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Europa aguarda a Tsipras

La eurozona baraja una prórroga del rescate hasta el verano para negociar ayudas

Caravana de distintas personalidades en una sola, la UE ha pasado en apenas unos meses de la total desconfianza hacia Alexis Tsipras —máximo favorito a las elecciones griegas de hoy— a la tranquilidad; casi a la cordialidad. Las instituciones europeas aguardan con expectación a Tsipras. Hay mucho que negociar en los próximos meses, cruciales para resolver la interminable crisis europea, que, en cada una de sus réplicas, tiene por costumbre hacer parada y fonda en Grecia.

En las próximas semanas, lo fundamental es cerrar los flecos del actual programa de rescate —más recortes—, acordar una extensión de unos meses y, en paralelo, pactar un tercer paquete de ayudas, que debería incluir menos austeridad y alguna forma de alivio de la deuda griega. Altos cargos de Syriza han pasado con frecuencia por Bruselas para evitar sorpresas tras los comicios. “En esas reuniones Tsipras suena razonable”, apuntan fuentes comunitarias.

Para negociar, Bruselas exige que Syriza se olvide de sus propuestas más radicales y espera un doble giro de Tsipras. Interno: el líder de Syriza ha moderado su discurso, pero, a juicio de los líderes comunitarios esa moderación debe acentuarse porque Grecia no tiene margen para hacer demasiado (en ese caso, las tensiones internas en Syriza son más que probables, pero esa es otra historia). Y externo: Tsipras debe convencer a la eurozona de que, una vez descartado el contagio financiero a la vista de que nadie quiere una salida del euro de Grecia, tampoco habrá contagio político con los partidos extremistas ganando peso en varios países.

Finlandia, el ortodoxo de los ortodoxos, ha abierto la puerta a una renegociación de la deuda con Grecia

Esa es la clave de bóveda del delicado equilibrio que necesita encontrar la Unión con el futuro Gobierno griego. Finlandia, el país más ortodoxo de la ortodoxa eurozona, estaba llamada a ser el principal dolor de cabeza en la búsqueda de una solución. Tiene elecciones en marzo y a su electorado no suelen gustarle las zalamerías con los rescatados. Pero su primer ministro, Alex Stubb, dio la sorpresa esta semana: abrió la puerta a una reestructuración de la deuda (una ampliación de plazos; quizá una reducción de intereses) después de negar esa posibilidad mil y una veces.

Semidespejado ese flanco y con más facilidades en Francia e Italia, Alemania es, como casi siempre, el mayor obstáculo. La decisión del BCE de lanzar un programa de compra de deuda a gran escala pese al escepticismo de la cancillería, el Ministerio de Finanzas y el Bundesbank no es precisamente un espaldarazo para la canciller Angela Merkel, cuyo electorado acoge con indisimulado disgusto ese tipo de aventuras monetarias. Cualquier pacto con Atenas no será fácil de digerir en Berlín. Esa revolución impuesta por el BCE aumenta la vulnerabilidad de Merkel a los ataques del partido eurófobo Alternativa por Alemania ante las elecciones regionales en Hamburgo (15 de febrero) y Bremen (10 de mayo). “Eso limita las concesiones que puede hacer Berlín”, explica Mujatba Rahman, del think tank Eurasia. “En Alemania, en Bruselas y en casi toda Europa gobiernan coaliciones de centroizquierda y centroderecha, o partidos moderados, ya sea conservadores o socialdemócratas. A ninguna de esas formaciones le gustan los extremos. Tsipras lo es en relación a ellos, y de ahí que aún se detecte cierto recelo para evitar que el contagio de Grecia llegue esta vez por las urnas”, abunda una fuente europea.

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La zona euro se decanta por dar algo de aire a Tsipras, pero sin alardes. El Eurogrupo prepara una prolongación del segundo rescate: es poco probable que el nuevo Gobierno haya acordado el tercer programa el 28 de febrero, fecha en la que expira la prórroga actual. Para ello, es imprescindible cerrar con éxito los últimos flecos del actual programa, y eso exige ciertos recortes —en pensiones, por ejemplo— a los que Tsipras se opone con uñas y dientes.

Entre los ministros del euro existen pocas dudas de que, gane quien gane, el nuevo primer ministro pedirá una extensión del rescate

Entre los ministros del euro existen pocas dudas de que, gane quien gane, el nuevo primer ministro pedirá una extensión del rescate griego. Incluso ante una mayoría holgada de Tsipras el Eurogrupo cree garantizada esa solicitud, con una ampliación de la actual línea de crédito que podría prolongarse hasta verano. A partir de ahí, existe margen para negociar condiciones más benévolas. Tsipras podrá acordar criterios algo más flexibles, especialmente si se diseña un tercer rescate. Aunque hay líneas rojas: los compromisos de liberalización económica y privatizaciones siguen siendo irrenunciables. A cambio, una reestructuración suave de la deuda es cada vez más probable.

Desde que las opciones de Tsipras para gobernar Grecia comenzaron a sonar verosímiles, las instituciones europeas han proyectado distintos escenarios para evitar un choque de trenes con los nuevos gobernantes. El resultado es que las fuentes consultadas creen tenerlo todo bajo control. Con total secretismo, ha habido reuniones con el líder de Syriza y otros dirigentes del partido, a los que atribuyen un conocimiento profundo de los riesgos financieros. “No es probable un accidente. No hay que descartarlo, por la inexperiencia de Syriza. Pero con los contactos que ha habido, no es el escenario central”, explica una fuente europea.

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