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Las mafias dejan a los sin papeles a la deriva

Militares italianos abordan un carguero abandonado con cientos de inmigrantes a bordo Se trata del segundo caso en tres días

Imagen del carguero 'Ezadeen', de bandera de Sierra Leona, tomada este viernes por un guardacostas a 40 kilómetros de la costa italiana.
Imagen del carguero 'Ezadeen', de bandera de Sierra Leona, tomada este viernes por un guardacostas a 40 kilómetros de la costa italiana.AFP

“Estamos solos y no tenemos a nadie que nos ayude”. La voz de la pasajera alertó de un nuevo buque fantasma rumbo a las costas italianas. El carguero Ezadeen, de bandera de Sierra Leona, viajaba este viernes con entre 400 y 450 inmigrantes a bordo, entre ellos medio centenar de mujeres y niños. Quedaron abandonados a su suerte por la tripulación, que dejó la embarcación en el mar Jónico con el rumbo puesto hacia las costas italianas en lo que se presenta como un nuevo modus operandi de las redes de tráfico de inmigrantes.

El buque, sin combustible, podría haber acabado en la costa

La Guardia Costera recibió la alarma a última hora de la tarde del jueves, cuando el viejo carguero —de 73 metros de eslora— estaba con los motores apagados por la falta de combustible a 40 millas náuticas del Cabo de Santa María di Leuca (Lecce, sur de Italia). Debido a las malas condiciones meteorológicas, el centro de socorro de la Guardia Costera movilizó un helicóptero desde el que seis miliares italianos consiguieron acceder al buque y tomar su control. “De haber seguido a la deriva, el carguero habría terminado estrellándose contra las rocas de la costa”, explicó el capitán Filippo Marini, portavoz del comando general de la Guardia Costera. “El buque está siendo ahora remolcado por la patrullera islandesa Tyr dentro del marco de la operación Tritón [coordinada por la agencia europea de fronteras, Frontex] hacia el puerto de Corigliano Calabro [en Calabria], donde está previsto que llegue esta noche”, concretó la tarde de este viernes este responsable.

Nuevos saltos en la valla de Melilla

EL PAÍS, Madrid

Más de un millar de inmigrantes ha tratado de saltar la valla de Melilla esta semana. El martes, cuando un centenar de subsaharianos consiguió pasar a España, se produjo la entrada más numerosa desde que se reinstalaron las cuchillas en la verja en 2013.

El miércoles, volvieron a intentarlo otros 800, aunque solo unos 50 lograron cruzar la frontera. Los inmigrantes se habían repartido en grupos por puntos estratégicos del perímetro fronterizo e intentaron cruzar durante horas ante el fuerte dispositivo policial desplegado por toda la valla.

Quienes entraron en la ciudad autónoma, acudieron al centro temporal de inmigrantes para registrarse y allí se encontraron, entre gritos de “bosa, bosa” (victoria, victoria), con sus compañeros que habían llegado el día anterior.

El año pasado se batieron récords en materia migratoria en Melilla. Alrededor de 5.000 inmigrantes sin papeles entraron en la ciudad autónoma. De ellos, unos 2.100 lo hicieron a través de la valla perimetral.

El suceso reproduce lo ocurrido solo tres días antes. El miércoles llegó a puerto otro mercante, de bandera moldava, el Blue Sky M. —también con más de 40 años de antigüedad—, después de que se lanzara frente a la isla griega de Corfú un SOS a las guardias costeras griega e italiana advirtiendo de la presencia —más tarde desmentida— de hombres armados a bordo de la nave y de cientos de inmigrantes en peligro, sin agua ni comida. A bordo viajaban cerca de 700 personas, casi todas de origen sirio. Pudieron desembarcar en el puerto italiano de Gallipoli en la madrugada del pasado miércoles después de que, en pleno temporal en el Adriático y con la tragedia del ferri italiano Norman Atlantic abriendo los informativos, seis militares de la Guardia Costera italiana se hicieran con el control del buque. Para ello, igual que este viernes, debieron descolgarse desde dos helicópteros. Descubrieron que la embarcación se dirigía, con el piloto automático activado y sin tripulación, hacia las costas italianas.

Según fuentes de la Guardia Costera italiana, todo apunta a que el Ezadeen y el Blue Sky M. habrían zarpado de algún puerto turco. Se cree que ese fue también el origen del carguero Carolyn Assense, descubierto el pasado 20 de diciembre también abandonado por su tripulación con alrededor de 800 inmigrantes a bordo, sobre todo sirios. Se hallaba en el Mediterráneo, en aguas del canal de Sicilia. Uno de los pasajeros empleó un teléfono vía satélite para pedir ayuda a las autoridades italianas.

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Se cree que los dos barcos zarparon de puertos de Turquía

La suma de casos —tres en un par de semanas— hacen temer que se trate de una nueva estrategia de actuación de las organizaciones que se lucran con la inmigración irregular. Según manifestó a la agencia italiana AdnKronos el almirante Giovanni Pettorino, los traficantes “comprarían naves al límite de operatividad por 100.000 o 150.000 dólares, que después llenan de personas, sobre todo sirias, a las que piden hasta 6.000 dólares [unos 5.000 euros] por subir a bordo. Los traficantes llegan a ganar hasta cinco millones por cada viaje, así que no tienen ningún problema en abandonar el barco, vistos los márgenes de beneficio”.

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El uso de cargueros permite a las mafias hacer “economías de escala”, explicó el portavoz de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), Joel Millman, informa France Presse. “Tenemos informaciones que apuntan que los migrantes pagan entre 1.000 y 2.000 dólares por persona”. Eso supone que, en un caso como el del Blue Sky M. los responsables “han conseguido más de un millón de dólares por un solo viaje, con lo que se puede pagar a una tripulación, costear su evacuación y pagar sobornos que podrían ser útiles para una próxima operación”, añadió. Millman aseguró que, debido a la guerra, la actual evacuación de ciudades “representa miles de migrantes cada mes”.

El año 2014 ha sido el annus horribilis de la inmigración irregular en Italia (hubo más de 1.100 desembarcos en el país, según cifras del Ministerio del Interior, en los que llegaron a suelo italiano cerca de 170.000 inmigrantes). Además, en 2014 por primera vez casi la mitad de los inmigrantes llegados por mar solicitaron asilo político. La llegada de inmigrantes irregulares amenaza con agravarse en 2015 por las actuales crisis internacionales, advierte Christopher Hein, director de Consejo italiano para los refugiados.

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