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China expulsa los “valores occidentales” de la Universidad

Pekín endurece el control ideológico en el mundo académico

Macarena Vidal Liy
Alumnos de la Universidad de Donghua (Shanghai), el pasado noviembre.
Alumnos de la Universidad de Donghua (Shanghai), el pasado noviembre. Carlos Barria (reuters)

La campaña del Gobierno chino para afianzar su control ideológico entre los ciudadanos ha dado un nuevo paso. Tras extremar su vigilancia sobre los medios de comunicación, abogados, Internet y las redes sociales, el mundo académico es su nuevo objetivo. Entre otras cosas, las Universidades tendrán que extremar ahora el cuidado de los libros de texto que utilicen y prohibir el uso de aquellos que “promuevan los valores occidentales”, para evitar una influencia perniciosa entre las jóvenes generaciones.

También se impedirán “las difamaciones de líderes del partido, o comentarios que desacrediten al socialismo en las aulas universitarias”. Así lo ha advertido el ministro de Educación, Yuan Guiren, en un foro sobre “mejora del trabajo ideológico” en las universidades y en el que participaron representantes de los centros más prestigiosos del país, recoge la agencia oficial china, Xinhua. Según la agencia, Yuan ha advertido que los profesores no pueden “ir desahogándose sobre su descontento o su resentimiento personal en sus clases ni pasar ideas negativas a sus estudiantes”.

Llueve sobre mojado. El mundo académico llevaba ya una buena temporada en el punto de mira. En los últimos dos años prominentes catedráticos que han defendido “valores occidentales” como la separación de poderes o la importancia de la sociedad civil han sido trasladados a centros mucho menos prestigiosos. Otros han sido expulsados de sus puestos, como el profesor Xia Yeliang, uno de los firmantes originales de la Carta 08 en favor de mayores libertades promovida por el premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo.

El caso más extremo es el del profesor uigur de teoría Económica en la Universidad de las Minorías Ilham Tohti, condenado a cadena perpetua el pasado septiembre por “separatismo”. Entre las pruebas contra Tohti, un moderado que intentaba tender puentes entre la minoría uigur y la mayoría han, se emplearon grabaciones de sus clases para declararle culpable de difundir “ideas separatistas” entre sus alumnos.

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A lo largo del año pasado ya habían circulado directivas a los investigadores de think tanks oficiales sobre la necesidad de mantener el rigor ideológico en forma y los “valores occidentales” a raya. En octubre, el presidente chino, Xi Jinping, lanzaba un llamamiento para alinear los productos culturales con la ideología socialista.

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Pero ha sido desde diciembre cuando la campaña se ha dirigido específicamente hacia los centros de enseñanza superior. El propio Xi reclamaba incrementar el control ideológico sobre las universidades y reforzar el estudio del marxismo.

El Consejo de Estado, el legislativo chino, no tardó en hacerse eco de la directriz del presidente y secretario general del Partido Comunista. Una circular recogida por Xinhua y emitida este enero proclamaba que mejorar la propaganda y el control ideológico en los centros de enseñanza superior es una “tarea apremiante y principal”. Funcionarios del partido supervisarán las clases y los profesores tendrán que demostrar su conocimiento del marxismo.

Quienes no se pliegan a estas directrices son sometidos a un proceso de escarnio público. El fin de semana pasado la revista Qiushi, órgano teórico del Partido Comunista, arremetió contra el catedrático de Derecho He Weifang —como Xia, firmante de la Carta 08—, que ha calificado de “sátira” los juicios por delitos de corrupción y se ha mostrado enormemente crítico con la interpretación del régimen sobre el concepto del Estado de derecho. He, de acuerdo con la revista, desacreditaba a China difundiendo esos “valores occidentales”.

Con todo, las universidades o el mundo académico no son los únicos objetivos de la campaña de control ideológico del Gobierno. La semana pasada los medios oficiales chinos admitían la puesta en marcha de un sistema reforzado de censura de Internet, que ya bloqueaba sistemáticamente redes sociales extranjeras como Twitter o Facebook, o numerosas páginas de medios de comunicación foráneos. El refuerzo ha empezado a afectar a algunos proveedores de VPN (Virtual Protocol Network), que permiten evitar las barreras que impone el llamado “Gran Cortafuegos Chino”.

El informe anual de la organización pro derechos humanos Human Rights Watch, hecho público este jueves, considera que en 2014 las autoridades chinas “han lanzado un asalto extraordinario contra los derechos humanos básicos y sus defensores con una ferocidad insólita en los últimos años”. Desde mediados de 2013 el régimen “ha emitido directivas insistiendo en la ideología ‘correcta’ entre miembros del partido, profesores universitarios, estudiantes, investigadores y periodistas. Estos documentos advierten de los peligros de los 'valores universales' y los derechos humanos, y subrayan la importancia de una actitud pro-Gobierno y pro-partido”, subraya.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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