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Syriza gana las elecciones en Grecia y promete acabar con la austeridad

El partido de izquierdas roza la mayoría absoluta. Los neonazis quedan en tercera posición

Alexis Tsipras celebra la victoria con sus seguidores.Foto: atlas | Vídeo: ATLAS / AFP

El cambio, un cambio histórico, se abrió paso decididamente este domingo en Grecia con la victoria del partido izquierdista Syriza con el 36,3% de los votos y 149 escaños, rozando la mayoría absoluta, sobre la conservadora Nueva Democracia del primer ministro en funciones Andonis Samarás, que se quedó en el 27,8% de apoyos (76 diputados), con el 99,8% de las papeletas escrutadas. El tercer puesto corresponde al partido neonazi Aurora Dorada, con un porcentaje cercano al de 2012 (el 6,3%, 17 electos). Un escenario inquietante, ya que, si Syriza no logra arañar los 151 escaños que le darían la mayoría absoluta, aunque precaria, y los dos primeros partidos no consiguen formar Gobierno, el mandato recaería en los neonazis, una formación abiertamente antisistema y con su cúpula directiva en la cárcel por asociación criminal.

En cuarto lugar queda el centrista y proeuropeo To Potami (El Río), con el 6% (17 escaños). A continuación, siguen el Partido Comunista de Grecia (KKE, en sus siglas helenas), con el 5,4% (15 asientos), y Griegos Independientes (ANEL), con el 4,7% y 13 escaños. En el furgón de cola, como último clasificado, figura el socialdemócrata Pasok, socio menor del Gobierno en funciones, con el 4,6% (13 puestos). El Movimiento de los Socialistas Democráticos del ex primer ministro Yorgos Papandreu (2,4%) no logra representación parlamentaria al no superar el 3% mínimo exigido, con lo que en el nuevo Parlamento se sentarán siete partidos.

En una jornada marcada por la fluida asistencia a las urnas —la participación se elevó al 63,5%, un punto más que en 2012—, los griegos optaron abiertamente por el mensaje de esperanza y dignidad propuesto por Alexis Tsipras, frente al discurso del miedo al que recurrió durante la campaña el jefe de Gobierno en funciones. “Habéis vencido el miedo y recuperado la esperanza. Nuestra victoria es una victoria de todos los pueblos de Europa que luchan contra la austeridad. Nuestra prioridad por encima de todo es devolver la dignidad perdida a Grecia, con un Gobierno para todos los griegos, nos hayan votado o no”, dijo un exultante y emocionado Tsipras ante una multitud concentrada en el centro de Atenas. “El nuevo Ejecutivo está listo para trabajar y negociar con nuestros acreedores una razonable solución al círculo vicioso de la deuda. Juntos avanzaremos y lo lograremos, y desmentiremos a todas las Casandras que dentro y fuera del país nos amenazan”, añadió.

Nueva Democracia y el Pasok han convocado sendas reuniones extraordinarias de sus ejecutivas para analizar los desfavorables resultados electorales. Samarás admitió la derrota —“no estoy feliz”, confesó— y subrayó que su formación sólo ha perdido dos puntos con respecto a 2012, “tras dos años y medio de gobierno en los que hemos sentado las bases del desarrollo económico y superado la recesión”, unos logros que “deben ser confirmados” por el nuevo Gabinete. El socialdemócrata Evánguelos Venizelos acusó al partido de Papandreu de restarle los votos necesarios “para haber sido el tercer partido” como era su deseo, y reclamó una mayoría amplia para gobernar.

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Sin necesidad de aguardar a los resultados oficiales, la victoria de Syriza parecía cantada ya desde la mañana por los testimonios de los votantes. Mientras hacía cola en un colegio de Kipseli, la doctora jubilada Azanasía Anastópulu, de 75 años, no lograba esconder su impaciencia por votar. “Hoy es un día de alegría para Grecia. He votado a Syriza porque nos merecemos algo mejor que lo que tenemos”. O Yannis Vasilakópulos, antiguo votante de Nueva Democracia y, ayer, de Syriza. Pero la confianza en el partido de Tsipras no era privativa de los pensionistas. En otro colegio, los universitarios Lefteris, Zodorís y Antonía, entre 18 y 19 años, también se disponían a votar a Syriza: “Queremos una Europa mejor y un futuro para los jóvenes, que ahora tienen que emigrar para no morirse de asco”. En la franja de la mediana edad, la pequeña empresaria Fotiní Bobola, anticipaba a mediodía la victoria. “No soy votante reciente de Syriza, lo he votado siempre. Pero esta vez es especial; hoy sí tendremos un motivo de alegría después de tantos años de pesar”.

El actor Periklís Ianós, tradicional votante de izquierda e incluso candidato municipal con Syriza hace unos años, cedió sin embargo al miedo y optó por Nueva Democracia: “Eso no quiere decir que los vaya a votar siempre, pero sí esta vez. Grecia está en una situación muy endeble; ahora tiene que ir paso a paso, no puede permitirse un gran salto en el vacío. Por eso he votado a Samarás”.

En otro colegio electoral del centro de Atenas, Nikos Grekós, que vive en París desde hace 30 años, votaba también a Syriza. Su viaje a Grecia, al barrio donde nació y donde vivieron sus padres hasta su muerte, fue financiado, como el de otro centenar de griegos residentes en Francia, por la asociación pro-Syriza Grèce-France Resistance, que mediante una campaña de crowfunding logró fletar el llamado “Vuelo de la democracia”. Los griegos residentes en el extranjero no pudieron votar ni por correo ni en sus embajadas o consulados.

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