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Obama busca el respaldo del Congreso para continuar la lucha contra el EI

El presidente de EE UU pide poderes bélicos por tres años y con una misión limitada

Obama en la Cámara de Representantes el pasado 20 de enero.Foto: reuters_live | Vídeo: Reuters-LIVE! / EFE
Marc Bassets

El presidente Barack Obama quiere legitimar la guerra de Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI) en Siria e Irak. Obama ha pedido este miércoles al Congreso una autorización formal para usar la fuerza contra los yihadistas suníes en Oriente Medio.

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La autorización, por un periodo de tres años, incluye la posibilidad de que tropas estadounidenses participen en misiones de combate, pero no de forma permanente. Las acciones de las fuerzas armadas estadounidenses no se circunscriben a una zona geográfica definida.

La propuesta de Resolución de Poderes de Guerra conjunta para autorizar el uso de la fuerza militar (AUMF, en sus iniciales en inglés) es la primera desde que en 2002 el presidente George W. Bush buscó el apoyo del Congreso para la invasión de Irak. Un año antes, otra resolución marcó el inicio de la llamada guerra contra el terrorismo.

Desde entonces, el presidente de EE UU no había acudido al Congreso para pedir permiso para ir a la guerra. La guerra contra el EI comenzó hace medio año. Para continuar no requiere la autorización del Congreso.

La autorización otorgará a Obama una mayor legitimidad y le permitirá fijar él mismo las condiciones de su guerra
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Pero la autorización, que codifica buena parte de las acciones de los últimos meses, otorgará a Obama una mayor legitimidad y le permitirá fijar él mismo las condiciones de su guerra. También servirá para que el Congreso debata sobre las guerra del presidente demócrata.

La resolución no es una declaración de guerra. La última vez que el Congreso de EE UU aprobó, como ordena la Constitución, una declaración de guerra fue durante la Segunda Guerra Mundial.

La nueva autorización contempla la revocación de la autorización de 2002. Pero no de la de 2001, que abrió una era de guerra sin límites temporales ni geográficos que no ha terminado. El objetivo de Obama es acabar revocando la autorización de 2001.

La resolución presentada este miércoles, pendiente de los debates y el voto de los legisladores, contiene límites a la duración y alcance de la guerra contra el Estado Islámico. Su vigencia es de tres años: el sucesor de Obama en 2017 deberá buscar una nueva autorización. Y excluye “operaciones de combate terrestre a largo plazo y a gran escala como las que [Estados Unidos] ha realizado en Irak y en Afganistán”, según una carta del presidente al Congreso. “Las fuerzas locales, más que las fuerzas militares de EE UU, deberían desplegarse para realizar estas operaciones”, añade.

La resolución que Obama propone sí contempla operaciones de combate terrestres de Estados Unidos. Desde que en verano EE UU empezó a bombardear al EI, la Administración Obama ha insistido en que no enviaría tropas de combate. Al mismo tiempo, ha enviado a unos dos mil militares estadounidenses encargados de asesorar a las fuerzas armas iraquíes. No son estrictamente tropas terrestres pero, en un contexto bélico, pueden verse involucrados en combates.

En la carta al Congreso Obama circunscribe la misión de combate a la participación en operaciones de rescate de personal estadounidense o aliados, al uso de fuerzas especiales en acciones militares contra los líderes del EI y a las tareas de espionaje y de búsqueda de objetivos para la campaña aérea.

La propuesta de Obama abrirá un debate en el Congreso, no sólo entre demócratas y republicanos sino transversal. Los legisladores intervencionistas y los partidarios de una política exterior más cauta se reparten entre ambos partidos.

Uno de los argumentos en contra de la propuesta de Obama es que refuerza los poderes ejecutivos del presidente y que prolonga la presencia de EE UU en Oriente Medio más de 13 años después de los atentados del 11-S. Desde posiciones intervencionistas, la crítica apuntará a los límites que la resolución impone a la misión.

El debate puede tener consecuencias en la campaña para la sucesión de Obama en las presidenciales de 2016. Cuando en 2002 el republicano Bush pidió poderes de guerra al Congreso, decenas de demócratas votaron a favor. Entre ellos, la entonces senadora Hillary Clinton. Seis años después, el sí a la guerra de Irak fue uno de los motivos de su derrota ante Obama en la nominación del Partido Demócrata.

Desde que en 2009 llegó a la Casa Blanca, Obama ha intentado acabar con las guerras que heredó de su antecesor, George W. Bush. Pero los avances del EI han llevado a EE UU a regresar a Irak tras la retirada de 2011. EE UU seguirá en Afganistán hasta finales de 2016.

El argumento de Obama es que las autorizaciones para el uso de la fuerza adoptadas a principios de la década pasada embarcaron a EE UU en una situación de guerra perpetua. "A menos que disciplinemos nuestro pensamiento, nuestras definiciones, nuestras acciones", dijo en un discurso en 2013, "podemos vernos arrastrados a más guerras que no necesitamos luchar, y que continuemos concediendo a los presidentes poderes ilimitados más adecuados a conflictos armados tradicionales entre estados naciones".

La propuesta de Obama es un intento, el primero que el Congreso y la opinión pública debatirán a fondo, para "disciplinar", sin terminarlas, las guerras de la era posterior al 11-S.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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