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Yihadistas libios asesinan a 40 personas en tres ataques suicidas

Un grupo afín al Estado Islámico asume los atentados como réplica a la operación aérea de Egipto en su contra

Javier Casqueiro

Los terroristas yihadistas asentados desde la pasada primavera en algunas zonas del este de Libia atacaron este viernes en una acción coordinada y tres coches bomba conducidos por atacantes suicidas distintos objetivos en la villa de Al Quba, a unos 30 kilómetros de Derna, la principal ciudad que mantienen controlada grupos afines al Estado Islámico. Las autoridades estiman que el número de víctimas mortales asciende, al menos, a 40 y que podría haber unos 70 heridos. Los suicidas se han dirigido contra el edificio que alberga un cuartel de seguridad local, la casa del presidente del Parlamento reconocido internacionalmente y una gasolinera, donde había muchos clientes en la cola esperando turno.

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El atentado se ha producido a primera hora de la mañana en distintos puntos de Al Quba. La villa es la ciudad natal también del presidente del Parlamento avalado por la comunidad internacional y asentado en Tobruk, Aguila Saleh, cuya vivienda ha sido destrozada. Ha sido el propio Saleh el que primero ha ratificado luego a diversas cadenas de televisión árabes y medios locales que los terroristas estaban relacionados con el Estado Islámico y que su acción podría ser “una revancha” por el ataque aéreo del pasado lunes del Ejército de Egipto contra las poblaciones de Derna y Sirte, tras decapitar allí miembros del Estado Islámico durante el pasado fin de semana a 21 cristianos coptos de origen egipcio y mostrarlo en un terrible vídeo.

Más tarde, la rama local del Estado Islámico en la Cirenaica (este del país) reivindicó el triple atentado, aseguró que se ejecutó para “vengar la sangre de los musulmanes” fallecidos el lunes en Derna y Sirte, tras la actuación del Ejército egipcio, y se vanaglorió de haber causado tantas víctimas mortales y heridos. También publicaron una fotografía de dos supuestos combatientes encapuchados y aseguran que con sus acciones han logrado desmontar el cuartel central que utilizaba en la zona el general Jalifa Hifter, exgolpista y excolaborador del dictador Muamar el Gadafi, que ahora presta su apoyo y el de sus fuerzas armadas al Gobierno admitido internacionalmente.

Cientos de personas se concentraron, ya por la tarde, en la misma ciudad de Al Quba, para protestar contra esta deriva del Estado Islámico pero también para quemar las banderas de Estados Unidos y Reino Unido, que fueron hace cuatro años los países que lideraron la actuación de la OTAN que acabó con el derribo del régimen de Gadafi. En sus gritos demandaban una actuación firme ya y menos apuestas ambiguas por un proceso de diálogo y un futuro Gobierno de unidad entre las partes que la ONU lleva intentando fraguar hace meses sin apenas avances.

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El Gobierno de Egipto, que ha cerrado su frontera con Libia y como el de Marruecos ha cancelado los vuelos con ese país, ha sido el que con más virulencia ha pedido incluso en la ONU una intervención de la comunidad internacional para frenar el actual caos en el que vive Libia, y que se remonta en realidad a varios meses atrás, con dos Ejecutivos y dos Parlamentos. Una solución que no respaldan, sin embargo, varios países vecinos del Magreb, como Argelia, ni tampoco otras naciones occidentales, como Reino Unido o Italia.

La ONU y la Unión Europea siguen por ahora apostando por retomar la negociación que encauza el diplomático español Bernardino León y que debía reactivar este fin de semana en un lugar secreto en Libia. Esta nueva escalada de violencia ha provocado una oleada de embarcaciones repletas con inmigrantes intentando llegar a las costas de Italia, que están a unos 350 kilómetros.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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