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Portillo vuelve a Guatemala tras salir de prisión en EE UU

El expresidente fue condenado a 70 meses de cárcel por lavado de dinero

Alfonso Portillo sale este miércoles de la prisión en EE UU.
Alfonso Portillo sale este miércoles de la prisión en EE UU. EFE

El expresidente de Guatemala Alfonso Portillo Cabrera, de 63 años, volvió este miércoles a su país tras cumplir año y medio de prisión en Estados Unidos. El exmandatario se declaró culpable del delito de lavado de dinero ante un tribunal de Nueva York, que le sentenció a 70 meses de cárcel. De esa pena, Portillo cumplió año y medio, al conseguir que la condena comenzara a contar a partir de su arresto en Guatemala, en 2010.

Nada más llegar a Guatemala, Portillo ha asegurado en una multitudinaria y caótica rueda de prensa estar feliz de regresar a su tierra: "Regreso como el hijo pródigo". Ha anunciado que su compromiso es con el país: "El país no va bien. Es necesario y urgente un cambio de rumbo. Entre los candidatos no hay una sola propuesta de reformas que permitan erradicar el contrabando o para sacar a las mafias enquistadas en el Estado". 

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Portillo fue extraditado a Estados Unidos en mayo de 2013. Allí admitió ante el juez de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, Robert Patterson, haber utilizado bancos estadounidenses para lavar 2,5 millones de dólares. El dinero procedía de los sobornos pagados por el Gobierno de Taiwán a Guatemala para que el país centroamericano mantuviera su reconocimiento diplomático a la isla. Portillo y sus abogados lograron que la justicia norteamericana reconociera los 52 meses que el exdirigente había permanecido detenido en Guatemala, mientras se tramitaba su extradición, por lo que su encarcelamiento se redujo a un año y medio.

No es la única mancha en la trayectoria de Portillo. En los años 80 mató a dos estudiantes de Chilpancingo, en el Estado mexicano de Guerrero, tras una noche de borrachera. Huyó y nunca fue juzgado. De su gestión como presidente logró que los tribunales guatemaltecos lo declararan inocente del desvío de 120 millones de quetzales (casi 16 millones de dólares), que habría malversado con la complicidad, entre otros militares de alto rango, del general Enrique Ríos Sosa, hijo del golpista Ríos Montt.

Grupos de simpatizantes de Portillo realizaron actos festivos en ciudades y poblaciones
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El exmandatario ha reiterado que su prioridad no es buscar algún cargo de elección popular en las elecciones generales de septiembre, pero sí promocionar la integración de un frente amplio para garantizar que las futuras generaciones puedan vivir en un país con igualdad de oportunidades: "Cada uno de nosotros tiene su grado de responsabilidad en la debacle que está viviendo el país. Pero si todos asumimos con valentía nuestro papel, este país puede caminar".

Desde la víspera de su llegada, grupos de simpatizantes de Portillo realizaron actos festivos en ciudades y poblaciones. Decenas de autobuses y coches particulares se dirigieron a la capital guatemalteca para dar la bienvenida al exmandatario. La hemeroteca puede explicar esta gran acogida por parte de la población. Durante la gestión de Portillo (de 2000 a 2004), se subió el salario mínimo de los trabajadores y se mantuvo el precio de los productos alimentarios. Su Gobierno enfrentó también a oligopolios como el del azúcar, cemento o pollo, al abrir las puertas a la importación. Además, la Unidad de Acción Sindical y Popular de Guatemala lo definió como el único mandatario que se preocupó realmente por los sectores populares y “plantó cara a la todopoderosa patronal”.

El arzobispo primado de Guatemala, Julio Vian, en declaraciones a la prensa local al finalizar la misa del pasado domingo, señaló que en Guatemala “no hay memoria histórica”. “Su vida [de Portillo] no es un secreto. Reconoció que había robado. El pueblo tendría que analizar todo eso”, dijo Vian. El conservador diario Prensa Libre decía en un editorial: “El Gobierno de Portillo se caracterizó por numerosos actos de abuso de autoridad, tráfico de influencias y abandono de las promesas electorales, aunque se preocupó de mantener una buena imagen entre los más desfavorecidos”.

Su retorno ha generado una expectativa política dentro del ambiente electoral, ante el caudal de votos que Portillo, el único presidente latinoamericano extraditado, juzgado y encarcelado en EE UU, puede sin embargo, aportar a su causa.

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