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El FMI ultima un programa de ayudas a Kiev

El Gobierno de Poroshenko espera el acuerdo para negociar con los acreedores privados

Alicia González
Una mujer muerta este martes en Kramatorsk (Ucrania).
Una mujer muerta este martes en Kramatorsk (Ucrania).gleb garanich (reuters)

Ucrania aguarda con desesperación el fin de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El largo conflicto con Rusia y las endebles bases de la economía han situado al país al borde de la bancarrota. El Gobierno de Kiev confía en sellar un nuevo programa de ayudas en las próximas semanas que le facilite más financiación y un mayor plazo de devolución para poder estabilizar su economía y con ello, en parte, la situación del país. Kiev necesita la ayuda financiera tanto o más que la militar, pero no es nada fácil cerrar un acuerdo con un país cuyas fronteras están en entredicho y donde no se sabe qué bases utilizar para hacer los cálculos del PIB. Y para el Fondo ese es un requisito fundamental.

Queda por fijar la cuantía y la forma definitiva del pacto de financiación

La nueva ayuda financiera está decidida. El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, daba por hecho el acuerdo hace apenas unos días y el portavoz del Fondo insistía en su última comparecencia en la necesidad de afinar en esta ocasión con las previsiones para garantizar el éxito del programa. Pero aún hay que fijar la cuantía y la forma definitiva del acuerdo. Según Reuters, el paquete total de ayudas rondaría los 40.000 millones de dólares (35.359 millones de euros), una cifra que se acerca a los 50.000 millones de dólares que necesitaría el país, a juicio del financiero George Soros. Para Balazs Jarábik, analista del Carnegie Center en Moscú, el país necesita entre 15.000 y 20.000 millones solo para este año.

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El Fondo y Ucrania mantienen un acuerdo tipo [acuerdo stand by, según la jerga del organismo] por 17.000 millones de dólares, que formarían parte del acuerdo que ultima el Fondo. De esa cuantía, el FMI ha desembolsado apenas 5.000 millones pese a que Kiev no ha cumplido el programa de reformas exigidas. En el paquete en negociación también se incluirían los créditos bilaterales otorgados por Estados Unidos (2.000 millones de dólares); la Unión Europea (2.100 millones de dólares) y Alemania (500 millones), entre otros. Kiev quiere sustituir el antiguo programa por otro denominado Fondo de Facilidad Extendida, que se prolongue durante los próximos cuatro años y “que permita al país volver al crecimiento económico, restaurar un adecuado nivel de reservas en divisas y asegurar una estabilidad económica y financiera sostenible”, según palabras de la ministra de Finanzas, Natalie Jaresko.

Una vez que se firme el acuerdo que pilota el Fondo Monetario, el Gobierno de Kiev iniciará “consultas con los tenedores internacionales de deuda soberana”, según anunció Jaresko en Davos (Suiza). Es decir, Ucrania iniciará negociaciones con los acreedores privados para buscar algún tipo de reestructuración de su deuda pública. Lo cierto es que las cifras de la economía hacen insostenible el actual patrón. Según el banco central, la economía se contrajo un 10% en 2014. La deuda pública rondará este año el 90% del PIB, más del doble que en 2013 y si el este del país cae en manos de los rebeldes prorrusos, la deuda aumentaría automáticamente un 20%. Eso dificulta los cálculos del FMI.

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El país se halla al borde de una crisis de la balanza de pagos

“Como mínimo, algún tipo de reestructuración de la deuda será necesario”, sostiene Jarábik en un reciente análisis. “Nuestra posición es que esa negociación será ordenada, implicará menores tipos de interés y una extensión temporal de los vencimientos de la deuda existente, más que una suspensión de pagos. Eso limitará el impacto económico y financiero” del anuncio, apunta William Jackson, de la empresa de investigación Capital Economics.

La sangría de reservas para defender la grivna ha alcanzado tal nivel que el país se encuentra al borde de una crisis de balanza de pagos. Las reservas han pasado de 16.000 millones de dólares a mediados de 2014 a unos 7.000 millones en el arranque de 2015. En esas circunstancias, el banco central, que preside Valeria Gontareva, se vio obligado la semana pasada a subir los tipos de interés del 14% al 19,5% pese a su impacto negativo sobre la actividad y a dejar de defender la divisa, que acumula una depreciación de más del 50%. Una decisión “que simplemente refuerza la idea de lo vulnerable que es la posición externa de Ucrania”, asegura Jackson.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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