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Roma retiene preso al hombre que se encaramó a San Pedro

El Vaticano teme que Marcello Di Finizio repita su protesta

Marcello di Finizio, en la basílica de San Pedro.
Marcello di Finizio, en la basílica de San Pedro.ANGELO CARCONI (EFE)

La magistratura de la Santa Sede ha decidido mantener en las prisiones vaticanas a Marcello di Finizio, de 47 años y empresario de Trieste (noreste de Italia), vista la alta probabilidad de que reincida en su intento de aprovechar el tirón mediático de estas fechas para protestar encaramándose otra vez a la Basílica de San Pedro.

Lo ha hecho en total cinco veces en los últimos dos años: cuatro de ellas subiendo, con billete de visita turística, hasta la cúpula para después atarse con cuerdas a uno de los ojos de buey del monumento. La última, el domingo 21 de diciembre, sentándose en una cornisa de la fachada de la Basílica en protesta por la directiva europea Bolkestein, que obliga a Italia, a partir de 2015, a subastar las concesiones de playa. Di Finizio asegura que ha perdido el local del que era propietario porque los bancos, ante la incerteza de que pudiera renovar su licencia, le negaron el crédito y ha terminado con la casa embargada.

A unos 80 metros de altura, justo sobre el balcón desde el que el Papa Francisco tenía que impartir el Urbi et Orbi el día de Navidad, la gendarmería vaticana arrestó a Di Finizio 48 horas después de que iniciara la protesta que pensaba prolongar hasta el 25 de diciembre.

No ha sido el único en querer aprovechar las fechas y la popularidad del Pontífice: una activista de Femen, la ucraniana Iana Aleksandrovna Azhdanova, irrumpía a gritos de “Dios es mujer” en la plaza de San Pedro poco después de la bendición del Papa, paseándose entre miles de fieles con los pechos desnudos. Hasta consiguió, antes de que un gendarme se la llevara cubierta con su capa, hacerse con el niño Jesús del Belén vaticano. El pasado fin de semana fue puesta en libertad.

Una nota de Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, asegura que el Vaticano se toma con extrema seriedad este tipo de actos, “dada su configuración y circunstancias, que ofenden intencionalmente el sentimiento religioso de mucha gente”.

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