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El misterio del espía desaparecido

Dos semanas después del anuncio de su liberación tras casi 20 años de cárcel, el presunto agente de EE UU en Cuba sigue en paradero desconocido

Silvia Ayuso
Rolando Sarraff a los 32 años y en una imagen sin datar.
Rolando Sarraff a los 32 años y en una imagen sin datar. AP

¿Dónde está Rolando Sarraff Trujillo? Esa es la pregunta que se hacen muchos, no solo la familia de este cubano supuestamente liberado hace más de dos semanas tras pasar casi dos décadas en una cárcel en Cuba acusado de espionaje.

Nadie parece encontrar a Roly, su apodo familiar. Este hombre de 51 años es el que, para sorpresa de su propia familia, varios medios de comunicación estadounidenses identificaron como el misterioso agente que Washington logró canjear, junto con el contratista Alan Gross, por tres espías cubanos encarcelados en Estados Unidos. Ese acuerdo abrió las puertas al restablecimiento de relaciones diplomáticas con La Habana anunciado por el presidente Barack Obama el pasado 17 de diciembre.

Con esa decisión, Estados Unidos ponía fin a uno de los capítulos más largos de la Guerra Fría. Pero los misterios y rumores dignos de una novela de la era soviética que rodean aún la identidad del agente prometen seguir llenando nuevas páginas.

Washington continúa sin confirmar ni desmentir abiertamente que Rolando Sarraff sea en verdad ese espía al que Obama calificó como “uno de los más importantes agentes de inteligencia que Estados Unidos tuvo en Cuba”. “No vamos a comentar nada, más allá de decir que fue liberado en Cuba y transferido por el Gobierno de Estados Unidos”, manifestó una fuente gubernamental a EL PAÍS bajo condición de anonimato.

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Pero medios como The New York Times insisten en que Roly es Sarraff. Tampoco lo ponen en duda expertos en el espionaje cubano en ambas orillas: desde Chris Simmons, antiguo especialista en Cuba de la Agencia para la Inteligencia de Defensa (DIA) de EE UU, a Domingo Amuchastegui, que trabajó para la inteligencia cubana hasta 1994. “Sin duda, el pez gordo [del canje] era Sarraff”, asegura Amuchastegui. El hecho de que su nombre haya sido filtrado se debe, a su juicio, a presiones “para que justificaran el canje”. Sin un nombre concreto, apuntó, el acuerdo con Cuba podría haber tenido menos credibilidad.

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El caso es que Sarraff, que durante todos sus años en prisión se comunicó de forma regular con su familia —sus padres siguen en Cuba, aunque sus hermanas viven en España—, no ha dado señal de vida alguna desde mediados de diciembre. El día 16, la víspera del anuncio de Obama, Roly no hizo la llamada de rigor a sus padres. Poco después, su familia supo que había salido de la cárcel de máxima seguridad Villa Marista donde había estado preso los últimos meses. Ahí se pierde su rastro.

“Seguimos sin saber nada”, confirmó ayer su hermana Vilma Sarraff, que reside en Cuenca. Tampoco sus padres, que siguen viviendo en La Habana, han vuelto a tener noticias de su hijo. “Ni el Gobierno de Cuba ni el de Washington han dicho nada del paradero de Rolando Sarraff”, corrobora Elizardo Sánchez. Su organización, la Comisión Cubana para los Derechos Humanos y la Reconciliación Nacional (CCDHRN), hace un minucioso seguimiento de los presos políticos en Cuba, y en sus listas figuró durante años Sarraff Trujillo.

Según Sánchez, “todo el mundo infiere que él viajó a Estados Unidos el 17 de diciembre. Ahora mismo él está en manos de las autoridades norteamericanas, que debieran de alguna forma informar a los padres, que son dos ancianitos que están bastante mal de salud y desesperados porque no saben el paradero de su hijo. No están respetando el interés de los padres y de otros familiares en cuanto a saber de Rolando”, lamentó.

Amuschastegui no cree, sin embargo, que vaya a haber noticias inminentes sobre Rolando Sarraff: “Ni se verá a ese señor ni se sabrá de él en algún rato”.

“Él no va a contactar a nadie, familia incluida, porque por razones estrictamente profesionales, la CIA, el FBI o quien esté trabajando con él en este momento, tiene que agotar un procedimiento riguroso, largo, tedioso, de comprobaciones, de preguntas, de interrogatorios que es indispensable”, subrayó el antiguo especialista en espionaje.

Pero según fuentes oficiales estadounidenses, el agente liberado “no está detenido ni retenido” y, si quisiera, “podría contactar con su familia”. “Se trata de una persona que ha pasado por muchas cosas, y hay protocolos de seguridad que se deben guardar, pero él puede entrar en contacto con su familia si quiere hacerlo”, aseguró. El misterio sigue, pues, servido.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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