Ciudadana (PAC, centroizquierda) como la puntilla fatal para un sistema político bipartidista y desgastado en Costa Rica, exitoso en la segunda mitad del siglo XX pero agotado para las complejidades del XXI. Había preguntas sobre si derecha o izquierda, sobre continuar el modelo económico entusiasta de apertura o robustecer el Estado en el país de mayor desarrollo en Centroamérica. De repente, se conoció una noticia trascendental para esta economía que crece un 3,5% y para la identidad nacional contemporánea: la transnacional Intel anunciaba el cierre de la fábrica de microprocesadores en suelo costarricense, fuente del 20% de las exportaciones y equivalente al 6% del PIB entre 2005 y 2012.

Luis Guillermo Solís, en su calidad de presidente electo, como personificación del entierro del bipartidismo y de un rechazo a los políticos de casta, acudió a reunirse con ejecutivos de Intel en sus primeras horas después del triunfo. Quería saber de primera mano si el cierre de la planta obedecía a una dinámica de mercado internacional o a la falta de competitividad de Costa Rica. No faltaba un sector que ligaba la clausura de la fábrica de Intel a la incertidumbre por viraje político hacia un gobierno que dice creer en el libre mercado, pero de inmediato pone la coletilla “con mayor justicia social” y que cuestiona con severidad la teoría del derrame que habla de dejar que unos se enriquezcan primero y después algo llegará a la mayoría. La evidencia a mano es un porcentaje de pobreza estancado en este siglo en el 20% de la población y la pérdida de ventaja en el Índice de Desarrollo Humano frente a otros países de América Latina.

Finalmente Intel quiso enfatizar que cerraba por razones externas a Costa Rica, aunque la cifra de 1.500 profesionales despedidos en nada ayudaba al clima laboral de por sí incierto del momento en Costa Rica. Al finalizar este 2014 la transnacional anunció la apertura de un laboratorio para desarrollar nuevos productos, un paso que un sector más optimista quiere ver como la transformación hacia la investigación científica y el desarrollo tecnológico, más allá de la mera exportación de productos maquilados. Ahí estuvo de nuevo Luis Guillermo Solís en la inauguración, flanqueado por su ministro de Comercio Exterior, Alexánder Mora, de visión más aperturista que el discurso de la propia Presidencia.

El Gobierno administra una agenda de temas sensibles para la moral cristiana, como la fertilización in vitro

Otros dilemas sobre el modelo de desarrollo se evidenciaron este año y acapararon buena parte de los medios de comunicación. El primero, el creciente déficit fiscal que roza el 6% del PIB versus los gastos de un gobierno que peleó con fiereza por un presupuesto del 2015 superior un 19% al del 2014, lo cual generó aplausos en sectores estatistas y temores en el sector empresarial. El segundo, la urgencia de un sistema de energía sostenible en términos financieros y ambientales, pues el consumo de petróleo aumenta y causa duras consecuencias en la chequera de los consumidores de energía eléctrica, además de atentar contra la buena fama ecológica del país. En tercer lugar, la infraestructura pública que permita al menos acercarse al progreso de países vecinos. El último episodio fue el visto bueno ambiental dado a la empresa APM Terminals para que construya un nuevo puerto en el Caribe y brinde el grueso del servicio del muelle actual estatal, lo que motivó una huelga en octubre.

Esta huelga significó quizás el único aplauso sonoro del sector privado al gobierno de Solís, por su respuesta contundente contra la protesta del sindicato de trabajadores estibadores estatales, al no permitir la paralización de los puertos. Sin embargo, dos meses después estalló una fuerte controversia por la decisión de Solís de activar una ley que, entre otras reformas garantistas de derechos laborales, amplía el derecho de huelga en sector público y privado, tal como pretendía el partido de izquierda Frente Amplio, aliado del PAC en el control de la Asamblea Legislativa. La lectura de círculos empresariales y del principal opositor Partido Liberación Nacional (PLN) fue inequívoca: el gobierno está caminando por la izquierda.

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El nuevo gobierno, sin embargo, quiere hacer mostrar que hay espacio para todos. Un ejemplo de ello lo da con las órdenes religiosas. Aunque izó la bandera de la diversidad sexual en la Casa Presidencial, Luis Guillermo Solís mantiene diálogos con los obispos de la influyente iglesia católica local y de las crecientes iglesias evangélicas. Con ellos administra una agenda de temas sensibles para la moral cristiana, como fertilización in vitro (FIV) y el reconocimiento legal de parejas del mismo sexo. Este año, sin embargo, se extendió en Costa Rica el primer seguro familiar de sanidad social para una pareja de homosexuales

El 2014, sin embargo, no puede acabar sin el recuerdo dulce que dejó la Selección Nacional de Fútbol en el Mundial de Brasil, donde logró el mejor desempeño de su historia. Quedó octava sin perder un solo partido y pasando por encima de las selecciones fuertes como Uruguay, Inglaterra, Italia y Grecia. El fútbol, único deporte de aficiones masivas en el país, desató casi un mes de fiesta a mitad del año y alteró los consumos de televisores y licores, además de convertir en héroes a los jugadores. El principal de ellos, Keylor Navas, que ha fichado con el Real Madrid y se ha convertido el traspaso más brillante para un costarricense. 

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