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La artista que fue silenciada por un micrófono abierto

Tania Bruguera realizó en La Habana en 2009 una ‘performance’ como la que ahora le ha costado tres detenciones

La artista Tania Bruguera, el pasado 31 de diciembre
La artista Tania Bruguera, el pasado 31 de diciembre ENRIQUE DE LA OSA (REUTERS)

La noticia del restablecimiento de vínculos diplomáticos entre Cuba y Estados Unidos alcanzó a Tania Bruguera en el tren de regreso a Roma, donde escribió una carta abierta dirigida al papa Francisco y a los presidentes Raúl Castro y Barack Obama, que dio pie a todo lo que vino después. Al arresto en La Habana de más de 80 disidentes, intelectuales y periodistas, entre los cuales se contaba ella misma, y a una interpretación colectiva que nunca pudo llevar a cabo.

“Hoy, como cubana, reclamo el derecho a ser seres políticos, no solo entes de la economía o de canje simbólico para hacer historia. Hoy, como cubana, quiero saber cuál es la idea de nación que estamos construyendo”, decía la carta escrita por esta artista plástica, de 46 años, reconocida internacionalmente por sus actuaciones cargadas de contenido político y social. “Hoy como artista te propongo, Raúl, poner la obra El susurro de Tatlin #6 en la Plaza de la Revolución. Abramos todos los micrófonos y que se escuchen todas las voces; que no sea solo el resonar de las monedas lo que se nos ofrezca para llenar nuestras vidas. (…) Hoy, me gustaría proponerle al cubano, donde quiera que esté, que salga a las calles el próximo 30 de diciembre a celebrar no el fin de un bloqueo/embargo, sino el principio de sus derechos civiles”, continuaba la misiva.

Bruguera entonces viajó a Cuba, donde se reunió con las autoridades del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) para tramitar los permisos necesarios para llevar a su puesta en escena. El CNAP calificó de “inaceptable” su solicitud. Bruguera siguió adelante con su plan y desde entonces ha sido arrestada tres veces en La Habana, junto a ocho decenas de disidentes, y acusada de resistirse a la autoridad y promover desórdenes públicos mediante una acción artística que nunca pudo llevar a cabo.

Bruguera ingresó en 1992 en el Instituto Superior de Arte de La Habana. En 1998 recibió una beca de la Fundación Guggenheim de Nueva York para realizar un máster de tres años en performance en la Escuela de Arte del Instituto de Chicago, que culminó en 2001.

Un año antes fue galardonada con el premio Prince Claus, en Holanda, por sus obras y reflexiones sobre el papel social y político del arte. De nacionalidad cubana, mantiene aún su casa-estudio en La Habana y reside alternativamente en las ciudades donde se desarrolla su obra. En los últimos tres años ha vivido en Nueva York y París, y después de viajar este fin de año a Cuba planeaba permanecer unos meses en Estocolmo y en Berlín.

El susurro de Tatlin #6, la obra que pretendía desarrollar el pasado martes 30 en la Plaza de la Revolución de La Habana, forma parte de un cuerpo de trabajo más amplio que la artista comenzó a desarrollar en 2008 y que incluyó una polémica presentación en la X Bienal de La Habana en 2009. En aquella oportunidad a Bruguera le fue permitido utilizar una sala del Instituto Wilfredo Lam, donde dispuso un podio y un micrófono abierto al público, resguardado por dos actores vestidos de soldados, que colocaban una paloma blanca en la cabeza o el hombro del orador de turno y decidían cuánto tiempo podía hablar cada cual. El acto tuvo una duración de 40 minutos y entre los primeros en subir al escenario aquel día estuvieron la bloguera cubana Yoani Sánchez y su esposo, el periodista Reinaldo Escobar.

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“Cuba es un país rodeado de mar y también es una isla cercada por la censura. Al muro del control informativo, Internet y especialmente algunos blogs, le han abierto algunas grietas”, dijo Sánchez en su turno al micrófono. “El camino para que las soluciones aparezcan es que micrófonos como este estén a la disposición de todo el que tenga una idea en su cabeza”, opinó después Escobar. Y entre varios minutos de silencio fueron incorporándose oradores que hablaron a favor y en contra del sistema político imperante en la isla. Cuando Bruguera intentó replicar la experiencia este diciembre, las autoridades culturales de la isla le informaron de que no podía presentarse “en ninguna institución cultural del país” y que el peine de 2009 “no lo iban a morder de nuevo”.

Como resultado, Bruguera se encuentra aún detenida, en paradero desconocido por sus familiares. La policía ha confiscado su pasaporte cubano y sus equipos electrónicos y le han prohibido salir del país en los próximos 60 días, o mientras se decide si será sometida a un juicio.

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